Según informe privado la pobreza entre los asalariados formales es de 5 por ciento

La incidencia de la pobreza entre los ocupados informales es del orden de 25 por ciento, mientras que entre los asalariados formales es de apenas 5 por ciento, estimó hoy un informe del Sel Consultores, dirigido por Ernesto Kritz.

"Una estimación en la que se admiten como válidos (no se cuestionan) los ingresos de los ocupados publicados por el INDEC y la canasta básica se valúa con los precios relevados en forma independiente, arroja para estas categorías (informales) una incidencia de la pobreza del orden de 25 por ciento. Entre los asalariados formales, en cambio, la pobreza es apenas de 5 por ciento", proyectó.

El estudio señaló que la persistencia de una pobreza elevada afecta a un cuarto de la población en "un escenario económico de alto crecimiento y bajo desempleo".

Así, planteó que la incidencia de la pobreza "parece haber llegado a (o estar bastante próximo de) un piso todavía muy alto, en todo caso más alto que lo que sugiere la evolución del nivel de actividad y el empleo".

"Esto hace pensar en determinantes de más largo plazo, que posiblemente tienden a reproducirse entre generaciones. Uno de esos determinantes, es la calidad de la inserción laboral", razonó.

El estudio sostuvo que la informalidad está disminuyendo respecto del pico post-crisis, pero advirtió que "no parece aún haber un cambio en el patrón estructural, sobre todo en el amplio espectro de unidades de muy baja productividad". "No hay muchos cambios con relación a fines de los años noventa, en particular en los quintiles de menor ingreso familiar per capita", destacó. A su vez, remarcó que "la informalidad es mucho más alta en los establecimientos más pequeños", y puntualizó que "en las unidades de hasta 5 personas, dos de cada tres no están registrados".

El informe subrayó que pese a que la mayoría de los empleos creados en la reciente década son formales, "este patrón de distribución casi no ha cambiado con relación al período previo".

"En 1998 la proporción de los asalariados no registrados en establecimientos de hasta 5 personas era de 52 por ciento, y el porcentaje de informalidad en ese estrato de 67 por ciento. La mejora observada es respecto a la crisis de 2001-2002, pero no de la tendencia de más largo plazo", indicó.

En este sentido, resaltó que "si se admite la asociación entre informalidad, productividad y pobreza, puede comprenderse por qué esta última persiste aún en un contexto de alto crecimiento y reducción del desempleo", reflexionó.

Asimismo, comparó que "la caída de la tasa de informalidad desde el pico de 2003 se concentró a partir del tercer quintil de ingreso, es decir donde se ha agrupado la creación de empleo registrado" mientras que en los dos quintiles más bajos, "sigue siendo esencialmente la misma.

Al respecto, detalló que en el quintil más bajo, tres de cada cuatro ocupados no están registrados; en cambio, en el más alto, la proporción es de uno de cada diez.

"Existe, por lo tanto, una relación funcional muy marcada entre los factores de demanda (la productividad del puesto y la organización) y los de oferta (la dotación de capital humano de los ocupados) que, mediatizada por el tipo de inserción laboral (formal-informal) explica en una medida significativa la desigualdad en los ingresos del trabajo, y la persistencia de una pobreza de largo plazo más allá de los factores negativos de corto (la inflación) y los positivos del ciclo post-crisis (nivel de actividad y empleo)", concluyó.