Japón lucha contra un colapso financiero

La gente está vendiendo acciones en Japón porque nadie sabe la extensión del daño hasta el momento y los costos de reconstrucción serán probablemente enormes”, arriesgaba ayer en Londres un analista del Lloyds Bank.

El desastre sísmico en Japón se hizo sentir ayer en la plaza financiera. La Bolsa de Tokio cerró con un descenso de 6,18%, que fue el más profundo registrado desde 2008 hasta hoy, a pesar de los esfuerzos que el gobierno de ese país había adelantado que haría para recomponer la confianza.

En un día sin indicadores macro relevantes, el tsunami financiero tuvo eco tanto en Estados Unidos, donde los indicadores cerraron caídas cercanas al 0,5%, como en Europa, Latinoamérica y el resto de Asia. Las acciones europeas, por su parte, cerraron en su nivel más bajo de los últimos tres meses (el índice FTSEurofirst 300 cayó 1,12%).

Al cierre de esta edición, los futuros del Nikkei hacían aún más profundo el hundimiento con una pérdida del 1,6%.

El Banco de Japón ya había anunciado que estaba dispuesto a ejecutar una multimillonaria inyección con tal de que la actividad de ese país no se resintiera. Fue, finalmente, mucho más agresivo de lo que había sugerido y llegó a inyectar al sistema financiero un récord de u$s 183.000 millones, cinco veces la liquidez que volcó tras el colapso de Lehman en 2008. A su vez, la entidad duplicó el tamaño de su programa de compra de activos para llevarlo hasta los 10 billones de yenes. La medida no alcanzó a evitar un derrumbe generalizado. Para la rueda de hoy, el banco central ya anunció que volcará otros u$s 60.000 millones.

Los inversores temen aún por los costos que deban pagarse ante la catástrofe. El sismo destruyó carreteras y vías férreas, plantas de energía y puertos, y todavía aparece como una incógnita el alcance que pueda tener la explosión que se registró en la planta nuclear. Los especialistas ya se animaron a calcular el desastre en los u$s 180.000 millones.

Frente a semejante incertidumbre, los precios del oro subieron y recuperaron parte de las pérdidas de la semana pasada. La onza al contado pasó de u$s 1.417,7 a u$s 1.422,65.

“Las compras de refugio claramente parecen disparar los precios del lingote y ése sería el caso hasta que Japón y el mundo cuantifiquen las pérdidas”, contó el analista de Richcomm Global Services, Pradeep Unni. Y arriesgaba que, dado que “la demanda de inversión aumentaría

en las próximas sesiones, el oro muy seguramente alcance nuevos máximos. La inyección anunciada por el gobierno de Japón tampoco sirvió de mucho para suavizar la fortaleza del yen. Sucede que actualmente las aseguradoras y empresas japonesas están repatriando sus fondos para ayudar a pagar por los reclamos y costos de reconstrucción, lo que le da impulso a la moneda, al menos en el corto plazo.

El dólar cayó ayer hasta los 80,60 yenes, cerca de su nivel más bajo frente a esa moneda de 79,75 yenes alcanzado en 1995.

Con todo, los analistas advierten sobre el riesgo de hacer apuestas agresivas a la fortaleza del yen, porque consideraban que la moneda muy posiblemente se vea bajo presión en el mediano a largo plazo. Esto se debe a que el Banco de Japón mantendría por más tiempo su política de alivio monetario para estimular la recuperación de la economía. “Las autoridades japonesas también podrían intervenir para debilitar el yen a fin de proteger a los exportadores”, razonan.

Más allá de que se presume que Japón enfrentará grandes costos económicos, las calificadoras de riesgo Moody’s y Standard and Poor’s aseguraron ayer que no esperan ningún efecto sobre las notas de la deuda del país. Antes del terremoto, Japón ya tenía una deuda pública que duplicaba su economía (tiene un valor de u$s 5 billones de dólares). Una estimación inicial del Credit Suisse calculó el costo del desastre entre los u$s 171.000 y los 183.000 millones (ver contratapa). Los analistas explican que la reacción que muestre el mercado de bonos japonés en las próximas semanas frente a la nuevas emisiones será “crucial”.

(El Cronista)