MARÍA ROSA STALTARI | INTEGRANTE DE LA COMISIÓN DE MUJERES DEL I.M.F.C

“Las mujeres tenemos que demostrar todo el tiempo que somos capaces”

Las mujeres tienen poca o escasa participación en los niveles medios y dirigenciales de las cooperativas sino que, en la mayoría de los casos, se desempeñan como delegadas o en comisiones de apoyo. Aún en los casos en que las mujeres se desempeñan en el Consejo de Administración de una cooperativa, los cargos a los que acceden están relacionados con la salud, la educación o con asuntos administrativos.

Según una investigación llevada a cabo por la Comisión de Género de la fundación Cooperar, la participación de las mujeres en el ámbito cooperativo está condicionada por la falta de: tiempo, conocimientos sobre obligaciones y derechos, apoyo familiar, interés, oportunidad, de capacitación, de autoestima y compromiso femenino. Además, hay otros factores como la discriminación, las cuestiones culturales y económicas, la restricción de los estatutos y reglamentos de las cooperativas, y la visión social de género.

En una entrevista exclusiva con la editorial Aplicación Tributaria S.A., María Rosa Staltari, integrante de la Comisión de Mujeres del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (I.M.F.C.) destacó que, a diferencia de lo que pasa con los hombres, “pareciera que las mujeres debemos demostrar todo el tiempo que somos capaces”.

¿Cuál es el rol de las mujeres en las cooperativas?

Sólo te puedo hablar de mi experiencia personal. En la cooperativa donde me desempeño, el Banco Credicoop, que es una entidad con características diferentes de lo que puede ser una de consumo o de trabajo, el trabajo en las bases no es complicado, es factible, se puede hacer y no escapa a la regla común de esta sociedad en la cual las mujeres cumplimos varios roles. Lo complicado aparece cuando se comienza a subir en los estamentos. Allí a las mujeres les cuesta más llegar a lugares donde se toman las decisiones. Sin embargo, es importante destacar que muchas veces somos las propias mujeres las que nos autocensuramos.

¿A qué se debe esta autocensura?

En algún punto, tiene que ver con el rol que históricamente ocuparon los hombres. Se cambió bastante a partir de la crisis de 2001, cuando muchos hombres sostenedores de sus hogares perdieron su trabajo, se deprimieron y sus mujeres tuvieron que salir a hacer tareas que le pudieran redituar para comer. Así surgieron cooperativas de costureras, pasteleras y empresas recuperadas por sus obreras, entre otros ejemplos.

Los hombres, ¿están dispuestos a ceder lugares para que sean ocupados por mujeres?

No les resulta nada fácil. Parecería que las mujeres tenemos que demostrar todo el tiempo que somos capaces. Sucede también que algunas mujeres que están en un entorno de varones se masculinizan para compartir ese lugar y adoptan posiciones parecidas a los hombres con sus compañeras.

Cuando se habla de género, ¿de qué se habla?

A las mujeres nos resulta complicado explicar que es el género. Supongo que nos caracterizamos por tener vivencias y puntos de vista particulares que nos hacen tener para un mismo problema diferentes respuestas. Estamos tildadas de sensibleras histéricas y de que somos el sexo débil, cada vez que escucho esa definición me acuerdo de una cooperativa que pertenece al Movimiento Territorial de Liberación, en la cual la mayoría de sus mujeres son albañiles y cavan zanjas. Por eso, se habla de género y no de sexo.

¿Cuál es la situación de las cooperativistas?

La mayoría de las mujeres que trabajan en pequeñas cooperativas relativamente nuevas generalmente no tienen una fuerte tradición cooperativista. También, hay mucha ignorancia en lo que debería ser el cooperativismo real y en lo que se supone debería saber un asociado con respecto a cuáles son sus derechos y obligaciones.

¿Cuáles serían las diferencias entre las cooperativas antiguas y las nuevas?

Las organizaciones más antiguas parecen tener arraigada de una manera más fuerte esta tradición en el cooperativismo, algo de lo que prescinden las más nuevas. Además, hemos notados que hay una dependencia en las cooperativas chicas con respecto a los subsidios y los cursos que otorga el Estado nacional y el provincial.

¿Cuál es el real sentido de una cooperativa?

Las cooperativas nacen por necesidades comunes de un grupo de personas que tiene un objetivo en común, cuando esa necesidad se ve satisfecha por esa unión la finalidad del grupo se ha logrado. Sin embargo, muchas veces sucede que la cooperativa logra el objetivo de subsanar esas necesidades y luego comienzan a surgir los problemas personales de poder. Esto normalmente no sucede cuando se tiene una base sólida de educación cooperativa, y conoce cuales son los principios y la doctrina del cooperativismo.

A veces sucede, y cada vez con más frecuencia, que muchas empresas se constituyen como cooperativas pero no funcionan como tales para poder acceder, entre otras cosas, a beneficios impositivos. Por reglamento, por ejemplo, en las cooperativas no te haces cargo de ciertas responsabilidades con el personal porque la gente es socia y no tiene relación de dependencia, por lo que la cooperativa no tiene la obligación de pagar cargas sociales ni ART.

¿Pero los socios tienen otros beneficios?

Sí, los tienen. En el caso de las seudos cooperativas aparece siempre alguien que las maneja por lo que su forma legal es una cooperativa pero sus prácticas son similares a una S.A. o una S.R.L. Por ejemplo, esas mujeres que hacían zanjas eran empleadas, les pagaban un sueldo, les decían que eran socias pero no conocían ni un solo balance ni cómo era el manejo de la cooperativa. No tenían poder de decidir.

¿Cómo es el manejo del personal en una cooperativa?

Las cooperativas que tienen empleados le deben pagar todo como corresponde, en blanco, registrado, con descuentos de jubilación y obra social. Aparte de la reglamentación general, cada cooperativa tiene su Estatuto Social que es lo que rige la vida de la cooperativa y lo que plasmaron sus socios en el estatuto. Por ejemplo, el Banco Credicoop tiene un estatuto que dice que el excedente de la actividad no va a ser repartido entre sus asociados, se hace una recapitalización o se invierte en tecnología. En el caso del “Hogar Obrero” no era así ya que una vez por año sus asociados recibían sus ganancias de acuerdo a ciertas características.

¿La ley es acorde a las necesidades de las cooperativas?

Creo que no. Hay que cambiarla en alguna de sus partes. Las cooperativas son un servicio público generalmente y deberían ser consideradas como tal. Además, el Estado debería apoyarlas con mayor énfasis porque son estas entidades las que están más cercanas a lo que sería una economía social. Son entidades que se autogestionan y por tanto es más difícil que haya fraude en su administración.

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Esta entrevista fue publicada en junio de 2008 en la Revista "Técnica Societaria, Pericial y Concursal" editada por la editorial Aplicación Tributaria S. A.

Por Lic. Mariana Leiva

Exclusivo para Aplicación Tributaria S. A.