ECONOMÍA
La Bolsa de Comercio de Buenos Aires mueve una fracción de lo que negocian mercados vecinos
Las sociedades de bolsa no pasan por su mejor momento. Ante el escaso volumen negociado en el mercado de capitales tienen que rebuscársela con otros negocios, ya sea ideando nuevos modelos de fideicomisos o ayudando a sus clientes a dolarizarse por las pocas vías que quedan habilitadas.
Para tener una idea de la caída que está sufriendo la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, vale decir que en los primeros cinco meses de este año se negociaron sólo u$s 1.100 millones (una caída del 21% respecto al mismo período del 2011), contra u$s 19.000 millones que movió Santiago (-25%) o los casi u$s 400.0000 millones del Bovespa brasileño (-1,7%).
Por otra parte, cayó a la mitad la capitalización bursátil de las empresas cotizantes en la Argentina. Según la Federación Iberoamericana de Bolsas, el mercado doméstico fue el que mayor baja tuvo entre mayo del 2011 y el mismo mes de este año, al alcanzar u$s 31.411 millones (-48%). En Brasil el valor de mercado disminuyó 27% y representa 35 veces más: u$s 1,1 billón. En Chile, en tanto, el descenso anual apenas alcanzó el 18%, pero con una capitalización de u$s 276.000 millones, nueve veces mayor a la local.
¿A qué obedece este retroceso? Para Jackie Maubre, CEO de Cohen Sociedad Gerente de FCI, son varios los factores que se han conjugado para llegar a esta situación de disminución del market cap y bajísimo volumen operado. La primera es una razón de cambio en la estructura de los actores de mercado: el inversor institucional de mayor tamaño, cuyo horizonte natural de inversión era el largo plazo, estaba constituido por el conjunto de fondos de pensión locales. “Estos actores participaban prácticamente en forma diaria en la compraventa de acciones, formando posiciones a medida que recibían mayores ingresos. Hoy ese actor natural de largo plazo sigue existiendo y es la ANSeS. Sin embargo, su apetito de inversión está orientado hacia los instrumentos de renta fija y, por ende, si bien mantiene las posiciones heredadas de sus antecesores, su participación activa en el mercado accionario ha casi desaparecido”, dice Maubré.
La segunda razón es que las empresas que componen el Merval no representan todos los sectores que componen el producto bruto interno argentino. De hecho, el sector agrícola no está actualmente representado. Por otra parte, y frente a la coyuntura actual, los bancos, el sector petrolero y el energético, que representan más del 85% del Merval, por distintas razones han tenido una mala performance en el año. En el caso de las entidades financieras, la complicada situación internacional y la desaceleración local del ritmo de la economía le quitaron atractivo.
El petróleo ha sufrido una importante caída en lo que va del año, afectando las actividades de todas las empresas participantes en forma directa o indirecta. Finalmente, las compañías eléctricas fueron perjudicadas por temas regulatorios y precios contenidos, con lo cual no representaron un sector atractivo para los inversores.
“Por último, los cambios normativos que ha experimentado el país últimamente hacen que la predictibilidad de los cash flows esperados disminuya”, asegura la directiva de Cohen.
Mas allá de cómo repercute en cada sector y en cada compañía en particular, los cambios en las reglas de juego dificultan la tarea de estimación de ingresos y costos esperados.
La forma tradicional de valuación de las acciones por el método de flujos descontados necesita de la estabilidad del marco regulatorio para que las proyecciones tengan alta probabilidad de ocurrencia y, por ende, la valuación sea confiable. En un ambiente de cambios, esta forma de valuación pierde sentido y el precio del activo sufre un descuento adicional.
Alejandro Bianchi, portfolio manager de AhorrarOnline, coincide con su colega y explica que los institucionales, ante la crisis internacional, retiran o desarman posiciones en mercados considerados más riesgosos. Como la Argentina es vista como un lugar “de frontera” a nivel interancional, es del primero de donde retiran sus fondos, incluso antes que de los países emergentes, como Brasil. “Por otro lado, esta situación lleva a medidas de protección a nivel interno que resultan poco market friendly. Esto, junto a la elevada volatilidad reinante, reduce el interés bursátil”, asegura el experto.
Fuente: Cronista.com

