RECURSOS HUMANOS

El capital humano es el principal factor que diferencia a las empresas

En el mundo actual globalizado es posible, con crédito suficiente, elaborar exactamente el mismo producto con la misma calidad y -en muchos casos- al mismo costo.

Sin embargo, cada vez más en los mercados de fusiones y adquisiciones se opta por una empresa no sólo por sus activos, sino también por su capital intelectual.

“En consecuencia, parece ser una estrategia interesante para aquellas empresas que quieran ser consideradas para fusiones y adquisiciones pero no cuentan con activos suficientes, aumentar su valor o diferenciarse de sus competidores mediante el aumento de su capital intelectual”, afirma Alvaro Vigliola, presidente de Buxis, una firma latinoamericana especializada en tecnología y en recursos humanos.

Según Vigliola, capital intelectual puede ser considerado como el conjunto de valores intangibles que una empresa posee. “Existen varias tendencias más o menos detalladas acerca del capital intelectual, pero normalmente se consensúa en que este está integrado por el capital estructural, el capital humano y el capital vincular que la organización posee”, detalló.

El experto dio una reseña de cada uno de ellos:

- Capital estructural: es el conjunto de procesos estructurantes que la organización posee y que son utilizados y replicables por ella. Los ejemplos mas relevantes son el valor marca, las certificaciones tipo ISO, los sistemas informáticos o de información, así como toda norma y procedimiento que la organización posea como forma de documentar sus procesos internos en todo ámbito de actividad: cuanto mejor documentados y vigentes los procesos y cuanto mas extendida, incorporada y perfeccionada la práctica, mayor será el valor del capital estructural de una empresa.

- Capital humano: es el conjunto de individuos, la cultura, el “carácter” de la organización muchas veces reflejado en sus competencias cardinales, sus valores y su misión y visión, siempre y cuando estos elementos efectivamente estén en comunión y respondan con coherencia y consistencia entre si, demostrando que son estables y perdurables en el tiempo.

- Capital vincular: es la capacidad de poseer y mantener vínculos con el medio, con los individuos y con las instituciones de un entorno que le permiten crecer y desarrollar su negocio.

Un cuarto elemento

"Personalmente, a estos tres capitales indicados agrego un cuarto denominado capital de entorno. Esta conformado por la habilidad de la organización toda de conocer y reconocer un entorno de forma tal que le permita desarrollar y adaptar efectivamente los otros tres capitales mencionados. Para ilustrar lo anterior alcanza con imaginar una empresa instalándose en China: si no reconoce la cultura, los códigos, los actores y los roles del entorno, probablemente su capital humano, estructural y vincular no tendrán la misma efectividad que en un entorno conocido y dominado”, sostuvo Vigliola.

Sin embargo, añadió, de todos los elementos que componen el capital intelectual hay uno solo que cruza transversalmente todos y sin el cual los restantes no pueden existir: el capital humano.

“No sólo tiene valor intrínseco como conformador de la cultura, sino que es el que se adapta y reconoce el entorno, es el que en función de ese reconocimiento, adapta los elementos estructurales y los mejora constantemente, y es este mismo capital humano todo en su conjunto el que finalmente establece los vínculos con los individuos e instituciones del entorno facilitando que los negocios se establezcan y concreten según lo establecido en la estrategia”, aseguró.

El especialista explicó que su experiencia como capacitador en más de 100 multinacionales de toda la región, le permitió observar emprendimientos que han crecido o han fenecido en función de cómo se subestimó o sobreestimó el capital humano en conjunción con el proceso estratégico trazado.

“En los últimos 24 meses hemos visto en todo Latinoamérica una revalorización del ser humano en los procesos productivos y de servicios principalmente de la mano de estas últimas obligadas a competir globalmente. Parece ser que esto recién empieza y ha de pasar forzosamente por un movimiento pendular en donde las organizaciones y los individuos pasen de un extremo al otro hasta que ambos, individuos y organización, alcancen el equilibrio que les permita funcionar en perfecta simbiosis, probablemente acompañado por un cambio de base mas global en función de la humanización del trabajo, en donde el auge de la Responsabilidad Social Empresaria y la búsqueda de un managment mas preocupado por estos aspectos parecerían ser síntomas de este proceso de cambio”, dijo.

En resumen, Vigliola sostuvo que aquellas organizaciones que rápidamente logren su punto de equilibrio podrán decirse a si mismas que han logrado alcanzar una fase en donde el individuo integre el capital intelectual conscientemente o en consecuencia donde ese capital sea más humano.

“Este equilibro se logra desde ambas partes, siendo consciente la organización en cómo el individuo contribuye retribuyéndole adecuadamente, pero sobre todo desde el individuo siendo consciente éste de cómo la organización contribuye a su propio capital intelectual”, concluyó. (LA GACETA)