ENTREVISTA A IVÁN SASOVSKY

El rol que cumplen los organismos fiscales en la vida cotidiana de los contribuyentes

"Hay un profundo desconocimiento de todas las cuestiones básicas relacionadas en torno a la palabra “impuestos”, la única certeza que existe es el “pago”; lo que consecuentemente genera un rechazo inmediato por parte de la sociedad, convirtiéndose en un círculo vicioso muy difícil de sortear sin la presencia de “educación tributaria” y “concientización tributaria”

Iván Leonardo Sasovsky es Contador Público Nacional con especialización en Tributación. Autor de varios artículos en diferentes publicaciones literarias y colaborador en revistas especializadas. Actualmente es Director del estudio Sasovsky & Asociados

¿Qué tipo de rol fueron tomando los organismos fiscales en los últimos años debido a los constantes cambios tecnológicos?

Los organismos fiscales en todos sus estratos (nacional, provincial y municipal) han aprovechado los avances tecnológicos de una forma admirable –desde la perspectiva recaudatoria- pero muchas veces perdiendo el rumbo de los fines de tales organismos, ya que se han vulnerado las garantías constitucionales que pugnan por el equilibrio en un Estado de derecho. Esta situación ha generado una paranoia muy grande en la población; dado que se percibe una especie de “psicosis tributaria” que tiene que ver con la importancia relativa que tienen hoy por hoy los tributos en la sociedad combinada con un profundo desconocimiento de la materia a nivel social. Es decir, se ha avanzado mucho en términos formales, pero lo sociedad no se ha formado sobre la importancia del conocimiento relacionado con la tributación como mecanismo de autoregulación de la sociedad, al pagar los impuestos se nos otorga el “derecho” de exigirle a ese mismo Estado recaudador que cumpla con sus fines constitucionales. Los impuestos constituyen la “membrecía social” que nos otorga el poder de “exigir”.

¿Considera que existe una concientización por parte de los ciudadanos de los derechos y obligaciones que tienen ante el fisco?

Considero que hay un profundo desconocimiento de todas las cuestiones básicas relacionadas en torno a la palabra “impuestos”, la única certeza que existe es el “pago”; lo que consecuentemente genera un rechazo inmediato por parte de la sociedad, convirtiéndose en un círculo vicioso muy difícil de sortear sin la presencia de “educación tributaria” y “concientización tributaria”. La educación tributaria tiene que ver con la formación formal desde la primera infancia de los principios básicos de la tributación como mecanismo de autocontrol social; mientras que la concientización tributaria tiene que ver con la permanente capacitación que se debe volcar a toda la sociedad sobre la cuestión tributaria, dado que en nuestro país se han instalado y existen muchos “mitos tributarios” que funcionan con fuerza de ley, algo muy peligroso para éstos días.

¿Qué función social cumplen hoy por hoy los distintos impuestos en la vida cotidiana de los ciudadanos?

La principal función social que tienen los impuestos en nuestra vida cotidiana es la de constituir la mayor fuente de financiamiento del Estado. En esa órbita, de acuerdo a los objetivos planteados desde el ámbito político, los recursos tributarios son el motor genuino para su cumplimiento. Paralelamente, desde su visión “parafiscal” o “extrafiscal”, los impuestos funcionan como alentadores o distorsionadores de determinadas conductas, que tienen que ver con el cumplimiento de los citados objetivos de forma directa. Eximir de determinados tributos a aquellas actividades que se consideran positivas desde el punto de vista social y castigar con otros tributos aquellas que se quieran desalentar, conforman una forma directa de observar la utilización de los tributos en la comunidad, mediante la clara relación de “premios y castigos”, y muchas veces ese puede ser el punto de partida para transmitir a los ciudadanos la importancia real de los impuestos en una sociedad organizada.

¿Qué implica para la sociedad que las cuestiones impositivas se incorporen cada vez más en las acciones del día a día de los contribuyentes?

Implica un profundo cambio de paradigma. Para comprenderlo debemos observar que la relación en sí es un tanto simple: como sociedad le exigimos cada vez más al Estado, y como contrapartida ese Estado nos exige cada vez más a los ciudadanos para que cumplamos con nuestras obligaciones tributarias para hacerse de recursos.

El punto límite es tomar dimensión de lo que estamos hablando, para ello creo apropiado que recordemos la frase escrita por el economista y clérigo protestante inglés Thomas Malthus. Según él, el mundo tendría un desenfrenado crecimiento en su población, que generaría conflictos, hambre y enfermedades. La teoría malthusiana sostenía que “…mientras el crecimiento de la población en el mundo se daba en forma geométrica, la producción de alimentos aumentaba en progresión aritmética…”.

