ALEJANDRO ARREGUI | ASESOR IMPOSITIVO DE LA EDITORIAL APLICACIÓN TRIBUTARIA S.A.

"A pesar de las complicaciones, hay que reconocer que ciertos trámites se han agilizado mucho con los avances informáticos implementados por la AFIP"

Quizás sea la espontaneidad y su destacable claridad conceptual las características que pueden utilizarse para describir con exactitud al contador Alejandro Arregui, el asesor impositivo de la editorial Aplicación Tributaria S.A.. Espontaneidad para transmitir de una manera coloquial, simple y risueña, hasta las peores noticias, es decir, las que menos le agradan al suscriptor. Claridad conceptual para brindar siempre la respuesta justa para enfrentar cualquier dificultad que se le presente al profesional, y para mostrar un panorama acabado de las diversas situaciones que deben afrontar los contadores en el momento de cumplir con todas las obligaciones fiscales de sus clientes.

Sobre este último punto, en una entrevista exclusiva con Aplicación Tributaria S.A., Arregui consideró que inicialmente los contadores "sufren los cambios" en relación a la implementación de herramientas informáticas pero que, luego de un tiempo, "terminan adaptándose a ellos” e incluso llegan a "reconocer" algunos de sus beneficios.

Alejandro Francisco Arregui egresó en 1992 como contador público nacional de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente se desempeña como asesor impositivo en la editorial Aplicación Tributaria S. A. También es autor de diversos trabajos y publicaciones en la especialidad tributaria. Además, ejerce como docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad del Salvador y asesora a empresas en materia impositiva. Asimismo, se desempeña como expositor en cursos y charlas sobre temas relativos a la citada especialidad.

¿Qué opinás de los cambios que está llevando a cabo la A.F.I.P. en materia tributaria?

Me parece que los cambios están relacionados principalmente con la forma de llevar adelante la relación fisco-contribuyente, con las metodologías, con la manera en que debe darse cumplimiento a las obligaciones fiscales. La normativa de fondo (leyes, decretos) si bien sufre alguna modificación o adecuaciones, en líneas generales en los últimos tiempos se ha mantenido bastante estable. Ahora bien, la AFIP como encargada de reglamentar su aplicación, necesariamente va adaptando los mecanismos de las distintas presentaciones a los adelantos tecnológicos.

En este proceso que describís, ¿qué papel juegan los profesionales?

Los contribuyentes y esencialmente los profesionales, inicialmente lo sufren y luego se adaptan. Esto no es nuevo, en tantos años de ejercicio de la profesión hemos vivido situaciones similares.

Hace más de diez años atrás, cuando pasamos de los formularios manuales a los emitidos por sistemas informáticos, se cuestionaba –si bien ahora puede sonar risueño– que al profesional “se lo obligaba a tener una computadora”; más tarde surgió la necesidad de Internet y actualmente es imprescindible contar con banda ancha porque cada vez son más las obligaciones que deben cumplimentarse por este medio, no sólo enviando archivos, sino trabajando en línea. Más allá de todas las complicaciones, hay que reconocer que ciertos trámites se han agilizado mucho con estas nuevas metodologías, tal es el caso, por ejemplo, de las bajas de impuestos.

El CPCECABA y la FACPCE consideran que los profesionales cada vez deben trabajar más para poder cumplir con todas las obligaciones fiscales, ¿Qué pensás al respecto?

Que es absolutamente cierto, eso es innegable. Los aspectos positivos no deberían ocultar otros negativos o que habría que corregir.

La AFIP aprovechó todo el avance tecnológico que te comentaba para solicitar una gran cantidad de información de los contribuyentes; ya sea a través de los numerosos regímenes de información que ha implementado, como así también con la enorme cantidad de datos que requieren los nuevos aplicativos que se utilizan para las presentaciones de las declaraciones juradas de los impuestos. Esta situación, además de evidenciar las serias dificultades que tiene la Administración para fiscalizar, resulta claramente abusiva, habida cuenta que traslada costos que deberían ser propios al sector privado, llámese a los contribuyentes y mayoritariamente a los profesionales.

¿Cuáles son los problemas de consulta más frecuentes en la editorial?

