POLÍTICA ECONÓMICA

Mercosur buscará tratar la desdolarización del comercio regional

La cumbre del G20 expuso las limitaciones de las propuestas ortodoxas para salir de la crisis. Semanas atrás Cristina Fernández de Kirchner sugirió avanzar en el intercambio en monedas locales frente a la situación en Europa y EEUU.

En momentos donde la crisis económica mundial golpea con fuerza a las economías desarrolladas, las alternativas de crecimiento que se proponen desde los países emergentes adquieren una resonancia mayor.

Cualquier iniciativa que resguarde la expansión económica regional de esa crisis resulta fundamental. Por eso el encuentro del Mercosur que comienza mañana en la provincia de Mendoza tiene el enorme desafío de avanzar en pasos concretos en la agenda contra la especulación financiera y la profundización de la integración regional.

Resulta clave el proyecto de avanzar en una nueva arquitectura financiera regional que promueva la desdolarización del comercio Esta propuesta se ha venido trabajando en diferentes espacios y parece recobrar renovado impulso ante la volatilidad de la divisa norteamericana. “No es una idea de los gobiernos sino una demanda de la sociedad organizada que desmonta el elemento atávico del dólar, dando mayor sentido a un debate plenamente vigente en nuestros diferentes espacios de integración”, sostuvo días pasados el embajador de Venezuela, Carlos Eduardo Martínez Mendoza, en un encuentro organizado por el Instituto de Formación Política Rodolfo Puiggrós en el ámbito del Movimiento Octubres conducido por Gastón Harispe, diputado nacional por Nuevo Encuentro. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner sostuvo a principios de este mes que es hora de asumir ese rumbo puesto que “la crisis perforará todas las economías del mundo”.

La importancia de la región a nivel económico es creciente al comparar el rendimiento de sus principales indicadores económicos con los de muchas otras naciones, lo que fortalece y legitima cualquier propuesta de rediseño financiero pensado desde Unasur. La diferente trayectoria económica de los emergentes y Europa así lo ratifica: durante el período 1995-2007, los primeros explicaron un 48% del crecimiento del PBI mundial, pasando al 65% entre 2010 y 2011, lo que revela el marcado retroceso en la generación global de riqueza por parte de los países desarrollados y, por contraste, un ascendente protagonismo de los emergentes como actores de peso en el crecimiento de la actividad económica mundial.

Así es como el Consejo Suramericano de Economía y Finanzas de Unasur viene trabajando en propuestas tendientes a desdolarizar el comercio regional y crear un Banco del Sur que financie proyectos de desarrollo para la región. El gran desafío, sin embargo, es consolidar un esquema que aleje fantasmas sobre una posible caída en los flujos comerciales por la presunta inestabilidad que generaría prescindir del dólar. “El establecimiento de una moneda regional no tiene por qué ir acompañado de una renuncia a las monedas nacionales, ni de acuerdos cambiarios rígidos y, mucho menos, de políticas de desregulación de los movimientos de capitales. El área monetaria regional puede constituirse a partir del establecimiento de una moneda ‘fuerte’ regional, emitida por un banco regional, que conviva en paralelo a las diversas monedas nacionales de fluctuante cotización, y sin interferir en las regulaciones financieras locales”, explica a Tiempo Argentino Andrés Asiain, economista de la Cátedra Nacional de Economía “Arturo Jauretche” e investigador del CONICET.

La ventaja de avanzar en esta propuesta, por lo tanto, estaría dada por la sustitución del dólar de las funciones que actualmente cumple en la región, potenciando los márgenes de las políticas monetarias y cambiarias nacionales. Así, se podría avanzar en la constitución de un espacio monetario regional que libere a las finanzas de los países de su dependencia con las instituciones financieras de Washington y las sustituya por instituciones regionales bajo su soberanía. En ese marco –sostiene Asiain– para constituir un área monetaria regional se requiere el establecimiento de una serie de instituciones y políticas: un banco central regional, la constitución de reservas para ese banco, una moneda regional consolidada como reserva de valor –lo que contribuiría a atenuar la fuga de capitales que golpea a muchos países– y la posibilidad de otorgar créditos de distintos montos y plazos en esa moneda: “Si los bancos centrales de los países de Unasur convirtieran el 10% de sus reservas en la moneda regional, aportarían unos U$S 42 mil millones y otros U$S 7500 millones si cambiaran el 10% de sus activos externos anuales en activos vinculados a la moneda regional”, asegura.

ALGUNOS ANTECENDENTES. Algunos países ya están trabajando a nivel bilateral para evitar el uso del dólar en su intercambio comercial. A nivel del Mercosur, Argentina y Brasil tienen un acuerdo suscripto desde 2008, cuando los bancos centrales de ambos países dieron forma al Sistema de Pagos en Monedas Locales (SML), destinado a operaciones comerciales de hasta 360 días de plazo, que permite a los exportadores e importadores de ambos países la realización de pagos y cobros en sus respectivas monedas, reduciendo así los costos de las transacciones. Si bien el sistema es de carácter voluntario, hay actualmente conversaciones para volverlo obligatorio y terminar de consolidarlo. Otro mecanismo que se ha implementado es el Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos (Sucre) del que participan los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), más Ecuador. Si bien el intercambio comercial involucrado en este esquema es considerablemente menor al que podría representar una desdolarización entre los dos principales socios del Mercosur, su evolución registra una tendencia ascendente: en el 2010 operó por apenas U$S 12 millones, pero ya en el 2011 la cifra creció a U$S 216 millones y este año la expectativa es llegar a los 750 millones de sucres, equivalentes a U$S 940 millones.

CONCLUSIONES. El desafío planteado, en pos de la definitiva consolidación de la nueva arquitectura financiera pensada desde los diferentes espacios de integración regional, supone entonces avanzar en niveles de institucionalización que terminen de dar forma a estas iniciativas de sustitución del dólar en el comercio al tiempo que invita a los países involucrados a reconsiderar el reemplazo de la divisa estadounidense como reserva de valor, para consolidar definitivamente una herramienta que permita avanzar en la independencia financiera de la región y sea, al mismo tiempo, un diseño anticíclico para preservar los estándares de crecimiento que han hecho de las naciones emergentes grandes protagonistas del crecimiento económico mundial de los últimos años.

Políticas anticíclicas para la región

Luego de la cumbre del Mercosur de la semana que viene en Mendoza, la Argentina y Brasil continuarán dando impulso a la estrategia regional de blindar al bloque de los embates de la crisis económico-financiera. En ese marco, ambos países van a avanzar en una definición de 400 nuevas posiciones aduaneras sobre las que se elevará el Arancel Externo Común (AEC), que en muchos casos podría crecer al máximo del 35 por ciento. El tema seguramente será abordado por los equipos económicos de los países miembro afectados a la cumbre, donde el foco será puesto en bienes provenientes de China, el sudeste asiático y la Unión Europea. De esta manera, se busca protegerse del excedente de esos países coordinando una estrategia común, tema que acaba de ser abordado por las mandatarias de la Argentina y Brasil en el encuentro bilateral que sostuvieron esta semana en el G-20.

Fuente: Tiempo Argentino