AGRO
De la mano de la agricultura de precisión el país se consolida como potencia en tecnología aplicada al campo
La agricultura actual en el campo argentino posee un alto estándar tecnológico y mucha competitividad en todos los niveles. Hoy, las herramientas dejaron de ser simplemente novedosas para transformarse en real necesidad para el productor.
Software, GPS, sistemas de equipamiento, todas son soluciones tecnológicas integrales que permiten al agro argentino ser uno de los mejores del mundo. Esas herramientas tecnológicas no son ya sólo de consumo interno sino que se convirtieron en un nuevo nicho de exportación
Se trata de la agricultura de precisión (AP), tecnología que viene creciendo de manera sostenida en los últimos años como una herramienta que le permite al agricultor bajar sus costos y aumentar no sólo su productividad sino también su eficiencia.
Para tener idea de la magnitud del crecimiento de la adopción de la AP el parámetro internacional es la cantidad de monitores de rendimiento que dispone un país y la representatividad del uso en el área cosechada, y la Argentina en cantidad de monitores de rendimiento ostenta el segundo puesto global después de los EE.UU., y al año 2012/2013 puede mapear el 60% del área cosechada.
En 1998 había 200 monitores de rendimiento con GPS; en el 2005, 1.500 monitores; en el 2010, 7.450 monitores, y en el 2012, 8.915 monitores; en el último año se aumentó un 6% la cantidad de monitores en funcionamiento en la Argentina.
Esto permitió consolidar la industria de componentes de alta complejidad y hoy existen unas veinte empresas importantes que fabrican todas las herramientas que hacen a las máquinas inteligentes y competitivas. Estas fábricas, en su gran mayoría, poseen desarrollo propio de hardware y software precisos y hay algunas que fabrican bajo convenio con empresas multinacionales.
En total son más de cien empresas de máquinas y partes las que exportan, algunas de ellas envían tecnología de alta complejidad, como Plantium (autoguías o pilotos automáticos) a Brasil, Verion (electrónica e hidráulica) a Brasil y otros países; cabezales maiceros y girasoleros lo hacen Franco Fabril a Sudáfrica (50 por año), Allochis fabrica cabezales maiceros con chasis de aluminio y le vende a los EE.UU., entre otros países. Ésta, además, tiene una patente internacional de un nuevo cabezal sojero flexible con lona, otorgando mayor eficiencia.
Para el coordinador de la Red del Proyecto Agricultura de Precisión y Máquinas Precisas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) con sede en la localidad de Manfredi, Córdoba, Mario Bragachini, “el futuro de la agricultura y ganadería es la precisión de los procesos y eso requiere programación y control”; en ese sentido “la Argentina pretende ser un país competitivo también en esta área temática”.
En resumen, la capacidad de los técnicos argentinos es un ejemplo de crecimiento y competitividad en el mundo. El desarrollo electrónico que transformaron a “los fierros argentinos” en inteligentes, es hoy valorado en muchos países.
Lo que se viene
En los últimos quince años, el sector de maquinaria agrícola nacional ha mostrado progresos notables. Esto ha permitido que no sólo se hayan incorporado mejoras electrónicas sino también adelantos en informática y en las comunicaciones.
Esta tecnología provoca, además, que cada día se construyan máquinas más automatizadas en su funcionamiento que posibilitan no sólo un mayor rendimiento sino también múltiples prestaciones. Por lo tanto, el productor está dispuesto a pagar dicha máquina mientras ésta pueda hacerlo: rápido y sin esfuerzo del hombre.
Según Bragachini, las máquinas también evolucionan en relación con el automatismo de manejo; por lo tanto, serán cada día más programables y robotizadas y hasta independientes del operador en todo sentido, lo que significa que habrá más y mejor conectividad virtual entre sensor, monitores y actuador y más posibilidad de operar las máquinas a distancia.
El principal beneficio, entonces, es el trabajo en escala; en pocas palabras, le permite bajar gastos, es decir que cuanto más grande sea la máquina menor costo operativo acarrea para el productor.
Las mayores ganancias, entonces, se obtienen reduciendo la aplicación de los insumos. Así surge que un productor preciso es aquel que deja de manejar su campo con datos promedio, gracias a la tecnología.
Por consiguiente, el fundamento de la AP en la Argentina y en el mundo se basa en poder manejar la variabilidad, la cual puede ser de forma natural (topografía, génesis de suelo, etcétera) o inducida (manejo de la fertilidad, rotaciones, etcétera) o la combinación de ambas.
En definitiva, el futuro de la agricultura es la precisión de los procesos y eso requiere programación y control.
Crecimiento
Desde ya que el crecimiento en los últimos años de la agricultura –hoy por arriba de los 100 millones de toneladas de granos– se debe no sólo a la mejora de la biotecnología sino también al uso de máquinas más eficientes y si bien éstas implican más gasto para el productor, por otro lado gana en rentabilidad, con lo cual la ecuación se ve más que compensada.
