El dinero en poder del público es récord

En agosto el Banco Central registra la mayor expansión monetaria del año con un total de 24.919 millones de pesos, y resta aún una semana de estadísticas. En el mismo período también marcó un récord de los últimos diez meses la asistencia financiera al Tesoro nacional con un total de 18.495 millones de pesos.

En este contexto resulta nuevamente preocupante, como lo fue en enero pasado, la caída de la demanda de dinero que ahora es fiel reflejo de la menor actividad económica, la alta inflación y la preferencia por el dólar. Dadas las expectativas inflacionarias crecientes y en virtud de la experiencia histórica las autoridades económicas no deberían soslayar que el nivel de monetización alcanzado por la economía es un récord histórico (el mayor de los últimos cuarenta años), ya que es el combustible de mayor octanaje para los precios. Ocurre que la cantidad de dinero en efectivo en poder del público más los depósitos privados en pesos (M3) en términos del PBI ya ha superado ampliamente el 25%. Hay que remonetarse a 1974, previo al Rodrigazo (del ministro Celestino Rodrigo), para encontrar un nivel parecido (23,2%). Este año por el menor crecimiento económico, incluso según estimaciones privadas, experimentaría caída, frente al furor expansionista de la emisión del BCRA han llevado los niveles de monetización a límites delicados. Claro que, mientras la gente siga demandando pesos, no hay problema. Pero si desea tener menos pesos en su poder, se potencian los inconvenientes y ello se refleja, en parte, en el aumento de la velocidad de circulación del dinero. Así el público decide deshacerse de sus tenencias de efectivo y de sus ahorros en pesos, presionando aún más a la plaza cambiaria y al mercado de bienes.

La inflación estimada por los privados ronda el 35%. Sin embargo, el desequilibrio entre la oferta y la demanda de dinero podría empeorar el panorama inflacionario y ya algunos analistas proyectan una tasa anual superior al 40%.

No debe olvidarse que la implementación del cepo cambiario también coadyuvó para que la demanda de pesos se mantuviera firme y así tuviera a raya a la inflación en torno al 25% anual hasta 2012. Pero este año la demanda de dinero se redujo en promedio un 13%, según estimaciones de E&R, provocando una aceleración de la inflación del 25% al 40% interanual en el mismo período.

Ahora bien, teniendo en cuenta que la demanda de dinero depende positivamente del nivel de actividad y negativamente de la tasa de interés, el actual contexto no es muy halagüeño. Dado que con menor nivel de actividad, menor tasa de interés real y dólar en suba es esperable una menor demanda de dinero tanto por motivo transaccional como por especulación, frente a este marco es cada vez más probable que la caída de la demanda de dinero se acentúe durante los próximos meses, lo que retroalimenta las expectativas inflacionarias. Por ello cualquier chispazo puede encender el fuego de la huida masiva del peso, por lo que el Gobierno debería poner paños fríos en algunos de los frentes conflictivos abiertos.

Fuente: Ambito.com