ECONOMÍA

La carga tributaria sobre el agro es del 0,3 por ciento de sus ventas totales

Mientras que la carga sobre el sector que está en pie de guerra contra el Estado es del 0,3% de sus ventas netas de IVA, la Intermediación Financiera paga el 3,7 por ciento. Los servicios públicos y los empresariales, con el 2,9%, encabezan la lista.

Las patronales agrarias impulsaron un nuevo lockout y volvieron a las primeras planas de los grandes medios con una bandera: la carga tributaria sobre la actividad agropecuaria es demasiado alta y los ingresos son insuficientes.

Sin embargo, un estudio realizado por el Centro de Estudios Económicos y Monitoreo de las Políticas Públicas (CEMOP) señala que, al analizar en detalle el pago de Ingresos Brutos de los productores, la presión sobre el sector a nivel nacional representa solamente el 0,3% de sus ventas totales.

Los niveles de evasión impositiva y lo abultado de las ganancias en comparación con los tributos contradicen la intención de Rubén Ferrero (CRA), Eduardo Buzzi (Federación Agraria), Carlos Garetto (CONINAGRO) y Hugo Luis Biolcati (Sociedad Rural), líderes de la Mesa de Enlace, que quieren volver a nacionalizar el rechazo del sector a la intervención estatal.

“La voracidad fiscal frena el desarrollo y las oportunidades no sólo del hombre del campo, sino que paraliza a los pueblos del interior y a la economía en su conjunto”, llegó a afirmar Hugo Biolcati a principios de mayo de este año en un presagio de lo que vendría en las semanas siguientes.

El trabajo al que tuvo acceso Tiempo Argentino, elaborado por el economista Ernesto Mattos, aporta números concretos a la discusión.

Para iniciar su análisis indica que en 2011 la rentabilidad para un pequeño productor de soja con 100 hectáreas fue de $ 15.390 por mes limpios en el bolsillo, muy por encima de lo que obtiene una familia de clase media que vive sin mayores preocupaciones financieras en la Ciudad de Buenos Aires.

En tanto, en el mismo período los actores medianos con 1500 hectáreas embolsaron $ 295.445, y los grandes con 5000 hectáreas, como los pooles de siembra y muchos de los líderes políticos del sector, llegaron a los seis dígitos al ganar $ 1.048.708.

En este contexto, la evaluación de la Carga Tributaria Promedio Sectorial Nacional para Grandes Empresas, que tiene en cuenta los Ingresos Brutos –el impuesto más importante para todas las provincias al significar entre el 75% y el 80% de su recaudación–, ubica al agro en una posición privilegiada. Mientras que la carga sobre el sector que está en pie de guerra es del 0,3% de sus ventas totales netas de IVA, la Intermediación Financiera (3,7%), Servicios Públicos (2,9%) y Servicios Empresariales (2,9%) encabezan la lista.

Con el resto de los sectores económicos la brecha también es amplia: Comercio registra una presión del 2,7%, Servicios de Salud del 2,6%, Construcción del 1,9%, Minería y Petróleo del 1% e Industria Local del 0,8%.

Entre los productores de diferentes tamaños se registra además una gran inequidad.

Un terrateniente tiene la misma presión tributaria que un pequeño productor aunque sus ganancias son varias veces más grandes, lo que marca un sistema con un sesgo regresivo.

A pesar de esto, son los primeros los que tienen voz mediática y logran mostrarse ante la sociedad como víctimas de un Estado que pone un peso supuestamente demasiado elevado para el tamaño de sus espaldas.

“Quieren repetir el mismo escenario de 2008 de destitución y pánico económico. El sector representa un grupo minoritario vinculado a los complejos exportadores que tienen su vista en el dólar con la idea de enfriar la economía reduciendo el gasto público y provocando fuertes devaluaciones”, señala Mattos al evaluar la relación entre los datos duros y la movida política que lleva adelante la Mesa de Enlace.

REGIÓN PAMPEANA. El estudio de Mattos, que también es docente de la Cátedra Nacional de Economía Arturo Jauretche, indica que la presión tributaria del sector agropecuario al disminuir el objeto de análisis a la región pampeana llega a un total de 2,3%, mientras que para el sector Construcción alcanza un 11,60%, para el Comercio 19,10%, y para los Servicios Empresariales 18,40%. Al dirigirse a las provincias en particular, se registra que en Buenos Aires la carga para el agro es del 1% y en La Pampa del 0,3%.

Mattos indica en su estudio que entre 2002 y 2011 el Impuesto Inmobiliario rural, que marcó el renacimiento de la ofensiva patronal agraria, representó sólo un 2% de la recaudación anual, mientras que Ingresos Brutos más un conjunto de otros impuestos relevantes llegaron a totalizar el 95% de los ingresos de la provincia de Buenos Aires. “Los números reflejan los planos de desigualdad fiscal que existen en territorio bonaerense a favor de los terratenientes que lograron no sólo crecer vía exportación de cereales, oleaginosas y carnes sino por la vía de la tenencia de la tierra”, apunta el economista.

Para tomar conciencia de lo retrasado que se encontraba el Impuesto Inmobiliario Rural antes de la modificación aplicada por el gobierno de Daniel Scioli, basta decir que, mientras Ingresos Brutos pasó de aportar $ 2.090.345 en 2002 a sumar $ 26.199.986 en 2011, el impuesto de la polémica tuvo un ascenso de $ 122.828 a sólo $ 722.620.

INFORMALIDAD. La evasión es una arista que no se puede dejar de lado a la hora de analizar el pago de impuestos del sector agropecuario. Por un lado, una parte de la producción no se declara, por lo que escapa a todo tipo de tributo, y por el otro, de los 1,3 millones de trabajadores rurales, sólo 360 mil están debidamente registrados, razón por la que más del 60% está en situación temporaria y sin realizar aportes.

Cuando la economía entre 2002-2010 generó un 40,4% de nuevos puestos de trabajo, el sector agropecuario sólo registró un aporte del 7 por ciento.<

Rentabilidad sojera

El economista del Centro de Estudios Económicos y Monitoreo de las Políticas Públicas (CEMOP), Ernesto Mattos, explicó en declaraciones a Tiempo Argentino que las tierras sojeras arrojaron amplios márgenes de rentabilidad durante los últimos nueve años.

El rendimiento (es decir producción/superficie sembrada) de una hectárea de campo para la campaña 2002/2003 osciló en las 2,8 toneladas y el precio promedio del grano de soja alcanzó los U$S 243 por tonelada razón por la que una hectárea llegó a los U$S 680,40.

En tanto, durante la campaña 2010/2011 el rendimiento por hectárea bajó a 2,7 toneladas, pero el precio promedio del grano aumentó a U$S 507 por tonelada, lo que llevó a que la hectárea rindiera U$S 1368,90. Durante el período comprendido entre los años 2003-2012, el costo registró un promedio de U$S 90, lo que marca que los ingresos de los productores sojeros tuvieron un marcado ascenso que contrasta con sus protestas.

La clave

PRODUCTIVIDAD

El agro puede alcanzar niveles “muchos más altos de productividad” a partir de una mayor profesionalización de las técnicas de siembra y cosecha, según el especialista en Agricultura de Precisión del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, Andrés Méndez.

Por inundaciones

EXPROPIACIÓN

El gobierno bonaerense expropió un campo en Carlos Casares para construir un canal que permitirá evitar inundaciones.

Fuente: Tiempo Argentino