LABORAL

Continúa en descenso la tasa de desocupación en América Latina

Un informe de la CEPAL y de la OIT reveló que el desempleo es del 6,7%, cuando en 2010 llegaba al 7,3 por ciento. Para este año se espera una nueva reducción del 0,2 por ciento. Crecieron el empleo formal con protección social y los salarios.

Pese a la crisis que golpea a los países centrales y se expande, la desocupación sigue cayendo en América Latina. Del 7,3% de desempleados de 2010, el índice se redujo al 6,7% en 2011, y para este año se espera un nuevo declive del 0,2%, con lo que las personas sin trabajo en el ámbito urbano alcanzarían a fin de año al 6,5% (unos 16 millones de personas). Este sería el nivel más bajo desde comienzos de la última década del siglo pasado. Para cerrar el panorama, un informe conjunto de la CEPAL y la OIT destacó que en el período considerado creció el empleo formal con protección social y bajó el subempleo, mientras que los salarios aumentaron moderadamente en términos reales.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señalaron, en contrapartida, que el desempeño económico y los resultados laborales fueron diferentes entre las subregiones americanas. En América del Sur, la tasa de desempleo cayó 0,6 puntos porcentuales, mientras que en el norte (México) cedió 0,4 y en los del Caribe subió 0,2 puntos. Por otra parte, los datos muestran que, al igual que en el resto del mundo, persisten importantes brechas y graves problemas de inserción, sobre todo para las mujeres y los jóvenes. En la segunda parte de este informe se revisa si los frutos del crecimiento y de los aumentos de productividad fueron distribuidos en forma equitativa entre trabajadores y empresas. Entre 2002 y 2008, el período del ciclo económico expansivo más reciente, de los 21 países de la región con datos estadísticos disponibles, disminuyó la participación de las remuneraciones en el Producto Bruto Interno (PBI) de 13 de ellos y sólo aumentó en los ocho restantes. Esto indicaría una redistribución desfavorable a los trabajadores, que resulta preocupante en una región que se caracteriza por tener la distribución de ingreso más desigual del mundo.

Si bien durante ese período de seis años la región logró algunos avances, con un alza anual de la productividad laboral del 1,5%, la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, y la directora regional de la OIT, Elizabeth Tinoco, recuerdan que “estos progresos están por debajo de regiones como el África subsahariana (+2,1%) y sobre todo Asia oriental (8,3%, excluyendo Japón y Corea del Sur)”.

Además, como en la mayoría de los países los salarios crecieron menos que la productividad, las autoras advierten que es imperativo reducir la desigualdad, por lo que urge achicar la brecha de productividad entre las empresas más modernas y la gran cantidad de empresas de baja productividad, y estrechar el vínculo entre la productividad y los salarios.

Según los organismos, aquella relación entre salario y PBI se explica porque a nivel mundial los primeros crecieron menos que la productividad. Más allá de la dimensión ética del tema, dicen, esto pone en peligro la sustentabilidad social y económica del crecimiento. Por ejemplo, una de las raíces de la reciente crisis fue que, ante la pérdida de ingresos de los asalariados estadounidenses, los hogares financiaron su consumo con un mayor endeudamiento, lo cual demostró no ser sostenible en el largo plazo. La persistencia de este fenómeno, concluyen, “debilita tanto la contribución del mercado laboral a la asignación eficiente de los recursos como su función distributiva, con consecuencias negativas para la gobernabilidad democrática”.

Fuente: Tiempo Argentino