ECONOMÍA

Sostienen que el tipo de cambio real de la Argentina es el más competitivo de la región

La apreciación del peso en términos constantes es muy inferior a la del real brasileño y los pesos uruguayo y chileno, incluso tomando el índice de precios elaborado por el Congreso. La inversión es el camino para sostener la tasa de ganancia.

Las presiones especulativas sobre el peso que ejercen los sectores exportadores y concentrados de la economía nacional tienen como objetivo producir una fuerte devaluación de la moneda nacional para obtener tasas de ganancia en dólares extraordinarias.

Un informe que están considerando funcionarios del gobierno demuestra que, tomando datos de organismos oficiales de nuestro país y bancos centrales de la región, desde el punto de vista del tipo de cambio, la economía nacional ostenta índices de competitividad superiores al de sus principales socios y competidores de América Latina, con la excepción de México.

Los argumentos que esgrimen los interesados en una fuerte depreciación del peso en detrimento de los ingresos de los asalariados se fundamentan en el incremento de los precios internos (salarios y materias primas) medidos en dólares que, aseguran, habría menguado la competitividad a la industria local.

Más allá de las apetencias particulares de los sectores concentrados, y soslayando el debate acerca de si es el manejo del tipo de cambio (y no la inversión) el camino más adecuado para incrementar la competitividad, desde un punto de vista macroeconómico, el análisis de la competitividad por tipo de cambio de la economía nacional debería evaluarse a la luz de los principales mercados con los que compite la industria local, tanto desde el punto de vista de las exportaciones como de las importaciones. Estos son, esencialmente, las economías del Mercosur y, principalmente, Brasil.

El tipo de cambio real es aquel que surge de cruzar la evolución del valor nominal de la moneda en relación con el dólar con la del índice de precios al consumidor. Lo distintivo del estudio al que pudo acceder Tiempo Argentino es que el tipo de cambio real de la economía nacional es más alto que el de las economías de sus socios, no solamente tomando el índice inflacionario elaborado por el Indec, y cuestionado por los que aspiran a una devaluación, sino también si se considera el índice de precios elaborado por el Congreso que reivindican estos últimos.

Según esos datos, el tipo de cambio real de la Argentina, tomando como base 100 diciembre del 2001, a diciembre de 2012 se encontraba en valores de referencia de 152,4. Si se cruzara con las cifras de inflación del Indec (322,6 a diciembre de 2012 con base 100 en diciembre 2001) y, si se tomara la inflación calculada por el Congreso, (que se ubica durante el período en 622,7 con la misma base).

Por el contrario, el tipo de cambio real del Brasil en el mismo período se apreció, llegando a 43,8 en 2012 con base 100 en 2001, en Chile 51,1, Uruguay 50,9 y México 87,9 cifra que se ubica por encima del tipo de cambio real según los índices del Congreso pero por debajo según los datos oficiales del Indec.

Vale la pena detenerse en el caso brasileño, puesto que es el más importante desde el punto de vista del vínculo comercial de la Argentina. Allí el derrumbe del tipo de cambio real se explica, en primer término, por la caída del tipo de cambio nominal. Mientras que durante el período analizado en la Argentina el valor de dólar pasó de $ 1 a $ 4,96 (hoy se encuentra en $ 5,24), el real brasileño se fortaleció frente a la divisa nortemericana pasando de 2,31 reales en 2001 a 2,05 en diciembre de 2012. Esa apreciación, además, se potenció en términos constantes como resultado de una inflación que llegó a 203 en diciembre de 2012 tomando la misma base 100 en 2001.

Ese fenómeno se explica, en gran parte, por la persistente política de "metas de inflación" que eleva las tasas de interés y produce el ingreso masivo de capitales especulativos que aprecian su moneda. A su vez, explica los bajos índices de crecimiento que sufre la economía brasileña.

El otro caso donde se produjo una apreciación nominal del tipo de cambio es Chile. Allí, en 2001 el dólar equivalía a 661,25 pesos chilenos mientras que, a fines de 2012, llegó a 479,40. En el período la inflación interna llegó a 141,9 en relación con la base 100 de 2001.

Así las cosas, parece haber argumentos para que la competitividad de la industria nacional se apuntale sobre la base de la inversión productiva y no a partir de una devaluación que licue salarios y consumo.

Fuente: Tiempo Argentino