Rajoy depende del PSOE para gobernar España

España vive una crísis política sin precedentes, marcada por el fin del bipartidismo y la negativa de los nuevos líderes a brindar su apoyo para la formación de un gobierno.

Tras la elecciones del 20 de diciembre pasado, que dejaron un escenario fragmentado en el que se imponen los pactos, continuaron ayer las reuniones entre Mariano Rajoy (jefe de Gobierno en funciones, ganador de los comicios con 123 escaños y candidato a la reeleción) y los líderes de las principales fuerzas en busca de adhesiones.

Si la semana pasada el líder del Partido Popular (PP) recibió la negativa del socialista Pedro Sánchez (PSOE, 90 bancas), lo de ayer terminó de ensombrecer su destino: tanto Pablo Iglesias, líder de Podemos (69 diputados), como Albert Rivera, líder de Ciudadanos (40 diputados), anunciaron tras sendas reuniones que no quieren la continudad de Rajoy al frente del Ejecutivo y que, por lo tanto, no apoyarán su investidura.

El rechazo de los “emergentes”, sin embargo, tiene sus matices: mientras que Iglesias aseguró que directamente votará en contra; Rivera se decantó por la más “diplomática” abstención.

Iglesias, cuyo partido surgió del movimiento de “Indignados”, ya había anunciado antes de la reunión su negativa a apoyar a Rajoy “ni por activa, ni por pasiva” (con apoyo directo o absteniéndose), ya que sus planes para España no son “compatibles con que el PP siga gobernando”.

Entre las condiciones del partido para alcanzar un posible acuerdo de gobierno está incluido un referendo sobre la independencia de Cataluña, una cuestión que dificulta un posible pacto de formaciones progresistas liderado por el PSOE.

‘Quien no entienda que la unidad de España se defiende desde la democracia y quien no entienda la diversidad y la plurinacionalidad del país no ha entendido nada‘, señaló ayer el líder de Podemos preguntado por la posibilidad de que haga un lado su defensa del refendo para negociar.

Rivera, por su parte, dejó ayer claro que “la unión de todos los españoles no se negocia” y aseguró que no apoyará ninguna coalición cuya hoja de ruta suponga la ruptura del orden constitucional, en referencia a la propuesta de Podemos.

A los fines prácticos, sin embargo, da lo mismo que ambas fuerzas voten en contra o se abstengan: el PP no tiene cuenta con votos parlamentarios suficientes como para formar gobierno ni en la primera votación (aún sin fecha definida, en la que se necesitan dos tercios de votos positivos) ni en la eventual segunda (donde es suficiente mayoría simple).

Los socialistas, en tanto, reconocen el derecho de Rajoy a tratar de formar Gobierno como partido más votado, pero no renuncian a intentar formar su propio Ejecutivo si éste fracasa.

Ante este escenario de bloqueo y el temor de que sea necesario celebrar nuevas elecciones, el PP apeló ayer a la responsabilidad de Sánchez para que dialogue y ‘busque mecanismos‘ ya que, a su juicio, ‘existen cauces‘ para alcanzar un acuerdo con su partido.

Aunque obtuvo el peor resultado en unas elecciones generales desde 1977, el PSOE se transformó en la llave para alcanzar un nuevo Ejecutivo, en posición de dialogar tanto con partidos a su izquierda (Podemos) como a su derecha (Ciudadanos), e incluso con el PP.

Pero el panorama es aún más intrincado y, lejos de sumar poder, Sánchez, el líder socialista, se encuentra acorralado tanto por la otras tres fuerzas en pugnas como por intereses dentro de su propio partido.

Los llamado “barones” del socialismo lo obligaron a asegurar que no pactará con Podemos en tanto esa fuerza insista con celebrar el refendo autonomista en Cataluña. Desde el PP y Ciudadanos, en tanto, se lo presiona para que termine de definir su postura cuanto antes y se decante por la abstención (que permitiría la investidura de Rajoy y la formación de un gobierno en minoría) o el voto en contra (en cuyo caso empujaría al país a nuevas elecciones).

Fuentes del PP especulan con la siguiente sucesión de hechos: primero, que el PSOE votará contra la investidura de Rajoy en la primera votación y las sucesivas; luego, que Sánchez buscará aliarse con Podemos (cuyos votos le permitirían convertirse en presidente). En este punto, el PP cree que ese pacto fracasará por la exigencia de Iglesias respecto del “asunto catalán”. Así, ante un panorama de nuevas elecciones, desde el partido de Rajoy creen que el líder socialista terminará dando el brazo a torcer y terminará apoyando la investidura al actual jefe de Gobierno mediante su abstención. Ese proceso, aseguran, será necesariamente largo.

En todo caso, la nueva legislatura asumirá el próximo 13 de enero, y esa es nada más que la fecha inicial para un calendario que se anticipa incierto. Deberán pasar al menos 15 días para que el rey Felipe convoque a las fuerzas representadas en el Parlamento y encargue al PP -la que más votos obtuvo- la formación de un nuevo gobierno. Se sucederán entonces las votaciones y negociaciones que determinarán el nombre de un nuevo jefe de Gobierno o, en su defecto, el llamado a elecciones.

El referendo de Cataluña complica el armado de una alianza opositora

El líder del partido socialista (PSOE), Pedro Sánchez, garantizó ayer que no intentará formar Gobierno “a cualquier precio” y advirtió que no negociará ningún acuerdo que ponga en peligro la integridad territorial de España, en referencia a la propuesta de Podemos de condicionar su eventual apoyo a que se autorice el referendo independentista en Cataluña.

El asunto traba el posible acuerdo de las dos fuerzas políticas ya que, según el líder socialista, sería el “principio de nuevas rupturas”.

Ante el Comité Federal del partido, reunido para definir la posición del PSOE ante los posibles pactos para formar gobierno, Sánchez afirmó que si Mariano Rajoy no consigue formar gobierno, los socialistas tienen “legitimidad” y asumirán su responsabilidad de hacerlo, para lo que buscarán una nueva mayoría “progresista” en la que estarán convocadas “todas” las fuerzas políticas representadas en el nuevo Parlamento.

Para Sánchez, unas nuevas elecciones serían la peor de las opciones y no son una solución porque sólo aplazarían el problema y supondrían el reconocimiento de que los partidos son incapaces de dialogar y de entenderse.

El PSOE solo pone como condición para pactar con otras fuerzas políticas: que no se dialogue sobre la integridad territorial de España.

Fuente: Diario BAE