ECONOMÍA

Analistas sostienen que los desequilibrios macroeconómicos dificultan la inversión en el país

El inminente fin de la política monetaria laxa que lleva adelante Estados Unidos, junto con la moderación en los precios de los commodities inducida por la desaceleración en el ritmo de crecimiento de China, plantea un nuevo desafío para las economías latinoamericanas. Los países con mejores fundamentos macroeconómicos se han preparado de diferente manera para captar una porción mayor de los flujos de capitales que se dirigen hacia las economías emergentes, que si bien se han moderado, no dejan de ser altos en términos históricos y con indicios de repuntar en las últimas semanas. Pero, según coinciden los analistas, la Argentina presenta desequilibrios macroeconómicos y un clima de negocios que dificulta la inversión, en momentos en que el país muestra cuellos de botella productivos y de infraestructura y sed de divisas.

De hecho, en el acumulado de 2013, los ingresos netos por inversiones directas de no residentes alcanzaron u$s 2.307 millones, una caída interanual de un 34%, según datos del BCRA, en un año en que las reservas perdieron u$s 12.691 millones.

El dato es relevante porque el Institute of International Finance (IIF) estimó que en marzo los flujos de capital se frenaron en cierta medida por un cambio en las expectativas del mercado hacia un endurecimiento de política de la Fed, ya que el índice bursátil de mercados emergentes MSCI cayó 1,3% mensual. Pero por el lado de los flujos de deuda, en el mismo mes disminuyó la aversión al riesgo global (en marzo se emitieron u$s 40 mil millones en bonos) lo que contribuyó a las entradas positivas de capitales.

Así fue que, según el IIF, los flujos hacia las economías emergentes se recuperaron en marzo, ya que recibieron u$s 39 mil millones de inversores globales, frente a los u$s 25 mil millones de febrero y los u$s 5 mil millones de enero pasado, principalmente atraídos por India, Indonesia y Sudáfrica. En este contexto, los países de América latina están preparados de forma diferente para recibir los capitales.

“Las respuestas políticas a la evolución de las condiciones mundiales han variado, lo que refleja las diferencias en la calidad de las políticas, los fundamentos macroeconómicos subyacentes y el grado general de las economías de la preparación para tiempos de escasez”, indicó el IIF en un informe del mes pasado sobre la región.

Para el IIF, los principales riesgos a observar en Argentina son: en cuanto a los litigios de deuda con los holdouts es la dificultad para cumplir con los pagos de la deuda reestructurada; respecto de la renuencia a ajustar la política fiscal, la creciente presión sobre el peso y el balance de pagos, y en cuanto a la estanflación, una intensificación de la agitación social. El Ieral de la Fundación Mediterránea coincidió al indicar en un informe que Argentina cuenta “con severos desequilibrios macroeconómicos, con una dinámica que derivó en la significativa caída de las reservas externas”. Al comparar el ratio reservas/PBI para fines de 2013, en Perú las reservas representan el 31% del PBI; en Uruguay, 28%; en Mejico, 19%; en Brasil, 16%; en Chile, 14%; en Colombia, 13%, mientras que en Argentina, algo por encima de 5 por ciento.

“Se observan en América latina grupos bien definidos: los países de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, Méjico y Perú) que han abierto sus economías al comercio exterior combinando políticas mixtas; luego, Brasil con un sólido balance externo pero poco margen para la implementación de políticas anticíclicas y, por otro lado, países como la Argentina, que deben lidiar simultáneamente con desequilibrios fiscales y externos”, indicó un informe del Ieral.

En la misma línea, un informe del Grupo Coface, que ofrece seguro de crédito a nivel mundial, mide el entorno empresarial tomando en cuenta el gobierno corporativo para estimar el riesgo país, tanto macroeconómico como financiero.

Según una encuesta que realiza a empresas de todo el globo en 2013, Argentina se encuentra en el grupo de los países (junto con Paraguay, Camerún y Mongolia) con un clima de negocios “muy difícil”, aunque indica que “el clima de negocios no parece estar obstaculizando la plena explotación de su potencial de crecimiento” (como sucede en Venezuela, Ucrania, Pakistán y Haití).

Y es común escuchar entre las empresas inversoras la queja por la imposibilidad de girar dividendos a las casas matrices. Y entre los inversores, las dificultades para retirar el dinero en medio del cepo cambiario. Según el Ieral, los países de la Alianza del Pacífico implementaron sistemas creíbles de metas de inflación y políticas fiscales prudentes. Asimismo, regímenes de flotación cambiaria (especialmente en Chile y Méjico) que les permite absorber gran parte del impacto de la volatilidad de los términos de intercambio y de las condiciones del financiamiento internacional. Estos países también son los que mayor número de tratados de libre comercio han firmado (encima de 40 frente a los menos de 10 en el Mercosur) y tanto sus exportaciones como su tasa de inversión fija en términos del PBI son las más altas de la región.

Fuente: Cronista.com