El primer debate demócrata consolidó el papel de favorita de Hillary Clinton
La ex secretaria de Estado y el senador Sanders protagonizaron el encuentro, que se destacó por la presentación de propuestas y el buen clima.
La ex secretaria de Estado Hillary Clinton salió reforzada del primer debate demócrata televisado, en el que el independiente Bernie Sanders fue su mayor rival.
El control de armas, la reforma bancaria, la política exterior y la necesidad de pasar página a la vieja política –argumento con el que sus contendientes intentan erosionar la popularidad de Clinton–, fueron los temas en los que difirieron los cinco precandidatos a la Casa Blanca en las elecciones presidenciales de 2016 en EE.UU.
Clinton ocupó el centro del escenario en el hotel Wynn de Las Vegas (Nevada), flanqueada por el senador de Vermont Bernie Sanders, el único que se mantiene como alternativa relevante a la ex primera dama en las encuestas, y el ex gobernador de Maryland Martin O’Malley, necesitados de minutos ante las cámaras y financiación.
El debate demócrata se diferenció bien del que mantuvieron los republicanos en septiembre pasado, que resultó una gresca dialéctica de once conservadores en el que se destacó el histriónico magnate Donald Trump, capaz de llamar estúpidos o feos a sus compañeros de tarima.
La entrada en las primarias demócratas de Sanders, que se define como socialista, forzó a Clinton y al resto de los candidatos a girar a la izquierda durante la campaña y abordar temas como la desigualdad y la necesidad de aumentar el salario mínimo.
Como se vio en el debate, Sanders tendrá que luchar durante la campaña para las primarias demócratas con el estigma de ser socialista en EE.UU., donde el término tiene una connotación negativa, y probablemente será atacado por los republicanos por sus críticas al capitalismo.
“¿Me considero parte del capitalismo de casino por el que tan pocos tienen tanto y muchos tienen tan poco?, no”, dijo Sanders, quien consideró que EE.UU. debería seguir el ejemplo de países como Dinamarca, Suecia y Noruega en la protección social de los trabajadores.
“No somos Dinamarca. Somos EE.UU.”, le recordó Clinton, quien defendió el sistema capitalista.
“El Congreso no regula Wall Street, Wall Street regula el Congreso”, lamentó Sanders, que a lo largo de la noche fue, al igual que Clinton, muy aplaudido.
El público que asistió al debate dedicó algunas carcajadas al momento en el que Sanders declaró que ya estaba bien de “hablar de los malditos correos electrónicos” de Clinton, el punto débil más serio de la favorita, por el momento. Clinton sonrió, estrechó la mano de su rival y dijo: “Gracias, Bernie”.
O’Malley, el tercero de los participantes que dispuso de mayor tiempo, pidió que se realicen más debates, su única esperanza de enfrentarse a la maquinaria de campaña de Clinton.
Entretanto, sorprendió el poco tiempo que los participantes dedicaron a hablar de la reforma migratoria en un estado de gran presencia hispana como Nevada, aunque los cinco precandidatos consideran que se debe buscar un camino hacia la ciudadanía.
Clinton indicó que apoyará que los inmigrantes indocumentados puedan ser cubiertos por la reforma sanitaria del presidente Barack Obama.
“Cuando sea presidente iré más allá de los decretos migratorios que firmó el presidente Obama”, prometió la ex secretaria de Estado y ex primera dama Hillary Clinton, consciente de la importancia del voto latino en las presidenciales de 2016.
“Hay una gran diferencia en todo lo que están oyendo hoy aquí en este escenario y lo que oyen de los republicanos”, constató Clinton, quien acusó a los candidatos del partido rival de “demonizar” a los inmigrantes que trabajan duro y de “insultarlos”.
La única mujer del panel prometió subir el salario mínimo, reducir la desigualdad y conceder diversos beneficios a las familias de bajos ingresos.
También buscó el voto de las minorías negra y latina, ante las cuales se comprometió a ponerle fin a las tensiones racistas y reformar el sistema penitenciario, privatizado en gran medida y en cuyas celdas latinos y negros son una abrumadora mayoría.
Al cierre del encuentro, los precandidatos coincidieron en que el debate fue mucho más civilizado y positivo que el de los republicanos.
En tanto, la mayoría de los comentaristas políticos coincidió tras el encuentro en que Clinton salió reforzada del debate y demostró estar preparada para consolidar su condición de favorita, pese a que Sanders le está restando peso en varios estados de cara a las elecciones primarias del partido.
El debate fue también un mensaje para el vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, que sigue evaluando si presenta su candidatura.
Clinton, con el 43,3% de intención de voto, parte como favorita en las primarias demócratas, seguida por Sanders, con 25,1%, y Biden, con el 17,4% de apoyo, según la web Real Clear Politics, que realiza un promedio de las encuestas publicadas por los medios estadounidenses.
Martin O’Malley, Lincoln Chafee y Jim Webb, con menos del 1% de apoyo cada uno, confían en que el debate del martes les permita subir en las encuestas. El problema es que para la mayoría de los estadounidenses son desconocidos.
El indeciso Joe Biden, ausente, el gran perdedor de la noche
Para los analistas políticos, el gran perdedor del debate demócrata fue el vicepresidente norteamericano Joe Biden, quien finalmente no anunció su precandidatura y quedó afuera del encuentro.
Ahora, con la buena actuación de Clinton, las aspiraciones de Biden quedaron reducidas.
“Si Biden esperaba un paso en falso de Clinton, pues no lo obtuvo”, escribió Chris Cillizza en el Washington Post.
“Pienso que sería razonable preguntarse si no perdió el momento de golpear cuando su rival estaba más débil”, agregó.
John Zogby subrayó en Forbes que Biden fue”el gran perdedor”. “Mientras su equipo trabajaba en un anuncio poderoso, Clinton comandaba”, agregó Zogby.
Para el sitio Politico.com, Biden quedó “out” de la carrera para la Casa Blanca.
Los más vistos entre los demócratas, pero lejos de los republicanos
El debate tuvo una audiencia de 15,3 millones de teleespectadores, y batió el mayor registro de audiencia para un programa de esas características vigente desde 2008, cuando presentaron sus propuestas y discutieron los postulantes demócratas a través de la televisora ABC, aglutinando a 10,7 millones de espectadores.
Sin embargo, esos números están lejos de acercarse a los establecidos por los dos primeros debates republicanos, ambos superaron los veinte millones de audiencia.
Comentarista vía Twitter, Trump se “aburrió” con el encuentro
Aunque no estuvo físicamente presente en el debate entre sus rivales demócratas, el precandidato republicado a la presidencia estadounidense Donald Trump siguió el intercambio en vivo en Twitter, y como es habitual en él, fue tajante: le resultó excesivamente pautado, ensayado y aburrido.
“A pedido de muchos” de sus seguidores optó por ver el debate y comentarlo en la red social.
Si bien realizó observaciones de los protanistas, no opinó sobre el contenido del debate.
Las críticas más duras fueron contra la precandidata demócrata favorita en las encuestas, Hillary Clinton: “Lo más difícil para Clinton es que tiene que defender sus malas decisiones”, comentó.
“¡Lo siento, esta noche no hay ninguna estrella sobre el escenario!”, resumió sus impresiones el antiguo presentador del reality “El aprendiz”.
Trump, de 69 años, lidera las encuestas para convertirse en el candidato presidencial de los conservadores estadounidenses, con un 23% de apoyo según una reciente encuesta.
Fuente: Diario BAE