INTERNACIONAL

La renuncia del presidente alemán suma fragilidad al gobierno de Angela Merkel

El presidente alemán Horst Köhler agregó presión a la canciller Angela Merkel ayer cuando renunció en medio de un escándalo vinculado declaraciones a una radio. Por ese medio, él afirmó que el esfuerzo militar del país en Afganistán protegía los intereses comerciales de alemanes.

La dimisión del presidente, la primera en la historia alemana, se produjo después de que sus comentarios provocaron críticas generalizadas en un país mayormente pacífico reacio a volver a sus rasgos marciales y sangriento pasado.

Si bien la presidencia tiene carácter meramente ceremonial, la búsqueda de un reemplazo pondrá a prueba a Merkel, que ya está luchando por mantener unida a su facturada coalición de demócratas cristianos y demócratas liberales por el rescate del euro y las medidas de austeridad.

Deberá ella ocuparse de esa tarea mientras sus demócratas cristianos pelean por retener el poder en el estado de North Rhine-Westphalia, y buscan un nuevo león en la derecha del partido tras la inesperada salida del gobernador del estado de Hesse, Roland Koch.

Merkel admitió que le sorprendió la decisión de Köhler. “Era un importante asesor. Serán sus consejos lo que más voy a extrañar”, comentó.

Pero debido a que los partidos gobernantes tienen sólo una estrecha mayoría en el colegio electoral presidencial, ella se mantuvo silencio sobre si su coalición elegirá un candidato, o si podría llegar a un acuerdo con los socialdemócratas.

El éxito de Merkel cuando eligió a Köhler para el máximo cargo de Alemania hace seis años fue un anuncio del cambio político que siguió a fines de 2005, cuando expulsó al socialdemócrata Gerhard Schröder de su cargo de canciller.

El mismo simbolismo perseguirá la votación en el colegio electoral de miembros de parlamentos federales y estaduales en junio. Cualquier alianza de los demócratas cristianos de Merkel con los socialdemócratas sería otro golpe para su debilitado gobierno.

Köhler, que fue el máximo responsable del Fondo Monetario Internacional, dijo que renunciaba debido a que las críticas “infundadas” que recibieron sus comentarios sobre la necesidad de soldados alemanes en el exterior socavaron “el respecto que se le debe a su cargo”.

Las circunstancias de su partida sirvieron para recordar que Köhler fue un jefe de Estado que nunca encontró su función. Una serie de deserciones de funcionarios en los últimos meses habían sugerido que no andaba todo bien en la oficina del presidente.

Köhler carecía de la calidez de algunos de sus predecesores. Pese, o debido, a su carrera en política financiera, no despertó al público cuando arremetió contra el sistema financiero describiéndolo de “monstruo”. La mayor parte de su carrera profesional fue un burócrata, llegó a ser viceministro de finanzas para asuntos internacionales cuando Helmut Kohl era canciller y antes de que Schröder lo eligiera como candidato para presidir el FMI.

Famoso por sus ataques de ira durante sus días como ministro de finanzas, se dice que Köhler en los últimos años se había tranquilizado.

No obstante, todavía se lo conoce por ser bastante susceptible y los funcionarios han asegurado que ese rasgo impidió que él siguiera disfrutando su trabajo.

(El Cronista)