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¿Cómo funciona un pool de siembra?

El gobierno y el campo no logran ponerse de acuerdo en casi nada, y por eso la protesta de los productores se extendió por más de veinte días, pero ambos sectores coinciden en definir a un enemigo en común: los grandes pooles de siembra.

Se los acusa de concentrar la propiedad de la tierra y elevar su precio (expulsando a los pequeños y medianos productores del negocio), explotar a los contratistas y proveedores de servicios y atentar contra la sustentabilidad ambiental (por no cumplir con las rotaciones y sembrar siempre soja).

¿Qué es un pool de siembra?

Un pool de siembra es una forma de maximizar el negocio agropecuario a través del aumento de la escala agropecuaria, explica un informe que elaboró Aacrea (Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola).

Pool significa "polla" o "colecta". Básicamente, es un "chanchito" o "vaquita" que conforman inversores para sembrar y cosechar granos en un período determinado (en general, estos fondos se arman y desarman cada año). El resultado de la cosecha se reparte entre los inversores de acuerdo con el porcentaje aportado.

¿Quiénes invierten?

Es cierto que muchos de los que ponen la plata, en su vida pisaron un campo. Y está claro que también hay capitales extranjeros que juegan fuerte en este negocio. Pero además participan pequeños, medianos y grandes inversores de las ciudades que quieren "poner a trabajar" sus ahorros, y así quedarse con una rentabilidad que supere la inflación.

Hace algunos años, un trabajo del Departamento de Finanzas Rurales del Inta explicaba que un pool de siembra se estructura a partir de un organizador que propone un esquema de siembra y se lo ofrece a potenciales inversores. La tierra se arrienda y se contratarán los servicios de siembra, fumigación y cosecha.

En los meses previos a la siembra de los granos gruesos, en Internet se multiplican los avisos: "Pool de siembra zona núcleo (provincia de Buenos Aires), arrendamiento de 250 hectáreas (85 de maíz y 165 de soja), cuota mínima 30.000 pesos, seguro multirriesgo (granizo, sequía, incendio, etcétera), aspecto legal: fideicomiso agropecuario", ofrecía una propuesta de inversión, para la campaña 2007/8, en la página web de una conocida consultora del sector.

La cantidad de hectáreas arrendadas varían según las regiones productivas (no es lo mismo 300 hectáreas en Venado Tuerto que en Gobernador Crespo) y el tamaño del pool de siembra. Pero hay una constante. Se suele emplear a ingenieros agrónomos de punta, hay más peso específico para pelear los precios de los insumos y servicios, y se contratan seguros multirriesgo para hacer más previsible la inversión.

Organizarse como un pool de siembra ofrece varias ventajas. Las principales son que permite el aumento de la escala (y sobre todo del poder de negociación), constituye una fuente interesante de recursos para el sector agropecuario y hace más eficiente el uso de los factores (al aumentar la producción y disminuir los costos), señala el trabajo que realizaron los licenciados Nicolás Dalmau, Gabriel Delgado y Santiago Casiraghi, del área de Finanzas Rurales del Inta.

Del otro lado están los pequeños y medianos productores que sienten comprometida su propia competitividad. La semana pasada, el productor Raúl Fillipa (de Ramayón) le decía a Campolitoral: "¿Te parece que yo con 45 años tenga que dejarle mi campo a los pool de siembra? Este proceso termina expulsando a nuestros hijos de los campos".

¿Cuánto crecieron?

Es difícil saber la cantidad de hectáreas que se trabajan bajo esta forma de organización agroempresaria. Hace dos años, en el informe realizado por Aacrea, se estimaba que la superficie se había quintuplicado (de 400.000 hectáreas en 1997, a 2 millones en el 2002), pero hacen falta datos más actualizados.

También es importante diferenciar los pooles de siembra de las grandes empresas agropecuarias que se dedican de lleno a este negocio, como Los Grobo (130.000 hectáreas), Adecoagro (es la empresa del magnate George Soros que tiene 225.000 hectáreas en Argentina, Uruguay y Brasil), o El Tejar (trabaja más de 150.000 hectáreas en estos países).

Los pooles de siembra arrancaron a principios de los noventa. Al comienzo sólo integraban a productores agropecuarios que querían ganar escala. Con el boom del campo (y el alza en las cotizaciones internacionales de los granos) se transformaron en una alternativa cada vez más atrayente para el resto de los inversores. En los últimos años, se refinó el marco legal y su seguridad jurídica a través de la figura del fideicomiso. (CAMPO LITORAL)