El Banco Central Brasileño aparece como el paradigma mundial de la lucha contra la inflación

Durante una de las numerosas batallas de Brasil contra la inflación, Henrique Meirelles hizo un trato con su empleada doméstica. El día de pago, en lugar de trabajar, ella podía correr al supermercado a gastar la totalidad de su sueldo antes de que perdiera su valor.

Meirelles ahora es presidente de Banco Central do Brasil y el pasado inflacionario del país es una de las principales razones por las que se ha convertido en uno de los luchadores más celosos contra la inflación. Pese al enfriamiento de la economía mundial, el banco central ha sido más agresivo que la mayoría del resto de los bancos centrales, elevando su tasa de interés a 13%. Se espera que la vuelva a elevar en septiembre.

Brasil "no está esperando ni va a esperar a que otros bancos centrales tomen la iniciativa y tomen decisiones sobre cómo combatir las presiones inflacionarias", señala el ex director general de BankBoston Corp. Como prueba de su seriedad, Meirelles ingenió una serie de aumentos en las tasas en 2005 que desaceleró enormemente el crecimiento económico.

Los bancos centrales de las economías en desarrollo enfrentarán una decisión angustiosa en los próximos meses. La economía global ha perdido fuerza y los precios de las materias primas han caído, pero hay signos de que la inflación se está arraigando en muchos países. En Brasil, México, India, Egipto e Indonesia, por ejemplo, los bancos centrales han aumentado las tasas de interés en las últimas semanas. No obstante, si siguen ajustando la política monetaria, corren el riesgo de asfixiar el crecimiento económico, una consecuencia particularmente dolorosa para países con altos niveles de pobreza. En la delantera

Meirelles, de 62 años, sostiene, al igual que muchos economistas, que los bancos centrales permitieron un sobrecalentamiento de la economía durante los últimos años y generaron presiones sobre los precios que costará erradicar. "Aunque cada país tiene que tomar sus propias decisiones, podemos constatar claramente que mientras más voluntad tengan de los bancos centrales de actuar en forma decisiva contra la inflación, más fácil es el trabajo del resto", opina Meirelles. Sin embargo, otros bancos centrales, especialmente en Asia, no han sido tan enérgicos en la lucha contra la inflación, esperando que el reciente declive en los precios de las materias primas contribuya a aliviar las presiones inflacionarias.

"En todo el mundo, el banco central que, de lejos, se ha adelantado a los acontecimientos es el de Brasil", señala Michael Gómez, codirector de mercados emergentes para el gigante estadounidense de renta fija Pacific Management Co, más conocido como Pimco, que administra activos del orden de US$ 80.000 millones.

En América Latina, los bancos centrales de Brasil, Chile, Colombia y Perú han elevado sus tasas de referencia desde inicios de julio. J.P. Morgan Chase anticipa que las tasas de interés en la región aumentarán un punto porcentual de aquí a fines de año para promediar 11%, luego de subir más de 1% en los últimos 12 meses.

América latina es la única región en el mundo donde las tasas de interés superan a las de inflación, según Gray Newman, economista jefe de Morgan Stanley para América latina. La agresividad de Meirelles y otros banqueros centrales latinoamericanos se entiende porque hasta hace algunos años la región parecía estar perdiendo la batalla contra la inflación. Entre 1980 y 1994, la inflación promedió bastante más que 100% al año en Brasil, alcanzando un máximo de más de 2000% a comienzos de los años 90. Los aumentos de precios mermaron el poder adquisitivo de las familias y causaron estragos en los planes de negocios de las empresas.

Cuando Meirelles asumió la presidencia del banco central, en enero de 2003, heredó tasas de interés del 25% y una inflación de 12,5%. Para febrero de 2003, la tasa de interés había llegado al 26,5%, una medida impopular.

La inflación, sin embargo, comenzó a bajar paulatinamente y en 2006 llegó a un 3,1%, su menor nivel en tres décadas. Eso permitió que el banco central empezara a reducir las tasas. La rebaja desató un auge del consumo. La demanda de los consumidores se expandió 8,5% a fines del año pasado, por encima del crecimiento de la economía, que llegó a 5% en 2007.

En abril de este año, el banco central volvió a cambiar de rumbo, argumentando que necesitaba espacio para enfriar el crecimiento del consumo interno. Subió las tasas en medio punto porcentual y las ha vuelto a subir en otras dos ocasiones, un ajuste de 1,75 puntos porcentuales. Un objetivo es mantener la inflación a raya. La mayoría de los contratos laborales y los alquileres en Brasil se ajusta conforme a la inflación.

La postura de Meirelles no ha estado exenta de críticas, las que han provenido a veces de las filas del propio gobierno. El vicepresidente y empresario textil José Alencar catalogó a principios de agosto el alza de tasas como "el camino de la muerte" para la economía brasileña. El ex ministro de Hacienda Delfim Neto dijo que las políticas de Meirelles eran "infantiles".

Hay signos, sin embargo, de que la estrategia del banco central comienza a rendir frutos.

Las expectativas inflacionarias han caído ligeramente, según la última encuesta semanal del banco central. Los economistas sondeados por la entidad esperan que la inflación de este año bordee el límite de 6,5% fijado por el banco central. El objetivo de Meirelles es reducirla a 4,5% para 2009.

Meirelles, sin embargo, insiste en que no hay espacio para la complacencia. "La gran ventaja de usar las tasas de interés es que hay alguien al volante", asegura. "Cuando la inflación manda, no hay nadie al volante." (THE WALL STREET JOURNAL - LA NACIÓN)