Macron y Le Pen pasaron al balotaje: el liberal es ahora amplio favorito

Francia vivió ayer una nueva revolución: el centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen clasificaron para la segunda vuelta presidencial del 7 de mayo, lo que dejó fuera del Palacio del Elíseo, por primera vez desde 1958, a las dos grandes familias de la política tradicional: socialistas y conservadores.

Con más del 96% de los votos escrutados, el candidato de ¡En Marcha!, obtenía el 23,91%, seguido por la abanderada del Frente Nacional (FN) con el 21,42%. Muy cerca quedaban el conservador François Fillon (19,94%) y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon (19,54%). El desempeño del representante del oficialismo socialista, Benoît Hamon, resultó una humillación histórica: 6,35%.

"Los franceses expresaron su deseo de renovación", aseguró el exministro de Economía de François Hollande, que con sus 39 años podría convertirse en el presidente más joven del país, a sus simpatizantes reunidos en el cuartel general ubicado en la Puerta de Versalles de esta ciudad.

"El gran debate tendrá lugar finalmente. Los franceses deben aprovechar esta oportunidad histórica", afirmó Le Pen, por su parte, desde su feudo electoral de Hénin-Beaumont (norte). La opción, para ella, será entre "la globalización salvaje y una Francia con fronteras fuertes".

Los comicios para el 7 de mayo se presentan favorables para el liberal Macron, que se beneficiará del antagonismo que representa frente a su resistida rival, un dato clave para Francia y para su rol hacia el mundo. Muestra de ello fue el respaldo inmediato que recibió Macron del resto de sus competidores, con Fillon y Hamon a la cabeza. Según un sondeo de Ipsos Steria, realizado tras los primeros resultados, Macron tiene el 62% de la intención de voto de cara al balotaje.

Se espera, además, que el propio presidente Hollande salga a pedir el voto por su exministro. "Prefiero ser sucedido por un hombre", dijo hace algunas semanas el mandatario socialista, en abierto rechazo a la ultraderechista.

"No hay forma de que gane Le Pen. Como mucho, puede llegar a tener un 40% de los votos en el balotaje, y eso ya sería un terremoto. El 58% de los franceses cree que el Frente Nacional pone en peligro a la democracia. Ese partido está más fuerte que nunca, pero sigue estando solo, sin ningún posible compañero de coalición", explicó a este diario Jean-Yves Camus, periodista y politólogo experto en extrema derecha.

Si todo marcha como se prevé y el triunfo de Macron se concreta, la pregunta ahora es cuál será la mayoría parlamentaria de la que dispondrá el próximo mandatario, una respuesta para la que habrá que esperar hasta las legislativas del 11 y el 18 de junio.

"Después de la elección presidencial, tendremos las legislativas. Sin duda mostrarán un debilitamiento de los partidos tradicionales, principalmente de los socialistas y los conservadores. El FN probablemente obtendrá muchos nuevos diputados y el partido de Macron traerá muchas caras nuevas en los bancos de la Asamblea Nacional", explicó Marc-Olivier Padis, director ejecutivo del "think tank" Terra Nova, basado en París, a este diario.

"Los partidos tradicionales no pudieron abrir su organización a nuevos miembros y nuevas ideas. No fueron capaces de manejar rivalidades personales y divisiones ideológicas, especialmente en temas europeos. La mayoría de los miembros elegidos de estos partidos estaban más interesados su situación local, como los alcaldes o presidente de una región, por ejemplo, que por el destino de su partido. Tampoco notaron ni tomaron en serio el sentimiento antiestablishment que está creciendo en Francia, así como en toda Europa. Esta ola de populismo es resultado de la crisis financiera de 2008 y sus consecuencias desastrosas sobre el empleo y los salarios", reforzó Pados.

Comenzaron ahora dos semanas de campaña intensa, en la que los dos modelos opuestos se sacarán chispas, una batalla que tal vez encuentre su mejor antecedente en lo que fue la previa del "brexit", el referendo que derivó en la salida de Reino Unido del bloque. Será una guerra de antónimos: proteccionismo contra libre comercio cierre de fronteras contra apertura, Europa contra aislamiento. Solo que en el caso de Francia no parece haber lugar para sorpresas.

Fuente: Ambito