Brasil pide a Argentina que no trabe el ingreso de sus productos

Con la crisis mundial como telón de fondo, los gobiernos de la Argentina y Brasil retomaron los juegos de guerra comercial que habían abandonado durante los últimos dos años. El secretario de Comercio Exterior vecino, Welber Barral, amenazó con denunciar a la Argentina ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por las trabas que impone al ingreso de sus productos, que según sus cálculos le cuestan U$S 1.500 millones al año. También advirtió que podría frenar compras de trigo y lácteos. El jefe de los negociadores argentinos, Alfredo Chiaradía, respondió, en diálogo con Crítica de la Argentina, que las importaciones brasileñas se desplomaron por la crisis y no por la protección a la industria local. Ambos se verán las caras la semana próxima, justo antes del encuentro del día 19 en San Pablo entre Cristina Fernández y Luiz “Lula” da Silva.

“Brasil puede accionar contra cualquier país en la OMC”, advirtió Barral desde Brasilia, tras informar que el superávit para su país en la balanza de comercio bilateral cayó un 86% en febrero, a sólo 24 millones de dólares. En el mes, según estimó el gobierno de Lula, las exportaciones argentinas hacia allá cayeron un 41,8% contra un año atrás y los envíos en sentido inverso bajaron bastante más: un 47,7 por ciento.

El funcionario adjudicó la caída de sus ventas a las barreras “conocidas y todavía desconocidas”, en alusión a las trabas burocráticas que colocó el Gobierno en los últimos años para demorar el ingreso de cargamentos con ropa, calzado, autopartes, electrodomésticos y hasta ruedas de bicicletas. En todos los casos, la Secretaría de Industria había recibido quejas de empresarios que acusaban a sus colegas brasileños de invadir el mercado local, aprovechando su mayor escala productiva y la libertad de tránsito que les ofrece el Mercosur.

El enojo de los industriales vecinos con la Casa Rosada creció al mismo ritmo al que cayeron sus envíos de productos. La semana pasada, el diario O Estado de São Paulo –que expresa los intereses de la burguesía paulista– dedicó un editorial entero a la ministra de la Producción, Débora Giorgi, a la que bautizó “Señora Proteccionismo”. Para peor, la reunión entre Cristina y Lula será en la sede de la poderosa Federación de Industrias del Estado de San Pablo (FIESP), desde donde se llegó a pedir explícitamente a Lula la ruptura con el Mercosur.

Chiaradía negó que las medidas locales sean la causa de la caída en el intercambio bilateral. “Sólo entre el 3 y el 4% de las importaciones provenientes de Brasil están alcanzadas por las licencias no automáticas que pedimos para cada embarque”, dijo el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, que secunda a Jorge Taiana en la Cancillería para asuntos de negocios. Según precisó, sólo se exigen esos permisos para 155 productos, el 2% de los que se intercambian con el gigante sudamericano. Del otro lado de la frontera dicen que los bloqueados son 1.200 tipos de bienes distintos.

“Nosotros no tenemos por qué ceder nada”, advirtió a este diario el negociador. “Si ellos quieren investigar a una empresa argentina por sus envíos de leche y lácteos, que lo hagan, pero que no se confundan con el resto del comercio”, agregó. La alusión a los lácteos no fue casual. Barral anticipó que evalúa aplicar barreras al ingreso de leche en polvo y de harina de trigo. En el primer caso, porque sospecha que desde puertos argentinos se reexporta leche europea subsidiada y por ende a precios más bajos que su costo local. Es lo que en la jerga técnica se conoce como dumping, para el que la OMC autoriza la prohibición de importaciones.

En el caso del trigo, Lula recibió quejas de molineros que protestan por las compensaciones fiscales que reciben sus competidores argentinos. Pero como Brasil depende de la Argentina para cubrir su consumo interno de harina, las barreras son menos probables.

A fines de enero, Lula había anunciado que exigiría un permiso especial para casi dos tercios de las importaciones provenientes de dentro y fuera del Mercosur. Pero debió dar marcha atrás al día siguiente por presión de sus propios industriales, que temían quedarse sin insumos para producir.

Para el turismo somos irmãos

En el plano turístico, la Argentina y Brasil se manejan realmente como países hermanos. El ministro de Turismo de Brasil, Luiz Barretto, anunció ayer en la embaja de su país que los turistas argentinos dejaron u$s6 mil millones del otro lado de la frontera en 2008, un 20% más que el año pasado.

La principal causa del incremento fue la devaluación del real y la cercanía, que en tiempos de crisis es una ventaja para el turismo.

Por esta razón, Brasil invertirá 7,2 millones de pesos en promoción turística en la Argentina. También se buscará incentivar que en un mismo viaje los turistas de Japón, Corea, China y Medio Oriente visiten las playas brasileñas y Buenos Aires.

El ministro, que estuvo acompañado por la presidenta del Instituto Brasileño del Turismo (Embratur), Jeanine Pires, manifestó que “un escenario de crisis es también un escenario de cambio” y en ese sentido la Argentina y Brasil deben fortalecer sus lazos para que la crisis no le pegue duro al turismo (CRÍTICA DIGITAL)