La escucha atenta puede determinar el éxito de una venta

Existen dos reglas para uno de los mayores “vicios” practicados en la venta: no escuchar. Por eso, para escuchar inteligentemente, se recomienda hacerlo con la intención de entender y de armar un enfoque perspicaz. A continuación, una serie de consejos para poder captar y responder a las necesidades de los clientes.

Una mesa preparada para la cena. Se sientan los padres y los chicos. Por suerte, el televisor está apagado y comienza el intercambio cotidiano. “Qué pasó en el colegio”, “Qué paso en el deporte”, Qué pasó… Martincito comienza: “Hoy tuvimos historia, es una bolsa de papas…”. El papá, interrumpe: “Yo, a tu edad, me sentaba y le daba duro a todo porque quería recibirme lo antes posible y…”. Martincito, se calla. Resultado: la respuesta es la de siempre, se promete no contar nunca más nada. Papá, y esto es grave, no se entera lo que le pasa a Martincito.

En la venta, en cualquier negociación comercial puede pasar lo mismo. En la mente del vendedor también pasan cosas. Primero, la ansiedad por concretar. O bien, ya tiene una opinión sobre lo que supone el eventual cliente le dirá. O quizás ocurre que ya está en su mente lo que puede llegar a objetar el cliente, antes de escucharlo.

Lamentablemente, en las escuelas no se enseñan habilidades referidas a escuchar con criterio constructivo. Así, existen dos reglas para uno de los mayores “vicios” practicados en la venta: no escuchar. Por eso, para escuchar inteligentemente, se recomienda:

- Hacerlo con la intención de entender.

- Hacerlo con la intención de armar un enfoque inteligente

Hay maneras que atentan contra la inteligencia de escuchar:

- Escuchar con los oídos. Evitemos escuchar y hacer algo más al mismo tiempo, como revisar los mensajes de texto del celular.

- Navegar con la mente. Evitemos revisar los temas pendientes, las tareas que quedan para el día, lo que sea, mientras escuchamos al prospecto.

- Simular que escuchamos. Para tratar de insertar en los dichos del prospecto nuestros propios comentarios.

- Buscar las pausas. En este caso, aprovechar las pausas, inclusive las de respiración, para arrancar con argumentos de cierre puede atentar contra la venta.

- Desconectarse, cuando sentimos que el prospecto habla sobre temas que “no nos interesan”.

- Parar, quedarse sin preguntas cuando el posible cliente nos frena.

- Parar, quedarse sin preguntas cuando terminamos con nuestros argumentos.

Guías a tener en cuenta:

- No interrumpir (“pero, sin embargo…”).

- Hacer las preguntas y esperar pacientemente las respuestas o comentarios.

- Escuchar sin prejuicios.

- Hacer contacto visual.

- Usar gestos o sonidos que confirmen que está escuchando atentamente.

- No responder hasta que el cliente complete la descripción de su situación.

- Estar atento para detectar objetivos, propósitos, detalles, prejuicios, conclusiones del cliente.

- La interpretación de los dichos del cliente, hacerlo en silencio.

- Digerir los comentarios dichos, y lo no dicho, por el cliente.

- Repreguntar cuando es necesario.

- Demostrar que está listo para la acción.

- Ser un solucionador.

- Existen muchas guías para convertirse en un buen e inteligente oyente.

- Cállate y escucha.