FINANZAS

El spread bancario alcanzó el máximo de la década

La diferencia entre las tasas que pagan los bancos por los depósitos y que cobran por los créditos trepó a su máximo en una década, tras la suba que tuvieron luego de la devaluación de enero pasado. Si bien la decisión elevó la ganancia de los bancos, los analistas consultados por este diario coincidieron en que es la inflación lo que eleva las tasas activas para cubrirse de la suba de precios durante el plazo del préstamo. Y que parte del parate del crédito actual es también consecuencia de las bajas expectativas de empleo e ingresos.

En abril pasado el spread entre las tasas promedio ponderadas que las entidades privadas cobraban por los créditos a familias y empresas (34,8%) menos las que remuneran los depósitos a plazo fijo, las cajas de ahorro y en cuenta corriente (10,54%) subió a 24,2%, según analizó el economista Jefe de la consultora Analytica, Martín Polo. El máximo desde 2005.

El diferencial es mayor al salto al 22,7% que tuvo tras la instauración del cepo cambiario, en diciembre de 2011. Y aún más alto que el alza al 20% que gozó tras la crisis financiera internacional en noviembre de 2008.

“Cada vez que hay un cimbronazo monetario, el spread de tasas se estabiliza en niveles más altos en el que había iniciado”, agregó Polo.

Tras la crisis de Lehman Brothers, las tasas de los plazos fijos reaccionaron para evitar un drenaje de depósitos. Y como respuesta al cepo cambiario, por la salida de depósitos en dólares. Tras la devaluación de enero, porque el BCRA indujo una suba de tasas para evitar la fuga al dólar paralelo.

En cada caso, las tasas de los créditos subieron en mayor medida. “Al encarecerse el fondeo, se encarece el crédito. Al volver la calma, la tasa pasiva cae y la activa cae menos. Por eso el spread en estabilidad queda en niveles más altos (que antes del cambio)”, explicó Polo.

Hoy el sistema ya sufrió la suba de tasas y empieza con timidez a bajarlas por el exceso de liquidez de los bancos, producto de la suba de depósitos y la caída de los créditos. Si se confirma la tendencia histórica, el spread tendría que estabilizarse por encima del 21% que registraba en noviembre pasado, según Analytica.

Si bien los bancos buscan mejorar su negocio -el resultado por intereses subió del 3,1% del activo en 2008 al 6% en febrero pasado-, se entiende que la suba de precios es lo que eleva las tasas activas.

“El problema que tiene Argentina es la inflación. El banco mira el fondeo máximo a 30 días y pide tasas más caras para cubrirse en un contexto de aceleración de inflación”, dijo Polo.

A lo largo de estos años, las tasas más altas se han aplicado sobre los créditos al consumo, de plazos más cortos y donde los bancos han focalizado su negocio.

Pedro Rabasa, director de Empiria Consultores, coincidió: “A medida que sube la inflación, las tasas nominales son más altas. Y con depósitos en cuenta corriente y cajas de ahorro con remuneración baja, el costo de fondeo baja y el spread sube”.

Hacia adelante

La suba de tasas redujo el crédito desde febrero. Y la fuerte liquidez origina ahora un leve descenso de las tasas de interés.

Sin embargo, en un repunte del crédito estaría ahora condicionado por la menor demanda por el miedo a perder el empleo y a los menores ingresos.

Para Empiria, el diferencial de la tasa Badlar (24,81% que se paga a los depósitos mayoristas y determina las tasas activas) con las que cobra a las empresas de primera línea está en mínimos históricos. Si bien con la tasa del resto de los créditos ha tendido a subir, no encuentra un recargo por incobrabilidad. “Los bancos no parecen estar cargando un mayor diferencial de tasas para cubrirse de la morosidad potencial”, dijo un informe de la consultora, lo que indicaría que a las tasas activas no se les carga un mayor diferencial para reducir la demanda. “Ello parece señalar que los bancos no están retaceando los préstamos”, agregó.

“La parálisis del crédito estaría en la fuerte suba las tasas nominales (tanto activas como pasivas), que estaría impactando en la demanda, en un contexto en el que la incertidumbre financiera y las expectativas negativas respecto al nivel de actividad tiende a frenar las decisiones de consumo e inversión que motorizan la demanda de créditos”, concluyó, en línea con lo que sostienen las entidades.

Fuente: Cronista.com