MANAGEMENT

Funcionarios públicos, los peores enemigos del emprendedor

Decidirse por una aventura empresarial no es asunto sencillo. El emprendedor debe estar dispuesto a renunciar a la seguridad de su empleo para enfrentarse a una serie de nuevos desafíos de negocios y personales.

A la hora de decidir, el potencial emprendedor pone sobre la balanza una serie de factores: ¿tengo bien definido el negocio que quiero emprender? ¿Estoy seguro de poseer las habilidades necesarias para el éxito? ¿Tengo la red de contactos indicada? ¿Tengo los ahorros suficientes para vivir hasta que el proyecto madure? ¿Me brinda el Estado alguna asistencia?

A medida que las respuestas negativas se van acumulando sobre la balanza, la decisión se inclina hacia el "mejor me quedo con mi empleo en relación de dependencia". Así se explica que, si bien prácticamente todos hemos soñado alguna vez con un proyecto propio, finalmente son relativamente pocos los que se atreven a intentarlo.

Ahora bien, analicemos en mayor detalle el último interrogante: el impacto del Estado sobre la actividad emprendedora.

Lo cierto es que, en muchos casos, el gobierno es un obstáculo para el entrepreneurship. Principalmente, en los países donde registrar una nueva sociedad implica largos trámites (e incluso la necesidad de pagar sobornos).

De esta forma, el Estado actúa como un poderoso factor de disuasión sobre la decisión de emprender un proyecto personal. Y, en última instancia, el país en su conjunto es el principal perdedor. Menos entrepreneurship significa menos inversión, menos creación de puestos de trabajo y menos dinamismo de la economía.

En este marco, dos investigadores de Wharton descubrieron que existe una medida relativamente sencilla de gran impacto positivo para la actividad emprendedora: la digitalización de los trámites para abrir una empresa.

Un análisis en profundidad entre 84 países demostró que existen enormes diferencias entre la tasa de nuevos proyectos en naciones que ofrecen la posibilidad de realizar los trámites por Internet en relación con aquellos donde reina la burocracia.

Las estadísticas señalan que los países desarrollados ostentan una tasa de entrepreneurship superior a las naciones pobres. En parte, esta diferencia se explica por factores sociales, económicos y culturales. No obstante, la aplicación de técnicas econométricas señaló que el factor de mayor peso es la sencillez con la que puede abrirse un negocio.

Así, existen países pobres donde la posibilidad de crear el negocio por Internet les otorga una tasa de nuevos proyectos superior a aquella de naciones desarrolladas donde sigue primando la burocracia.

Incluso, advierten los investigadores, la digitalización de los trámites tiene un enorme impacto de corto plazo. Guatemala, Sri Lanka y Jordania (que no son precisamente países desarrollados) registraron un incremento del 20 por ciento en la cantidad de emprendimientos desde que implementaron un sistema electrónico de registro.

Incluso, la cantidad de negocios empezó a crecer desde el momento en que se anunció el nuevo sistema, mucho antes de que fuera efectivamente implementado.

En definitiva, los emprendedores ya tienen bastantes problemas como para que el gobierno siga cargando piedras sobre sus espaldas. Así, cuando uno todavía no sabe cómo financiar el proyecto y debe enfrentarse a otras decenas de interrogantes, dedicar largas horas en hacer colas y completar formularios puede ser suficiente como para terminar diciendo: "No, gracias. Mejor me quedo con mi actual trabajo".

Así, ¿cuántas potenciales Google habrán quedado en el camino por culpa de la burocracia? ¿Cuántas compañías que habrían revolucionado mercados jamás han llegado a existir? Nunca lo sabremos... (IECO)