Instalarían "cajas negras" en los automóviles europeos

Como los aviones, los autos europeos incluirán en su interior cajas negras si prospera una iniciativa que estudia la Unión Europea. Los expertos de Bruselas, principal sede administrativa de la UE, estiman que la implementación de esos dispositivos reduciría en un 10% las posibilidades de accidente de tránsito. Cada año mueren en Europa unas 50 mil personas por este motivo. Las cifras en la Argentina impresionan: sólo en 2008 fallecieron 8.205 personas, según la ONG Luchemos por la Vida.

Más allá de que los datos de las cajas ayudarán a las investigaciones policiales, el proyecto también favorecerá a las compañías aseguradoras, que podrán acceder a datos como la velocidad del auto, la forma de frenado y los tiempos de maniobra, decisivos para determinar la culpabilidad en un accidente. La instalación de las cajas sería obligatoria y su información podría ser utilizada ante la Justicia. Éste es uno de los puntos que despierta mayor entusiasmo: todo lo dicho en ese momento –en rigor, 30 segundos antes y 15 después del impacto– quedará registrado. El sistema también enviaría una señal a los servicios de emergencia en el momento del accidente, lo que reduciría el tiempo de espera de ambulancias y patrulleros.

La norma europea se empezó a gestar en abril de 2005 y no estuvo exenta de críticas. En ese momento se apuntó que el registro de la posición geográfica del vehículo podría atentar contra el derecho a la privacidad. Las pruebas piloto se realizaron en Estados Unidos y el Reino Unido, gracias a la contribución de los clientes de aseguradoras. Siemens implementó una variante hace tres años, con un sistema que premia a los clientes que manejan menos tiempo. La caja se conecta a un satélite mediante GPS y manda a un centro de cómputos información sobre los tiempos y las distancias recorridas, lo cual también ayuda a la determinación de las causas de un accidente.

Las cajas negras –que en realidad son naranjas– están recubiertas con titanio y acero. Pueden resistir presiones y temperaturas extremas, registran hasta 350 parámetros distintos y graban las conversaciones entre la tripulación y la tierra. Después de un accidente emiten señales electrónicas hacia el exterior, hasta un kilómetro debajo del agua, durante un mes. Cuando no aparecen, se pierde con ellas la posibilidad más fuerte de esclarecer las causas. Es lo que pasó a fines de agosto, cuando después de un intenso operativo Francia dejó de buscar las del AF447, el vuelo que cayó sobre el océano Atlántico con 228 personas a bordo.(CRÍTICA DIGITAL)