ECONOMÍA
Advierten que suba de tasas nunca eliminó expectativas de devaluación
Como una suerte de efecto droste, la historia económica argentina está plagada de momentos en que la inflación y la devaluación del tipo de cambio estuvieron estrechamente asociados, generando fuertes tensiones en el mercado cambiario. Si bien este fenómeno se produce en las imágenes que se incluyen a sí mismas, pero en un tamaño menor varias veces, la sensación que queda es que se repite hasta el infinito, como un bucle extraño.
Es así que la imagen repetida toma lugar en numerosos ejemplos y la historia reciente se encarga de contarlos: en varias ocasiones, cuando el Banco Central subió fuertemente la tasa de interés para contenter las presiones cambiarias, aunque tuvo un éxito relativo de corto plazo, no logró establecer una tranquilidad permanente en el mercado cambiario.
De acuerdo a un informe del Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), de la Fundación Mediterránea, estos ejemplos provienen de las crisis que experimentó el país en los últimos 40 años. El trabajo comienza su recorrido entre fines de 1980 y principios de 1981, cuando la tasa de interés se duplicó, aunque finalmente la devaluación terminó siendo cercana al 45% mensual haciendo estallar la conocida tablita de Martínez de Hoz. El registro continúa entre 1984 y mediados de 1985, con un aumento de la tasa de interés en 150%, sin embargo, la tasa de devaluación que era cercana al 11% mensual fue superior al 30% mensual. Tres años después, desde fines de 1988 y mediados de 1989, la tasa de interés se cuadruplicó, la tasa de devaluación mensual fue cercana al 180% mensual y la economía entró en hiper-inflación. Por último, durante 2001, la tasa de interés se triplicó aunque a finales de 2001 y principios de 2002, el tipo de cambio colapsó y en cuatro meses aumentó casi el 300%.
En todos estos episodios la suba en la tasa de interés nunca pudo eliminar las expectativas de devaluación del tipo de cambio.
“En una economía inflacionaria como la actual, también es muy difícil eliminar las expectativas de devaluación ya que son alimentadas por la dinámica de los precios. La propia historia de nuestro país muestra que es muy difícil evitar nuevas devaluaciones en la medida que no se solucione el problema inflacionario”, sostiene el informe de Ieral.
Durante 2002 y 2003 las fuertes subas de tasas lograron eliminar las tensiones cambiarias, aunque las diferencias entre aquél período y el actual son significativas. En estos años, la calma en los mercados cambiarios sobrevino luego de una fuerte devaluación que llevó al tipo de cambio a un nivel mucho más alto que sus niveles de equilibrio y de un aumento en las tasa de interés a niveles tres veces superiores a la tasa de inflación. Además, los salarios como el gasto público crecieron muy por debajo de la inflación. “El asunto es que en 2002 la política fiscal fue muy moderada y eso hizo que la tasa alta no tuviera que estar muy extendida en el tiempo, la política fiscal ayudó mucho a estabilizar porque el gasto público se mantuvo bajo. Eso es lo que falta ahora. Totalmente conscientes de esto, creo que desde el Gobierno están viendo como recortar las tarifas. Aunque al ser un tema delicado, el mercado no sabe si creer que efectivamente se van a bajar los subsidios y moderar la expansión de gasto”, explicó Jorge Vasconcelos, investigador jefe del Ieral.
El economista José Luis Espert, concordó. “Una suba de tasas paró la corrida cambiaria en enero, pero eliminar definitivamente las expectativas de devaluación exige reducir fuertemente el proceso inflacionario. Es decir, un plan integral antiinflacionario es fundamental para que la suba de tasas de corto plazo tenga efectos en el largo plazo”.
Fuente: Cronista.com