La CUP frenó tanto la continuidad de Mas como el avance independentista de Cataluña

El partido anticapitalista Candidatura d’ Unitat Popular decidió en una caliente votación interna no apoyar a un nuevo Gobierno de Artur Mas, pese a que el actual presidente catalán quería iniciar la “transición” hacia la creación de un Estado independiente de España. De esta manera, se convocará a elecciones para marzo próximo.

El partido anticapitalista catalán Candidatura d’ Unitat Popular (CUP) decidió este domingo mantener su veto a la investidura de Artur Mas, lo que deja al actual presidente regional sin posibilidades de asumir un nuevo mandato y frena en seco el proceso de secesión al forzar a Cataluña a convocar nuevas elecciones en marzo próximo.

Tras más de tres meses de negociaciones y votaciones algunas con resultados improbables que mantuvieron en vilo a Cataluña y España, finalmente el Consejo Político de la CUP, que tenía en sus manos la llave del Gobierno catalán, resolvió que no dará su apoyo a Mas para continuar como presidente catalán.

La decisión definitiva fue adoptada a través de un proceso de votación que fue filtrando seis opciones hasta que terminó imponiéndose el “no” a la investidura de Mas por 38 votos a favor, 22 en contra y 6 abstenciones, según explicaron varios representantes de la CUP en conferencia de prensa. Para materializar este rechazo, la fuerza de izquierda anticapitalista hará que sus diez diputados en el Parlamento regional se abstengan en la próxima sesión de investidura, que no está claro si se celebrará, ya que Mas podría ahorrarse ese trámite y convocar a elecciones anticipadas sin esperar al 10 de enero, cuando vence el plazo que tenía para formar Gobierno.

No obstante, la CUP le recordó al Presidente en funciones que aún puede evitar unos comicios anticipados si renuncia a liderar el Gobierno y propone un candidato alternativo, algo que Mas ya aseguró que no hará.

“La CUP puede forzar unas elecciones, pero no tiene la fuerza para cambiar al presidente”, afirmó, contundente, el jefe del Ejecutivo catalán, quien anticipó que esperaría y aceptaría el veredicto sin moverse ni un milímetro después de que el 27 de diciembre los militantes anticapitalistas quedaron empatados al votar si levantaban el veto a su investidura.

“Mas tiene la carta para decidir cómo acaba esto”, insistió este domingo la diputada de la CUP, Gabriela Serra, quien puso en duda la celebración de la sesión de investidura y advirtió que, en todo caso, las nuevas elecciones serán “consecuencia del inmovilismo” del Presidente en funciones y su lista Junts Pel Sí (JxSí).

“Quien no ha movido ficha todavía tiene tiempo para hacerlo”, insistió Serra en la conferencia de prensa en Barcelona al término de la reunión de la cúpula de la CUP. En la misma línea, su compañero Sergi Saladié apuntó que la decisión de rechazar la investidura de Mas “no cierra la puerta a otro candidato”. Incluso, añadió: “Mas dijo que no sería nunca un obstáculo. Es el momento de demostrarlo”.

Mas, candidato a presidente de JxSí, la lista independentista vencedora de los comicios del 27 de septiembre pasado, quedó a seis diputados de la mayoría absoluta que necesitaba para su reelección -y dos de la mayoría simple-, por lo que se vio obligado a buscar el apoyo de la CUP, con sus diez diputados y único grupo que estaba en condiciones de respaldarlo por su ideario pro separatista. A cambio de este apoyo, JxSí ofreció a la CUP que Mas estaría al frente de una especie de presidencia colegiada para dirigir la transición de 18 meses hacia la secesión de España, además de un plan de apoyo social y de dar marcha atrás con las privatizaciones.

No obstante, los anticapitalistas optaron por mantener su coherencia ideológica y rechazaron al líder que durante los últimos años identificaron como el responsable de los recortes y ajustes en Cataluña, y un hombre salpicado por la corrupción de su partido, Convergencia Democràtica de Catalunya (CDC). Lo hicieron a costa de frenar y poner el riesgo el proceso de secesión, al forzar la convocatoria de nuevos comicios.

“Hay que cambiar el candidato para seguir avanzando”, argumentó Serra, tras reconocer que la decisión tomada por la CUP “no ha sido fácil”, pero es “seria” y “coherente”.

La tensión fue tal en la votación de la izquierda anticapitalista que se llegó a hablar de una fractura y el líder de la CUP, Antonio Baños, partidario de investir a Mas, sondeó la posibilidad de dimitir, según fuentes partidarias citadas por la prensa local.

La disputa interna de la CUP había alimentado las esperanzas de Mas de que su candidatura fuera aceptada, según reconoció el propio presidente catalán, ideólogo de una “hoja de ruta” de secesión, que tuvo como punto de partida los comicios regionales del 27S, planteados como un plebiscito independentista. Por eso, la negativa ha sido una decepción para el heterogéneo bloque independentista aglutinado en JxSí.

“Siempre he pensado que al final la CUP ayudaría a hacer realidad el mandato democrático del 27S. No ha sido así. Me equivoqué y mucho”, escribió en Twitter Carmen Forcadell, actual presidenta del parlamento catalán y diputada de JxSí.

Jordi Sánchez, su sucesor al frente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) -principal impulsora de las movilizaciones a favor de un Estado catalán independiente-, incluso llegó a pedir perdón por haber pedido el voto para la CUP “como opción independentista”.

Sin ningún otro respaldo posible, el “no” de la CUP a Mas llevará a la disolución automática del Parlamento y la convocatoria de nuevos comicios en el plazo fijado por ley de 54 días, lo que lleva el calendario hasta marzo.

La negativa de los anticapitalistas a Mas supone un freno al desafío secesionista de Cataluña en un momento clave para España, que se encuentra al borde de la ingobernabilidad desde los comicios generales del 20 de diciembre, en los que el líder conservador Mariano Rajoy se impuso pero sin una mayoría suficiente para conseguir la reelección.

El conflicto catalán es central las negociaciones post electorales, en las que el Partido Popular (PP) de Rajoy ofrece al Partido Socialista (Psoe) y a Ciudadanos un pacto para garantizar la unidad de España, mientras la opción de una alternativa de izquierda progresista liderada por el socialista Pedro Sánchez choca con la condición de Podemos de exigir un referéndum en Cataluña.

Fuente: Diario BAE