Proveedores piden reducir plazos de pago y los comercios ya sienten el faltante de mercadería

En las góndolas de algunas cadenas de supermercados, desde hace unos días, faltan productos. Casualmente desde los días en los que el dólar parecía trepar sin freno. Son dos las razones principales que explican esta situación. La primera tiene que ver con que hay problemas de caja, se cortó el circuito financiero y los proveedores ya no aceptan pagos a 120 días. Las cadenas se mal acostumbraron y tardan entre 30 días y 4 meses para pagar la mercadería que llena sus góndolas. Y la otra razón fundamental, es que en épocas de subas de precios, para disimularlo, las empresas achican envases. Justamente, hoy se encuentran en pleno recambio.

El faltante de efectivo en las grandes cadenas de supermercados es tal, que en una sucursal de una importante ciudad, durante un día sólo, se hizo sólo $1.000 de caja. El resto fueron todas compras realizadas con tarjeta de débito y en su mayoría de crédito. Esta falta de dinero circulante dificulta los acuerdos. Algo que no pasaba hace un tiempo, tal es así que algunos hipermercados y autoservicios habían decidido permitir la entrega de dinero en efectivo, a través de acuerdos con tarjetas. Esto les permitía reducir los servicios de transporte de caudales que contrataban. Ahora la situación es diferente y los clientes prefieren financiar sus compras, en cuotas y con tarjeta, para poder llegar a fin de mes.

Los proveedores se pusieron firmes y reclaman rever los acuerdos de pago y varios sólo están entregando contra pago. Mientras esto ocurre, estrenan estrategias para reducir el tamaño de los productos, una modalidad ya conocida. Basta pensar en los dentífricos que comenzaron siendo de 120 gramos, luego bajaron a 90, después a 70 y algunas cadenas aseguran que, en breve, se verán de 60 gramos. En la categoría galletitas, pasa muy seguido. Por lo bajo, en estricto off the récord, confiesan que algunas marcas de jabón líquido no entregan producto porque están reduciendo los packaging.

Mientras proveedores y cadenas resuelven sus problemas, los consumidores comienzan a mirar con lupa cada producto que compran. Los clientes comparan precios, ya no les temen a las marcas propias y no sólo se animan a las segundas marcas, sino que van por las terceras. Fernando Moiguer, de Compañía de Negocios, analiza los cambios. "Hay un gran potencial para las segundas marcas que invierten en branding, tienen más chance porque no dan percepción de ajuste y pobreza. Mientras surgen las terceras marcas, que no invierten en publicidad y pueden ofrecer un precio un 25% menor al de una primera marca y un 15% menos que una segunda marca. Son las más económicas y las que se pueden encontrar abajo de todo en las góndolas".

Según Kantar World Pannel, en el primer trimestre, las marcas de bajo precio crecieron un 3% y ya representan el 20% de la compra, mientras que las primeras marcas y las propias cayeron un 1 por ciento. En algunas provincias del país, como Rosario, Córdoba, Mendoza y Tucumán, la compra de productos de bajo costo es mayor que en otras provincias.

Fuente: Diario BAE