POLÍTICA ECONÓMICA

En América Latina los salarios promedio reales crecieron a pesar de la crisis

El titular de la Organización Internacional del Trabajo, denunció en Washington que hay un fuerte aumento de la productividad en detrimento de los ingresos de los trabajadores. La brecha social entre las naciones se redujo.

Hablar de una "justa" distribución del ingreso es meterse desde el vamos en terreno fangoso, donde ya su propio cuestionamiento da por sentada la distribución de la renta nacional entre diferentes clases sociales. La historia del pensamiento económico se preguntó muchas veces sobre cuál sería entonces una justa retribución del trabajador, pero acabó siempre topándose con las leyes de mercado que dispusieron, más allá de deseos y voluntades, de su nivel y evolución.

Sin embargo estas leyes pueden mostrar una tendencia general pero las variantes coyunturales dependen normalmente del poder de negociación de las partes interesadas. La crisis tiene la particularidad de quebrar el poder de negociación del asalariado, y de esta manera recomponer la acumulación sobre la base de un ingreso laboral aplastado. Ya en sus comienzos la teoría económica postulaba la Ley de Hierro de los salarios, donde éstos tenderían a los niveles mínimos de subsistencia. Pero esta ley se vio contrarrestada con el avance del concepto del carácter relativo del salario. El trabajador produce, el tema es cuánto de lo que produce vuelve a su bolsillo. Si la productividad del trabajador aumenta, es decir si la creación de producto por cantidad de trabajo aumenta y su salario real (ajustado por inflación) lo hace en menor grado, en términos relativos su capacidad de adquisición ha disminuido. De aquí el concepto de pobreza, una categoría puramente relativa que manifiesta la contradicción entre la potencia productiva del trabajador y la capacidad de apropiación de la misma. El hombre de las cavernas no era pobre, pero el hombre que hoy vive en un asentamiento en condiciones absolutas que hasta podrían ser mejores al del hombre de la caverna, sí lo es. Por eso la justeza del salario es relativa, y el acompañamiento de la evolución salarial respecto de la productividad del trabajo está estrechamente relacionado con la repartición del producto. Esto se conoce en economía como la distribución funcional del ingreso, es decir cuánto del ingreso o producto nacional va a parar a salarios y cuánto a ganancias o utilidades del capital.

LA REPARTICIÓN DE LA TORTA. "Un pedazo más pequeño de la torta para los trabajadores alrededor del mundo", dice el Informe Mundial sobre Salarios 2012/2013 elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Y así también lo expuso su director general Guy Ryder en su reciente discurso ante la sesión plenaria del Comité Monetario y Financiero, máximo órgano asesor del FMI. Ryder señaló que "los salarios van por detrás de la productividad en la mayoría de los países, lo que ha llevado a un giro a favor de los beneficios", de esta manera explica que se habría alcanzado una "creciente desigualdad de ingresos" a nivel mundial.

El Informe señala que el crecimiento de los salarios promedio reales se mantuvo muy por debajo de los niveles anteriores a la crisis, creciendo al 1,2% a nivel mundial en 2011, mientras que en 2007 este incremento habría sido del 3 por ciento. Entre 2000 y 2011, el promedio de los salarios mensuales reales prácticamente se habría duplicado en Asia, con un aumento del 18% en África, del 15% en América Latina y sólo del 5% en las economías desarrolladas. Según el trabajo de la OIT, la contraposición puede observarse entre los años 1999 y 2011 en que la productividad laboral promedio en las economías desarrolladas habría aumentado al doble de los salarios, siendo que durante los años de crisis el empleo habría sufrido más que el producto en una cantidad de países. Para el período anterior a la crisis, el empleo habría aumentado menos que el PBI en la mayoría de los países lo que devela el aumento en la productividad laboral. En algunas de las economías más grandes de la región el crecimiento de los salarios estuvo sin embargo por debajo del crecimiento de la productividad como ser en Estados Unidos, Japón y Alemania.

Respecto a la región, el informe destaca que en América Latina y el Caribe la crisis financiera interrumpió un ciclo de crecimiento económico fuerte, pero aun así tanto el PBI como el empleo crecieron a tasas sólidas. En América Central y el Caribe, donde las economías estarían fuertemente conectadas al mercado norteamericano, la recuperación habría sido más lenta que en América del Sur. De conjunto en América Latina los salarios promedio reales crecieron a pesar de la crisis mientras que sufrieron una caída en las economías desarrolladas.

Las principales conclusiones plantean que, en definitiva, la distribución funcional del ingreso en el mundo habría empeorado, en tanto que se presenta una menor participación de los trabajadores en la renta total, incluso en China donde los salarios se habrían triplicado durante la última década. Tomando en cuenta 16 países desarrollados, la participación del trabajo pasó del 75% a mediados de los ’70 a aproximadamente 65% en los años inmediatamente anteriores a la crisis. También declinó en un grupo de 16 economías en desarrollo y emergentes de alrededor del 62% a inicios de los años 1990 hasta 58% inmediatamente antes de la crisis.

Las causas de la peor distribución de la renta y la menor participación de los trabajadores en la misma, se centrarían según la OIT en el crecimiento del desempleo y la tendencia en los últimos años a que las las corporaciones aumenten el pago de dividendos a fin de aumentar los precios de las acciones y obtener retornos en el corto plazo en detrimento de la inversión real y el empleo.

Es por eso que señalan que las políticas de recortes que se están aplicando sólo logran empeorar la situación laboral mundial.

Abismos salariales en el mundo

El empeoramiento de las condiciones laborales en los principales países del mundo plantea la cuestión de si los salarios tenderían a converger a nivel mundial, pero aún así el informe de la OIT presenta que las diferencias en los niveles de los salarios continúan siendo considerables. Muestra que en Filipinas un trabajador en el sector manufacturero lleva a su casa alrededor de 1,40 dólares por cada hora trabajada, en Argentina 8,68 dólares, en Grecia 13 dólares y en los Estados Unidos 23,3 dólares. El aumento salarial en países como China también resultó en el nuevo fenómeno de que ciertos sectores productivos se trasladen a países como Bangladesh, Indochina o Filipinas con salarios relativos bajos, lo que permite una mayor acumulación especialmente en aquellas cadenas de valor de mano de obra intensiva y menos calificada.

Dos caras del caso argentino

Para el caso argentino, según estadísticas elaboradas por la UIA, el salario real de la industria acompañó la evolución de la productividad en el período 2001-2012, la cual habría presentado una tendencia ascendente para estos años excepto en el año 2008. Cabe aclarar que los datos responden a las estadísticas de salario registrado, el cual a su vez sería más bajo para el conjunto del sector privado y para el sector público, según la misma base de datos de la UIA en base a estadísticas del INDEC. Según los datos del Centro de Estudios de Población, Empleo y Desarrollo de la UBA, el salario real habría aumentado para el período 2011-2003 en cerca del 50% mientras la productividad lo hizo en aproximadamente un 35 por ciento. Si la serie se extiende para el lapso 2011-1995, el salario real prácticamente no se habría modificado mientras la productividad lo hizo en un 36 por ciento.

Fuente: Tiempo Argentino