Salvando las distancias y mi postura personal sobre la teoría de Malthus, considero que hoy por hoy es el Estado el que tiene una voracidad que crece en forma geométrica; cuando los recursos de la sociedad lo hacen en forma aritmética. Esa voracidad implica un contrapunto a las cuestiones legales y jurisprudenciales que actúan siempre ex post, y que mientras tanto resultan muy difíciles de dimensionar.

¿La sociedad es consciente de que cada vez más personas paga impuesto sobre los bienes personales?

Creo que no, muchas veces pienso en lo distorsionado que se encuentra todo lo que tiene que ver con el ámbito tributario, y el atraso legislativo al que se ha llegado. Es importante que los legisladores identifiquen la necesidad de efectuar una modificación inminente en el Impuesto sobre los Bienes Personales. Pero dicha necesidad debe ser saciada con una ley seria, que contemple los distintos supuestos de la realidad de los ciudadanos; y principalmente de la capacidad contributiva que los mismos tengan.

Considero que las normas referidas al patrimonio (Bienes Personales) deben sufrir un cambio radical que implique una visión progresista de la tributación emanada de la tenencia de bienes.

Con la legislación actual, y la que emana de los proyectos presentados, una persona que ha adquirido bienes por $1.000.000, abonando los respectivos tributos al consumo, y que para hacerse de esos bienes ha adquirido deuda por el mismo importe: está sentenciado a hacerse cargo de un impuesto cuya capacidad contributiva (patrimonio) es igual a cero.

Esta cuestión es fundamental, y su análisis no puede quedarse al margen. Plantear tantos proyectos de leyes que lo único que hacen es replantear el monto nominal de lo “no gravado” o “exento”, es tratar de tapar el sol con las manos. Todo ello en virtud de considerar que nos merecemos leyes contundentes que sean autosuficientes, para lo cual lo más lógico es incorporar una actualización automática de los monto. Sujeto al índice que más simpático les caiga, pero a determinada variable dinámica y no a un monto estático que dentro de tres meses ya se ve corrompido.

Desde esa concepción, es cuando vamos a producir un verdadero desarrollo en nuestro sistema legislativo, en aras a un futuro más justo que constituya un círculo virtuoso y multiplicador de la tributación; en el que el costo de invertir sea lo suficientemente adecuado como para no influir en una decisión negativa.

De esa forma estoy convencido que el debate va a ser positivo, y no vamos a “perder la oportunidad” de hacer cambios profundos, que propongan soluciones al problema de fondo, evitando un mismo planteo a corto, mediano, o largo plazo: dependiendo de cómo fluyan las demás variables económicas y fiscales.

"Las normas referidas al patrimonio (Bienes Personales) deben sufrir un cambio radical que implique una visión progresista de la tributación emanada de la tenencia de bienes"

En el caso de que un contribuyente quera comenzar a desarrollar un emprendimiento, ¿cuáles son las nociones básicas que debe saber para determinar la estructura impositiva del proyecto?

Soy un convencido que el emprendedurismo consiste en una de las pocas formas genuinas garantizadas en mantener una plantilla diversificada de producción y de recursos para el estado. Muchas veces la impronta y las ganas de concretar una idea, un proyecto, dejan afuera la cuestión tributaria y a la hora de observar la rentabilidad se encuentran con una frustración. Hoy por hoy nadie absolutamente nadie está afuera del sistema tributario, por lo que resulta importantísimo contar con un asesoramiento profesional desde el punto de partida; para que ese sentimiento y esa energía única que genera emprender algo y dejarlo todo en una idea, no se convierta en un dolor de cabeza.

¿Qué opina sobre las limitaciones a la compra de moneda extranjera? ¿Considera que el sector turístico es uno de los que más se ve afectado por esta medida?

Considero que toda la sociedad se ve muy perjudicada por las medidas restrictivas.

Quizás sea una cuestión a percibirse más al mediano y largo plazo, pero las consecuencias no son buenas. Soy un convencido que la realidad siempre actúa como límite objetivo, es mi frase de cabecera, y que en este caso también aplica. Hoy estamos viviendo una “ficción monetaria” cuando uno necesita adquirir dólares el precio no es el que te dicen que es, sino el que podés conseguir, por lo que nuevamente nos chocamos con la realidad para el desarrollo de nuestras actividades cotidianas en nuestra vida, que es lo que como ciudadanos percibimos. Me parece bien que el Estado intervenga en las cuestiones que tienen que ver con el aliento de las políticas productivas y en defensa de la industria nacional, pero también hay que ser consiente que cuando las cosas son muy forzadas en un punto se rompen, y como sociedad necesariamente debemos ser muy conscientes de eso.

Por Ángeles Bellomo