Castillo asumió la Presidencia de Perú y anunció un proyecto de ley para reformar la Constitución

El flamante presidente de Perú, Pedro Castillo, asumió este miércoles su cargo y anunció que enviará al Congreso un proyecto de ley para reformar la Constitución a través de la creación de una una asamblea constituyente, que redactará el texto que luego deberá ser aprobado en un referendo popular.

"Todos saben que una de nuestras principales banderas políticas es la convocatoria de una Asamblea Constituyente. Insistiremos en esto pero siempre en el marco de la ley y la actual Constitución", prometió el mandatario en el discurso inaugural y adelantó que la constituyente tendrá una composición con paridad de género y cuotas para los pueblos originarios, gremios, organizaciones populares y movimientos sociales.

"Juro por Dios, por mi familia, por los campesinos, por los pueblos originarios, por los ronderos, pescadores, profesionales, niños, adolescentes, que ejerceré el cargo de presidente de la República en el periodo 2021-2026. Juro por los pueblos del Perú, por un país sin corrupción y por una nueva Constitución", declaró Castillo.

De inmediato, la jefa del Congreso, la opositora María del Carmen Alva, le colocó la banda presidencial bicolor. Vestido con traje andino negro con bordados y su clásico sombrero blanco de copa alta de Cajamarca, Castillo acudió caminando de la mano de su esposa, Lilia Paredes, al Parlamento desde el Palacio de Torre Tagle, la sede de la cancillería, distante a cuatro cuadras.

"Es la primera vez que este país va a ser gobernado por un campesino", destacó en su primer discurso ante las autoridades y dignatarios extranjeros presentes en la ceremonia, iniciada poco antes del mediodía.

"Durante la campaña electoral se dijo que vamos a expropiar. Es totalmente falso. Queremos que la economía tenga orden", añadió, aunque afirmó que busca un "nuevo pacto con los inversores privados".

El líder de izquierda, docente rural y sindicalista Pedro Castillo asumió como presidente en Perú en presencia de líderes de la región y el mundo, en coincidencia con el bicentenario de la Independencia del país y en medio de un clima de incertidumbre sobre cómo será su gobierno y si cumplirá todas las ambiciosas promesas que hizo en la campaña.

A la ceremonia de posesión asistieron los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; Bolivia, Luis Arce; Chile, Sebastián Piñera; Colombia, Iván Duque, y Ecuador, Guillermo Lasso, así como el expresidente boliviano Evo Morales, entre otros invitados, como el rey de España, Felipe VI.

Y un día después Castillo jurará, esta vez de manera simbólica, en el departamento andino de Ayacucho, donde se peleó la batalla definitiva de la independencia.

Tres días de ceremonias marcarán la asunción de este maestro de escuela rural de Cajamarca (norte), quien tiene el desafío de superar la pandemia de Covid-19, reactivar la economía y acabar con las convulsiones políticas que llevaron al país a tener tres presidentes en noviembre de 2020.

A diferencia de sus antecesores, el líder izquierdista prácticamente no tuvo tiempo para organizar su transición y su gabinete ya que la Junta Nacional Electoral (JNE) recién lo proclamó presidente hace unos días, tras resolver cientos de impugnaciones presentadas por la derechista, y rival del balotaje, Keiko Fujimori.

Los líderes del fujimorismo y sus aliados se negaron a reconocer la derrota y hubo llamados abiertos a los militares para que den un golpe de Estado, los que fueron rechazados por los uniformados.

En paralelo, el dólar alcanzó picos sin antecedentes, la Bolsa de Lima se desplomó y los mercados se desestabilizaron, aunque muy lentamente todo parecía recomponerse en medio de silencios de Castillo, que paradójicamente resultaron apaciguadores, y de la pérdida de credibilidad de sus adversarios. A esta convulsionada coyuntura, además se le suma una profunda crisis económica y social.

Según el consultor Álvaro Monge, un 57% de los 32,5 millones de peruanos está en situación de vulnerabilidad. Las cifras oficiales hablan de un 30,2% por pobreza, lo que incluye un 4,7% de pobreza extrema, y más de un 70% de la economía nacional es informal.

El modelo económico liberal vigente desde 1991 logró avances importantes -con índices de crecimiento entre los mayores del mundo en varios años-, pero los críticos sostienen que el problema de la inequidad no ha sido atacado. La precariedad quedó al desnudo con la pandemia de Covid-19, que deja ya 196.000 muertos, casi el doble que los de Argentina, un país más poblado.

Fuente: Ambito.com