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De chico no me gustaba la sopa, pero ahora crecí...

Las editoriales venimos padeciendo desde hace mucho tiempo el gran invento de las fotocopiadoras, una práctica despiadada que se convirtió en un hecho cultural que sobrepasa cualquier lógica comercial y ética.

Es totalmente normal que los estudiantes de cualquier nivel académico, hayan dejado de lado los libros y estudien a través de las fotocopias, y en muchos casos cuando estos estudiantes se reciben, tienen incorporado el hábito y ven normal usar este medio como material avanzado.

Con honrosas excepciones, ni docentes, ni profesionales, ni alumnos, ni a nadie, le importa violar el derecho de autor y asestar golpes casi mortales a toda la industria editorial, se podría continuar el tema con las discográficas, el avance del cassette y del CD, las películas o programas de tv con el VHS, etc. etc.

Pero un día apareció otro invento fabuloso, internet y la lógica cultural de que todo puede y debe ser gratis y violable encontró aún más posibilidades, ya que la velocidad, capacidad de almacenamiento y masividad, llevó a la invisibilidad e inexistencia al derecho de autor.

Y más allá que aparecieron mecanismos de seguridad para controlar el robo sistemático de cualquier obra, de cualquier tipo y bajo cualquier soporte, pudieron llegar al carozo del negocio y se lo apropiaron.

Particularmente damos batalla a este flagelo a costa de mucha inversión, mucho esfuerzo y con importantes tareas de educación para nuestros lectores, pero para muchos colegas de este y otros rubros, la vorágine de la gratuidad en internet los sacó del ruedo o los deterioró de manera importante.

Algunos podrán creer que la moda de que todo se puede bajar y reproducir sólo la interpretan jóvenes afiebrados, con búsquedas inocentes de conseguir lo que otros no pueden, pero la realidad es otra, ya que, los que se llevan la cabeza del león son parásitos de la actividad productiva, que se llenan los bolsillos a costa de los indefensos que trabajan para producir, y los desprevenidos usuarios, que le dan tráfico, sponsoreo, etc.

Hasta aquí una descripción de la actual problemática sin posibilidad de grandes soluciones.

Pero cuando le empiezan a tocar el bolsillo a los grandes y estos se enojan pueden aparecer intentos como SOPA (que significa Stop Online Piracy Act), un proyecto de ley que se esta tratando en USA y que esta haciendo ruido a nivel mundial. Esta herramienta busca ampliar de alguna manera la capacidad de los propietarios de patentes y derechos de autor con el objetivo de poder combatir a quienes publiquen contenido de manera ilegal.

Todavía no esta del todo claro como va a ser, quiénes los van a controlar, si se aplicará la ley del pez más grande que se come al más chico, cual será su alcance, etc.

Proyectos de este estilo nos ponen de alguna manera de ese lado.

Ya se empiezan a escuchar las voces de los bucaneros de la red que empezarían a ver entorpecidas sus prácticas habituales de latrocinio informático.

Parece a primera vista que esta vez el tiro saldrá para el lado de la justicia, como siempre debió haber sido, tendremos que esperar para ver lo que pasa y cuanto poder de lobby tendrán cada una de las partes, una guerra que reemplazará las balas por bytes... sólo queda esperar.

Jorge Oscar Barrios

Presidente

APLICACION TRIBUTARIA S.A.