Por suba de precios de autos vuelve reclamo por Impuesto Interno

El fuerte aumento de los precios de los autos en los últimos dos meses está complicando al sector automotor. Sólo en mayo se incrementaron 9% en promedio y acumulan una suba de más de 20% desde comienzo de año. Todo motivado por el salto del dólar. Ante esta situación, los problemas se multiplican. La más afectada es la demanda, especialmente en el segmento de los modelos chicos o medianos. Por primera vez, en muchos meses, las ventas muestran números en baja respecto a la comparación interanual. Pero no es sólo eso. También hay problemas en los vehículos más caros.

A comienzo de año, el Gobierno eliminó el Impuesto Interno para los 0 km con un precio de fábrica o distribuidor de menos de entre $380.000 y $900.000 que tenían una alícuota de 10%. Por debajo del valor más bajo no pagaban. Pero mantuvo el gravamen para los vehículos por arriba de ese precio, considerados de lujo o alta gama. En ese caso, la alícuota a pagar era de 20%. Con los últimos aumentos hay muchos modelos que hasta ahora no pagaban, pero quedaron al borde de hacerlo. Dentro de ese pelotón, hay dos vehículos de producción nacional: la SW4 de Toyota y el utilitario Vito de Mercedes-Benz.

Es por eso que en la asociación que agrupa a las terminales (ADEFA) están analizando pedirle al Gobierno que suba la escala para evitar que estos modelos tengan una mayor carga impositiva. Ayer se reunieron en la entidad para tratar el tema. Falta definir el porcentaje de aumento que necesitan para que estos modelos no queden afectados. En teoría, la revisión de la escala se debería hacer a fin de año, tal como quedó planteado en diciembre pasado, pero nadie esperaba que los precios se dispararan como en las últimas semanas. Las empresas buscan que la modificación se haga a partir de julio. En el Gobierno saben que llegará un reclamo, pero no dieron ninguna señal respecto a si tendrá consenso el pedido. El secretario de Industria, Fernando Grasso, esperá a que las terminales hagan un pedido concreto por un porcentaje definido. Después se verá. En medio de tanto reclamo fiscal, aliviar la carga impositiva a autos de este valor no parece una medida indiferente. El problema es que, al afectar a modelos de producción nacional, una menor demanda tendría repercusión en la producción. Más allá del impacto en número, se cuestiona la decisión de castigar con un impuesto más a lo que se fabrica en el país.

Hasta el momento, las automotrices están regulando los aumentos para no caer en el tributo. Los $900.000, antes de impuestos, equivalen a cerca de $1.300.000 de precio al público. En el caso del modelo de Toyota hay dos versiones en zona crítica. La SRX Automática y la Diamond que cuestan $1.212.500 y $1.260.400 respectivamente. En el caso del Vito, hay varias versiones próximas a la escala y, como la lista se expresa en dólares, la situación es delicada.

Es cierto que la medida afecta a un segmento de precios muy altos, pero para las empresas involucradas no es un tema menor. Por la forma en que se calcula este impuesto, la tasa del 20% implica un aumento de precio al público de 25%. De esta manera, si un modelo comienza a incluirlo, implica la caída abrupta de la demanda. Sale, prácticamente, del mercado. Por eso, prefieren perder rentabilidad, manteniendo el precio, que aumentándolo y perder ventas. Un caso que se vio estos días fue el de Honda. El modelo CR-V pasó de aparecer en dólares en la lista oficial para hacerlo en pesos. Con el aumento del tipo de cambio, si se convertía la moneda extranjera al peso local, quedaba impactado. Al pasarlo a pesos, la terminal le quitó el "efecto dólar". Esta es la situación de muchos modelos importados. Si no se ajusta la escala, comenzarán a desaparecer de la oferta de los distribuidores o quedarán para ser comprados "a pedido" para clientes que estén dispuestos a pagar la diferencia.

Fuente: Ambito