Los avances en la mecanización sólo como ejemplo llegaron de la mano del automatismo, es decir, máquinas con más sensores infrarrojos, que miden la proteína y el aceite de los granos sobre las mismas cosechadoras, lo que hace que el productor tenga más información para procesar en tiempo real y a la vez saber con mayor precisión el resultado de su producción.
La cosechadora es otro gran ejemplo. Antes estas máquinas cosechaban 3 hectáreas por hora y hoy están en 10 hectáreas, lo que significa un crecimiento operativo de casi el 230 por ciento.
Esta máquina posee además un monitor de rendimiento con posicionamiento satelital capaz de darle al operario una completa información de la cantidad de granos que está manejando, su humedad y el rendimiento seco, entre otras variables. Todo esto se almacena con posicionamiento espacial a través de un GPS, el cual luego se verá en un mapa de rendimiento en una pantalla o bien se puede guardar en una tarjeta de memoria o enviarlo por mensaje de texto a una página web. Eso y mucho más pueden hacer las máquinas modernas en la actualidad.
Una industria al servicio de la generación del empleo
Con el desarrollo en el interior del país de estas industrias se generaron unos 1.200 empleos directos y otros tantos indirectos para la colocación y mantenimiento de los equipos, es decir 2.400 puestos de trabajo bien remunerados, y en las empresas de servicio agronómico de agricultura de precisión (AP) hoy se ocupan otros 1.000 empleos directos distribuidos en un 80% en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires; pero también existen empleos en Salta, Misiones, La Pampa, Entre Ríos, San Luis, Tucumán, Corrientes, Chaco, Formosa, Mendoza, etcétera.
El desarrollo de las empresas de tecnología de alta complejidad genera unos 2.400 empleos directos en la construcción, colocación y mantenimiento; otros 1.000 empleos directos considerando los técnicos en empresas de servicios agronómicos AP, pero la maquinaria agrícola argentina emplea unos 45.000 puestos directos y otros 45.000 indirectos, o sea unos 90.000 puestos de trabajo, que si no fuese por el desarrollo electrónico que transformó a “los fierros argentinos” en inteligentes, los fabricantes de máquinas argentinas habrían perdido competitividad porque hoy el mercado argentino y los mercados del mundo demandan “máquinas inteligentes”; y gracias a ello la maquinaria agrícola argentina en el 2012 sustituyó importaciones por un valor de u$s800 millones y exportó a treinta países por un valor de u$s280 millones.
El 90% de los empleos de la maquinaria agrícola están en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, radicados en los pueblos del interior productivo. O sea que el desarrollo de la AP y los fabricantes de herramientas de alta complejidad transforman a las industrias de máquinas argentinas en competitivas y allí se desenvuelven todos los puestos de trabajo localizados en el interior productivo, siendo estratégico para el desarrollo sustentable del territorio.
Máquinas más robotizadas
Durante el último encuentro de agricultura de precisión realizado en el INTA Manfredi, se destacaron las tendencias para los próximos diez años. Los especialistas señalaron que las máquinas autopropulsadas, tractores, pulverizadoras, cosechadoras de todo tipo serán casi robotizadas.
Muchas de ellas trabajarán solas por el campo sin operario, al igual que lo que hace hoy un operario de una fábrica donde sólo controla que las máquinas cumplan su función. En pocas palabras, habra muchas máquinas automatizadas y pocas personas controlando.
La telefonía celular tendrá mucho más protagonismo que hoy, serán computadoras móviles de mucha capacidad y cuando técnicos y productores analicen un lote sacarán fotos y la enviarán instantáneamente a una plataforma web para que se produzca el diagnóstico en forma automática fundamentado por los conocimientos de muchos especialistas contenidos en un software inteligente.
El desarrollo de sensores, actuadores con softwares potentes y TIC será explosivo la maquinaria agrícola del futuro será un robot muy inteligente y extremadamente preciso y amigable con los usuarios.
Tendencia
En el plano externo, ya se puede ver por ejemplo en los EE.UU. cosechadoras y tolvas autodescargables para que trabajen sin conductor, conectadas por radiocontrol con el operario de la cosechadora.
En Japón, las cosechadoras robot ya son una realidad; en Europa, dos o tres tractores trabajando juntos y uno solo conducido; los otros replican las operaciones por radiocontrol.
En definitiva, las máquinas del futuro serán un 100% con una gran dotación de inteligencia electrónica, en su gran mayoría tendrán mucha más información cargada para resolver problemas en tiempo real que requieren regulación automática, que la información del operario más avezado y capacitado, hoy en la industria un centro de mecanizado asistido por robot es superior a cualquier operario industrial y eso también será posible realizarlo en el campo argentino con máquinas agrícolas del 2020.
Fuente: BAE