ECONOMÍA

Argentina es el cuarto vendedor mundial de formatos televisivos

La Argentina exportó en 2010 el equivalente a 40.000 horas de programación televisiva. En 2009, el país sorprendió al mundo audiovisual al convertirse en el cuarto exportador de formatos -palabra que resume estructura, guión y colaboración en la adaptación al mercado de destino-, detrás de Holanda, Gran Bretaña y los Estados Unidos. Alrededor de 80 países transmiten actualmente contenidos generados en la Argentina, especialmente formatos de ficción.

Aunque es cierto que en la base de este negocio está el talento y la creatividad de productores, actores y técnicos locales, el despegue también se debió al trabajo de un grupo de vendedores trotamundos que, desde hace más de quince años, recorre distintas plazas ofreciendo (y colocando) televisión nacional de realización 100% privada.

Pero esta fórmula, que llevó a la TV argentina a pelear seriamente posiciones en un mercado extremadamente competitivo, parece mostrar ya signos de agotamiento. Telefé Internacional, la división de ventas globales que ese canal creó en 1994, está en proceso de reestructuración tras la desvinculación de su principal artífice, Alejandro Parra. La cuña de esta empresa en el mercado mundial fue Muñeca brava , la telenovela protagonizada por Natalia Oreiro y Facundo Arana en los 90, que se vendió a 70 países, empezando por los limítrofes y el Este de Europa (de recursos más modestos), pero pasando luego a mercados culturalmente más lejanos y desafiantes como la India. Fue la primera empresa latinoamericana en vender bajo licencia un formato de ficción, Los simuladores , a un estudio de Hollywood. En 2010, casi el 20% de la facturación de Telefé se originó en sus exportaciones. “Esto es totalmente atípico en el mundo. En España, por ejemplo, la venta de formatos internacionales no supera el 1% de la facturación de los canales”, indicó Luis Velo, CEO del Grupo Telefé.

Dori Media Internacional se fue del país: concentró sus actividades en Israel, mercado en el que convirtió en éxito casi todas las creaciones de Cris Morena Group. La propia Cris Morena, tras la tragedia de la muerte de su hija, Romina Yan, cerró su productora, cuyos principales tanques siguen generando ganancias en el exterior: Chiquititas, Rebelde Way y Floricienta.

Artear empezó a construir su propia división de ventas globales hace casi dos años: lidian con que las producciones de Pol-Ka están fuertemente enfocadas en la batalla por el público local. Productoras nacionales como Underground o RGB, o filiales de empresas extranjeras, como Endemol, Eyeworks Cuatro Cabezas y Promofilm, son verdaderas usinas de formatos.

Además de los formatos, que son el producto de mayor valor agregado y precio, la televisión argentina también exporta “latas” (los programas tal como se dieron en la Argentina, doblados o subtitulados) y servicios (lo que permitió, entre otras cosas, amortizar mejor la casa de Gran Hermano o la escenografía de la versión local de Amas de casa desesperadas ). El último gran éxito del país en este rubro fue Lalola -una coproducción de Underground, de Sebastián Ortega, y Dori Media Group pensada desde el comienzo como producto de exportación-, que se vendió a más de 70 países.

Las exportaciones de formatos pasaron de 2400 horas en 1994 a 38.000 en 2009, según datos de Telefé Internacional y Frapa (Asociación para el Reconocimiento y la Protección de Formatos) recogidos en un estudio preparado por el secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Luis María Krekler. Desde este año, bajo el paraguas de la marca Argentina Audiovisual, la Cancillería coordina la presencia de distribuidores y productoras locales en las principales ferias internacionales del sector.

Más que una extravagancia, exportar es una necesidad de la TV argentina, que con una torta publicitaria limitada debe sostener costosos esquemas de producción.

(Toma mate y avivate)