Italia aprobó inédita y polémica reforma electoral
La Cámara de Diputados de Italia convirtió en ley una radical reforma electoral impulsada por el primer ministro Matteo Renzi, que contempla una “bonificación” de escaños al partido que supere el 40% en primera vuelta, para asegurar “la estabilidad” política.
La Cámara de Diputados de Italia aprobó este lunes una radical y polémica reforma electoral impulsada por el primer ministro Matteo Renzi. En una sesión de más de seis horas, y sin la presencia de buena parte de la oposición, que abandonó el recinto antes de la votación, la ley se aprobó con 334 votos a favor (18 sobre el mínimo necesario), cuatro abstenciones y 61 en contra, incluida la resistencia de sectores del oficialista Partido Democrático (PD).
Según la última versión de la ley, presentada por Renzi a comienzos de 2014, se prevé un sistema de “bonificación” al partido que consiga más del 40% de los votos en la primera vuelta, que obtendrá el 55% de los escaños en el Parlamento como forma de “asegurar la gobernabilidad”.
En caso de que ningún partido alcanzara por sí solo ese porcentaje en el primer turno, se hará un ballotage entre los dos más votados para asignar la “bonificación”, en ese caso del 53%.
El cambio de la ley electoral era la principal apuesta política de Renzi, ya que durante un año defendió su alcance como una manera de evitar los problemas de gobernabilidad de Italia al no permitir que de las urnas surjan mayorías claras.
“Esfuerzo mantenido, promesa respetada. Italia necesita de aquellos que no siempre dicen no. Adelante con humildad y valentía”, escribió Renzi en su cuenta de Twitter poco después de aprobada la reforma.
Desde 1945, la política italiana se estabilizó relativamente en torno a un fuerte bipartidismo, dominado por el Partido Demócrata Cristiano y el Partido Comunista, con el socialismo como tercer participante. Pero desde la segunda mitad de la década de 1970 se inició una creciente fragmentación y atomización de las representaciones que dificultaba cada vez más la formación de gobiernos luego de cada elección y muchas veces limitaba su perdurabilidad.
El cimbronazo final lo produjo la aparición de candidatos antisistema o extrasistema, como el empresario conservador Silvio Berlusconi o el actor Beppe Grillo que, en los últimos años, acercaron la situación al borde de la ingobernabilidad.
Para recuperar el equilibrio, distintos sectores habían sugerido buscar algún mecanismo que fortaleciera al partido que obtuviese la mayoría de los sufragios y evitase las largas y trabajosas negociaciones poselectorales en busca de coaliciones que garantizaran una mayoría parlamentaria.
La reforma aprobada este lunes, conocida en Italia como “Italicum“, se usará únicamente para elegir a los miembros de la Cámara de Diputados y entrará en vigencia recién a partir del año próximo, por lo que debutará en las elecciones parlamentarias de 2018.
Otra de las grandes modificaciones es que el número de escaños a la Cámara de Diputados será asignado proporcionalmente al número de votos recibidos calculado en base nacional, con un umbral de 3% para los partidos en solitario, 4,5% a los partidos en coalición y de 12% para las coaliciones en su conjunto.
La ley, que tuvo como una de sus grandes impulsoras a la ministra de Reformas Constitucionales, María Elena Boschi, también introduce un sistema de cabeza de listas fijos, elegidos por los propios partidos, mientras que el resto será elegible por los electores. Además, desde la entrada en vigencia de la ley se pasará de las actuales 27 circunscripciones electorales a 100, que quedarán fijas.
Desde que impulsó la norma en enero de 2014, Renzi conservó un bloque aliado dentro de su partido, al que circunstancialmente se unieron senadores del Forza Italia (FI), de Berlusconi, y del que en la votación de este lunes se alejaron sectores del ala izquierda del propio PD.
La ley empezará a regir en julio de 2016, ya que recién a partir del año próximo entraría en vigencia otra de las reformas propuestas por Renzi y Boschi, que busca bajar de 315 a 100 el número de senadores para acabar así con su función legislativa y por ende con el “sistema bicameral perfecto” que tiene actualmente Italia y que es visto como “una traba” para la sanción de muchas leyes.
Fuente: Diario BAE