Renunció el Presidente del IVC porteño

Carente de poder y en medio de duras críticas a su gestión, el presidente del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), Roberto Apelbaum, presentó la renuncia a su cargo. Así lo confirmaron a Crítica de la Argentina tres fuentes de la oposición porteña y del propio organismo, las cuales a su vez pusieron el ojo sobre el rol del director Roberto Petrini, quien -dicen- maneja el poder real del IVC, una de las "cajas" más codiciadas de la Ciudad, en su condición de hombre de confianza del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri.

“Tarde o temprano iba a pasar, es la peor gestión de la historia del IVC, la más ineficiente y menos transparente”. Así confirmó la noticia y resumió su postura el ex legislador por la Coalición Cívica, Facundo Di Filippo. En diálogo con este medio, aclaró: "Ahora falta que renuncie Petrini”. Desde el entorno del directorio del IVC también afirmaron que Apelbaum presentó su renuncia este jueves al mediodía.

El arquitecto Apelbaum llegó al cargo de la mano del grupo IRSA, un acuerdo que abrochó esta constructora -una de las principales en la Ciudad- con el macrismo. Fue vicepresidente del Banco Hipotecario, que presidía el dueño de IRSA Eduardo Elsztain. Pero, al poco tiempo de asumir, en diciembre de 2007, se enfrentó a un fuerte vaciamiento de poder. Entre otras causas, por la transferencia de atribuciones del IVC a la Corporación Sur.

Según el cívico Di Filippo, la gestión de Apelbaum fue un fracaso. “El año pasado tuvo un 50 por ciento de subejecución. La primera acción del directorio del IVC fue cederle todo a la Corporación Sur. Ese fue el principal desguace del organismo. Se quedaron sólo con una caja para hacer negocios”, sentenció el hombre de Elisa Carrió.

Algunas de las irregularidades que cita son: entrega discrecional de departamentos con fines clientelistas, manejo irregular del negocio de la seguridad de las obras en construcción –“hay un lapidario informe de la Sindicatura”, aseguró-, y el uso de vales de nafta y la entrega de créditos para amigos y funcionarios del PRO.

LA SALIDA. En defensa a la subejecución de obras, cerca del renunciado arquitecto dicen que el objetivo que le puso Macri al asumir fue darle un perfil crediticio al IVC para "subsidiar" la demanda inmobiliaria. Pero “la crisis internacional e interna provocaron una dura caída en el mercado inmobiliario” echó por tierra ese plan.

Eso, sumado al frustrado tratamiento de una ley de reforma del ente de la vivienda y el embargo del juez Roberto Gallardo al IVC –y al directorio- por incumplimiento e irregularidades en obras habrían sido el detonante de la decisión.

Entre los puntos que evaluó Apelbaum para decidir su salida hay uno que tiene nombre y apellido: Roberto Petrini. Este director es el verdadero as macrista en el IVC.

Hombre de confianza del jefe de Gobierno porteño, siempre depositó en él el manejo de la caja. Así sucede desde que era presidente de Boca, donde Petrini era el responsable de la compra y venta de jugadores. Esta situación también hastió a Apelbaum y lo llevó a presentar la renuncia.

En simultáneo, Apelbaum, Petrini y el IVC se preparan para un duro golpe. Un importante semanario prepara para este viernes un durísimo informe donde se revelan los manejos discrecionales y favores personales que preanuncia Di Filippo. El renunciante, rápido de reflejos, se fue antes que la sangre llegue al río.

VACIAMIENTO. Ni bien tomó el mando, Macri buscó traspasar las obras que hacía el IVC a la Corporación Sur. Aducían que les daba “más competitividad” que construir a través del organismo que manejaba Apelbaum, un histórico nicho de corrupción y clientelismo desde la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires. Una buena mirada diría que buscaba eludir los carriles burocráticos del IVC. En la Corporación puso a Humberto Schiavoni, un administrador recomendado por el ex gobernador de Misiones y amigo personal de Macri, Ramón Puerta.

El primer intento fue modificar por ley la estructura del IVC y traspasarle sus atribuciones para la urbanización de villas a la Corporación. Pero la oposición frustró el intento en la Legislatura. Entonces eludieron al Poder Legislativo comunal: Apelbaum y Schiavoni firmaron, a mediados de 2008, una manda donde el IVC transfería a la Corporación todas sus atribuciones en los asentamientos del sur. Esa manda decía, además, que el Instituto debía transferir un porcentaje de su presupuesto, pero aparentemente nunca ocurrió: fuentes porteñas aseguran que el Ejecutivo bajó fondos directamente a la Corporación sin pasar por el IVC.

El problema que se le presentó al macrismo fue que el organismo de Schiavoni no podía construir en las villas de la zona norte de la Capital, como la de Retiro o la Rodrigo Bueno. Pero, lejos de permitirle al IVC intervenir allí, puso esas obras directamente en manos del Ministerio de Espacio Público. De hecho, como informó Crítica de la Argentina, Macri cuenta con la aprobación de un proyecto de ley para avanzar en la urbanización de las villas 31 y 31bis, pero el IVC no corta ni pincha en la iniciativa. Es más, se enteró de ella por los medios.

El resto de la situación del IVC se explica en sus números. En 2008, tuvo un presupuesto cercano a los 400 millones de pesos y ejecutó menos de 300; para 2009 mandaron un presupuesto de 300 millones y en la Legislatura la propia oposición se lo subió a 519 millones, pero fue en vano: calculan que vez ejecutaron menos de 300 –el balance se entrega en marzo-; el presupuesto 2010 es de 307 millones, informaron desde la comisión de Vivienda.

Tampoco hace obras menores en esas villas, como podrían ser la atención de recolección de residuos, problemas de electricidad o edilicios. La propia manda que recorta el espacio de intervención del IVC pone esos trabajos en manos de la UGIS (Unidad de Gestión de Intervención Social).

“Apelbaum llegó para encargarse de los problemas habitacionales de la clase media, pero fracasó”, cerró rotundo un legislador de la ciudad.(CRÍTICA DIGITAL)