Renault y Mercedes Benz postergar inversiones

En medio de un contexto económico alarmante, es difícil decidir expandirse. Eso es lo que está sucediendo en el sector automotor, que tiene a la mayoría de las plantas paradas y con el personal suspendido.

El derrumbe del mercado interno, sumado a la caída de las exportaciones por la aplicación de las retenciones, hace que se deba pensar dos veces cada movimiento. Es por eso que algunos anuncios de inversión realizados están pendiendo de un hilo. Un ejemplo es lo que sucede con el proyecto conjunto de producción de pick-up, en Córdoba, por parte de Renault y Mercedes-Benz, en asociación con Nissan.

El modelo Frontier de la automotriz japonesa ya salió a la venta el año pasado, cuando el panorama no era tan desalentador. El problema está centrado en la Alaskan de la marca francesa y la Clase X de la alemana. La primera tenía fecha de inicio de producción en 2018, mientras que la otra para comienzos de este año. Esas fechas fueron postergadas, el año pasado, “hasta nuevo aviso”. La última información que se conocía era que durante marzo se iba a definir el nuevo cronograma. Sin embargo, la profundización de la crisis sumada a diferencias entre los tres socios obligó a postergar otra vez la definición.

Fuentes de una de las empresas aseguraron ayer a Ámbito Financiero que esa decisión se pasó para abril. La preocupación es que, ante tantas cancelaciones, cada vez es más incierto el futuro del proyecto, más teniendo en cuenta que las perspectivas económicas (y políticas) no son optimistas.

El anuncio realizado hace cuatro años consistía en la producción conjunta de tres modelos de pick-up. La planta elegida era la de Renault en Córdoba. Nissan -integrante de una alianza a nivel mundial con la automotriz francesa y con larga experiencia en ese segmento- era la principal aportante de los u$s600 millones que demandaba el proyecto. Mercedes-Benz se sumaba a la iniciativa fabricando su modelo Clase X, aprovechando la tendencia de la Argentina de especializarse en este tipo de productos con exponente como Toyota Hilux, VW Amarok y Ford Ranger. Originalmente, la expectativa de producción era de 70.000 unidades anuales, con cerca de la mitad para la Nissan y el resto a repartirse entre las otras dos marcas.

Si bien es cierto que la causa de la postergación tiene que ver con la crisis económica del país, también hay otro motivo que implica a la negociación entre las tres empresas. El proyecto está comandado por Nissan. En ese acuerdo, la marca japonesa, que tiene el “know how” en materia de pick-up, era la encargada de fabricar los vehículos para las otras dos marcas que pagarían por la cantidad de unidades demandadas.

Todo iba bien hasta la fuerte devaluación del año pasado. Con la suba del dólar, se produjo un cortocircuito entre las partes ya que los valores discutidos hasta entonces fueron alterados por el derrumbe del peso. Renault y MB le pagan a Nissan para que produzca sus pick-up. Desde entonces no hay acuerdo sobre el precio por unidad. Estas dos marcas pretendían que Nissan entendiera los cambios producidos por la situación cambiaria, pero, al parecer, no tuvieron buena respuesta.

El valor que se hablaba durante el año pasado era de unos u$s25.000 por unidad. Incluso, desde una de las dos empresas dieron a entender que Nissan había subido sus pretensiones. Es bueno recordar las declaraciones de José Luis Valls, presidente de Nissan Latinoamérica, durante el Salón de Detroit de enero pasado. Señaló que estaba aguardando “los pedidos” de producción por parte de Renault y Mercedes-Benz.

En diálogo con el sitio especializado Autoblog, remarcó que “los costos de la planta (de Córdoba) los está sosteniendo la Frontier” y aclaró que el ideal es que la línea de Santa Isabel esté operando al máximo de su capacidad, con las pick-up de las otras marcas, y no a media máquina.

En el último encuentro tripartito de alto nivel se había fijado para ayer una reunión cumbre para decidir la nueva fecha de producción que ahora fue pasada para abril. El problema es el contexto. En el caso de Mercedes-Benz, por tratarse de una marca premium, su pick-up podría encontrar un público interesado en su modelo, aún en tiempo de crisis. Por ser de alta gama, no compite con los modelos ya conocidos en el mercado, lo cual le da una ventaja comparativa.

De todas maneras, si los volúmenes de venta son bajos, hay que tener en cuenta que el modelo se produce ya en España. En tanto, la Alaskan de Renault (marca sin experiencia en pick-up) tiene que pelear entre pesos pesados. Con un mercado derrumbado, salir a querer posicionar un modelo parece una aventura difícil. Más teniendo en cuenta que la alianza Nissan-Renault también está integrada por Mitsubishi, que cuenta con la exitosa pick-up L-200 que podría tener destino más lógico en Santa Isabel.

Fuente: Ámbito