En realidad, las preguntas son muy variadas y abarcan todos los temas, incluso muchas veces escapan a la materia tributaria. Con preocupación, te puedo decir que en gran número las consultas se refieren a aspectos netamente operativos. Sin duda algo negativo que trajo el avance tecnológico, es tener al contador más preocupado en ver en que casillero del aplicativo debe cargar determinado dato, que en analizar cuál es el tratamiento impositivo que tiene la operación en cuestión.

Siempre insisto con los suscriptores en que analicen la ley, en que resuelvan la cuestión de fondo, veamos primero si la operación está alcanzada o no por el impuesto que después algún lugar para exponerlo en el aplicativo vamos a encontrar. Siempre lo más importante debe ser liquidar bien el impuesto, el árbol no debe tapar el bosque.

¿Cómo llegaste a la editorial?

En 1994 lo conocí a Jorge Barrios. Llegamos con Alejandro Crivella (actual responsable de la sección Jurisprudencia Administrativa y Consultas impositivas de la Revista Técnica Impositiva) por intermedio del Dr. Ricardo Ferraro para sumarnos al grupo de colaboradores de la revista “Técnica Impositiva”.

Más adelante en 1999 me integré con mayor regularidad a la editorial, en un comienzo en la tarea de revisor técnico de los artículos que se publicaban en dicha revista. Con el tiempo, probablemente debido a la buena llegada que tenía con los suscriptores –que hoy espero seguir teniendo– fui mutando mi actividad a la atención de consultas telefónicas.

¿Cuál es tu objetivo como asesor impositivo?

Con el resto de los asesores, tratamos siempre de asistirlos técnicamente, de darles nuestra opinión y de que el suscriptor se sienta respaldado en el desarrollo de su labor profesional.

¿Cómo nació tu interés por especializarte en el ámbito impositivo?

En mi caso fue algo paulatino. En la época de estudiante en la facultad comencé a interesarme por el tema y luego en el desarrollo de la actividad profesional me fui acercando cada vez más a la especialidad tributaria. Es un área muy dinámica, que permanentemente ofrece cambios y variaciones, y esta característica es lo que la hace muy absorbente y te obliga a actualizarte permanentemente. Es entretenida, pero muy exigente.

¿Podrías contarme alguna experiencia positiva de tu trabajo con los suscriptores?

La tarea, si bien por momentos y sobre todo en ciertas fechas resulta muy intensa, no deja de ser agradable. La relación que uno entabla con el suscriptor en muchos casos alcanza un grado de confianza tal, que la torna sumamente amena. Lo que destaco como muy positivo es que más allá de querer resolver su problema, por lo general quien consulta entiende la dificultad que muchas veces existe para entregarle una respuesta que brinde el cien por ciento de certeza a lo que está preguntando.

Me ha pasado más de una vez que me dicen "no se preocupe lo voy a seguir investigando y después le cuento como me fue" y luego me llaman y me comentan de que forma pudieron resolver el inconveniente que tenían. Esos aportes, suelen ser muy importantes y nos brindan herramientas para ayudar a otros suscriptores.

¿Y una negativa?

Francamente, es difícil recordar algo negativo porque las consultas siempre son realizadas y contestadas en el marco de absoluto respeto. Cuando un suscriptor plantea una duda o formula una consulta, en general, tiene una opinión formada sobre la respuesta o solución aplicable. Si bien mayoritariamente esa solución es coincidente con la que uno les brinda, hay veces que respondemos exactamente lo contrario a lo que el suscriptor espera escuchar. El problema es si sus oídos estaban preparados para recibir las palabras ‘exento’ o ‘no alcanzado’ y uno les dice ‘gravado’. Esta situación a veces los enoja un poco y en ocasiones intentan convencerme de la injusticia que genera ese tratamiento, como si el asesor fuera el culpable de la gravabilidad y no la norma que la dispone. No obstante, no dejan de ser cambios de opinión, que aún los más acalorados, no merecen calificarse como experiencias negativas.

Si quiere hacer algún comentario sobre esta nota o para proponer nuevos temas o futuros personajes para la sección "Entrevistas Profesionales", escríbanos a lectores@aplicacion.com.ar

Esta entrevista fue publicada en abril de 2008 en la Revista "Técnica Impositiva" editada por la editorial Aplicación Tributaria S. A.