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Crean un tejido tecnológico que genera electricidad

Ni baterías, ni pilas, ni cargadores. En un futuro ya no se necesitará más que una remera para proveer de energía a los aparatos pequeños como celulares y mp3.

Un grupo de científicos del Instituto de Tecnología de Georgia, en EEUU, está trabajando en un sistema para fabricar tejidos que generan electricidad cuando los estiramos, friccionamos o, simplemente, si son movidos por el viento. Así de fácil.

El estudio, que publica la revista Nature en su última edición, se basa en el conocido efecto piezoléctrico, que ahora es redescubierto en numerosos proyectos para generar energías limpias.

Los japoneses, como siempre, no se quedan atrás. Los científicos de ese país están investigando la efectividad de alfombras que transforman la presión de las pisadas de los millones de viajeros que circulan en ellos por estaciones y andenes en electricidad utilizable.

En tanto, el equipo del Instituto de Tecnología de Georgia, liderado por el profesor Zhong Lin Wang, cubrió fibras de tejido con nanocables de óxido de zinc, que son 1.800 veces más finos que un cabello humano. Después alternaron estas fibras con otras recubiertas de oro. Y comprobaron que la fricción de ambas genera una carga piezoléctrica, que luego es trasladada a un circuito.

El equipo de investigadores calcula que un metro cuadrado de ese material puede generar unos 80 miliwatios de electricidad, cantidad suficiente para recargar un aparato chico, como un reproductor de mp3.

Aunque parezca un recurso sólo destinado a excéntricos, sus características demuestran que en un futuro no tendrá porqué serlo, ya que prácticamente no habrá diferencias visibles o al tacto con la ropa de todos los días. Las prendas fabricadas con este material no serán más pesadas que las habituales y para generar energía no hará falta hacer nada especial: sólo llevarla, moverse y respirar.

Tejido multifunción

El tejido tecnológico tendrá las más variadas funciones, ya que podrá usarse también para fabricar cortinas o estructuras como carpas, que generen electricidad al captar el movimiento del viento o la vibración del sonido.

Además, tendrá numerosas aplicaciones en el campo militar –no es casualidad: el estudio estuvo financiado en parte por el gobierno estadounidense - y podrá usarse para recargar sensores químicos o de gas.

A no entusiasmarse aún. Los investigadores del Instituto Tecnológico de Georgia creen que la ropa cubierta con nanocables tardará un tiempo considerable en llegar al mercado.

"Harán falta cinco años o más" reconoció el profesor Wang. "Todavía hay muchos retos que superar", afirmó. Entre ellos se encuentra el de conseguir un precio aceptable para los tejidos. El equipo considera que eso podría solucionarse cambiando el recubierto de oro por otros metales más baratos, que podrían funcionar igualmente bien como conductores.

No obstante, el principal problema es, sin embargo, el agua. Los nanocables de óxido de zinc no se pueden mojar, así que la camiseta generadora de energía quedaría inservible tras el primer enjuague. Y sino, habría que usarla sin lavarla, lo que no es muy recomendable.

"Estamos desarrollando estrategias para resolver este problema y estamos seguros de que encontraremos una buena solución", prometió Wang. (CLARÍN)