LABORAL
Campaña para reducción de accidentes de trabajo
Un accidente laboral mortal tiene lugar cada dos minutos en América latina, y en la mayor parte de los casos son víctimas causadas por la “negligencia patronal”. Así lo denunció pocos días atrás el secretario general de la Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas (CSA), Víctor Báez Mosqueira.
Para revertir esta situación, los gremios que integran la CSA a nivel de cada país, entre ellos la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), se comprometieron a reforzar en los próximos meses la Estrategia Iberoamericana en Seguridad y Salud en el Trabajo, que se propone reducir drásticamente la siniestralidad para el año 2012.
Es que el panorama es muy complejo, según lo evidencian relevamientos realizados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que afirman que un total aproximado de 240.000 trabajadoras y trabajadores mueren cada año, 657 cada día, debido a la siniestralidad. Y eso, subrayó el dirigente sindical, sin contar las muertes consecuencia de enfermedades laborales. En total, América latina registra 30 millones de accidentes de trabajo cada año, recalcó el dirigente de nacionalidad paraguaya.
El secretario general de la CSA alertó que “los empleadores quieren dejar en manos de los trabajadores el cuidado propio”, no obstante lo cual “no dan los medios de protección a sus empleados para ahorrar dinero”.
Según estimaciones sindicales, la situación es mucho más grave incluso de lo que muestran las cifras, debido a que éstas se basan sobre los puestos formalizados de trabajo, y no toman en cuenta a cerca de la mitad de la población trabajadora que está en el llamado sector informal en la región, y que no cuenta con ninguna protección ni registro de los casos.
Organismos internaciones calculan que el porcentaje de accidentes declarados, con datos de hasta 2009, sea tan sólo del 20 o 25 por ciento.
Entre los más afectados por esta situación están otra vez los más débiles, es decir, la población infantil y las mujeres. De acuerdo con estimaciones de la OIT, la cifra de niñas y niños entre 5 y 14 años trabajando es de 17,5 millones, de los cuales 22.000 mueren anualmente en accidentes laborales.
La desastrosa situación se complica porque los recursos públicos normalmente son insuficientes y, especialmente, por el “comportamiento represivo de algunos gobiernos y asociaciones patronales que imponen fuertes restricciones a la actividad de los sindicatos”, subrayó Báez.
La CSA expresó su rechazó a lo que caracterizó como una lógica empresarial que le pone precio a la salud de los trabajadores y donde los accidentes se contabilizan en términos monetarios. Por otro lado, recordó el compromiso de los gobiernos de la región con la Estrategia Iberoamericana de Salud y Seguridad en el Trabajo, elaborada por laOrganización Iberoamericana de la Seguridad Social (OISS).
El documento firmado en 2009, comprometiendo a los gobiernos de América latina, España y Portugal, es un buen instrumento de trabajo. Las trabajadoras y trabajadores y sus representantes pueden y deben exigir su cumplimiento para buscar mejorar la cultura preventiva y el registro de accidentes y enfermedades.
Báez señaló que desde la CSA “insistimos con la necesidad de aplicar la estrategia iberoamericana sobre salud y seguridad aprobada en la cumbre presidencial de Lisboa de 2009, que reconoce los 30 millones de accidentes laborales al año, y las 240.000 muertes anuales (sin contar las enfermedades que se originan en el trabajo)”.
Y agregó que “hay que insistir en que ninguna política de gobierno en materia de salud pública está completa si no mira la seguridad y salud laboral. También hay que marcar que los empresarios son los responsables principales de garantizar esos derechos a los trabajadores, y no como ellos argumentan que es un tema de responsabilidad nuestra. Por ahorrar dinero ellos no dan los medios de protección adecuados y no puede ser que, al derivarlo a la seguridad social, una pérdida de una mano o un brazo se cuantifique en dinero. La vida no tiene precio, y por eso lo mejor siempre es prevenir antes que lamentar o tratar de subsanar con dinero”.
(El Argentino.com)