La reunión del G-20 terminó sin resultados concretos

La reunión de ministros del Grupo de los 20 (G-20) finalizó hoy en París sin resultados concretos en temas espinosos como fijar topes a los precios de los productos agrícolas, eliminar restricciones a las exportaciones de granos y los biocombustibles, para combatir la volatilidad en el valor de los alimentos.

En el marco del debate sobre la regulación de los precios de los commodities agrícolas, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez "profundizó" la postura de Argentina -que rechaza fijar un control de precios-, y reiteró que "la causa del hambre en el mundo no es la volatilidad de precios, sino la pobreza y injusta distribución de la riqueza". Esta postura, se contrapone con la de Gran Bretaña, que impulsó incorporar en el documento final del nucleamiento que las restricciones a las exportaciones de cereales son la causa de la volatilidad de los precios de los commodities, algo que finalmente no sucedió.

Durante su disertación, Domínguez planteó que "el hambre de 1000 millones de habitantes del planeta se soluciona con más productividad y aspiramos a llegar a 160 millones de toneladas en la próxima década".

"Los países del Cono Sur tenemos un sistema de estimación de cosechas que es un ejemplo de transparencia. Argentina creó un fondo de emergencia nacional agropecuaria que permite afrontar las contingencias provocadas por el cambio climático", destacó.

También enfatizó que "el proyecto de Ley de Tierras define al suelo como un recurso estratégico no renovable y progresivamente nos aleja de la especulación de los mercados financieros ajenos a los mercados agropecuarios". "Argentina se comprometió a incrementar en los próximos diez años la producción de granos en un 60 por ciento, respecto a los 100 millones de toneladas actuales, y los hará de manera sustentable, equilibrada y resguardando la biodiversidad", afirmó.

En el documento final de la cumbre, se delineó un plan de acción para luchar contra la volatilidad de los precios agrícolas que incluye proponer a los ministros de Finanzas del G20 -que deberán reunirse próximamente- adoptar medidas de regulación y supervisión de los mercados financieros agrícolas.

Esta postura de regular los mercados financieros agrícolas es impulsada por Francia, con el apoyo de naciones europeas. En cambio, el gobierno argentino rechaza un control de precios, y vincula el fuerte aumento del valor de las materias primas a la mayor demanda mundial de alimentos, con lo cual plantea -junto a países como Brasil, Canadá y Australia- que hay que incrementar la oferta.

En esta materia, el documento expresa "la necesidad de poner en marcha en los mercados de materias primas agrícolas reglas de funcionamiento nuevas" para luchar contra "los abusos del mercado y las manipulaciones crecientes".

Así, según consignó un cable de AFP, animan "vivamente" a los ministros de Finanzas del G20 "a adoptar decisiones apropiadas para una mejor regulación y supervisión de los mercados financieros agrícolas" mediante los "límites de posición".

El plan de acción contemplado en el acuerdo firmado hoy por los ministros incluye también: mejorar la información y la transparencia de los mercados, una coordinación política internacional para evitar las crisis alimentarias, y reducir los efectos de la volatilidad en los precios para los más vulnerables.

El documento recalca la "importancia de aumentar significativamente la producción y la productividad agrícolas", que se tenga en cuenta la "utilización duradera de los recursos naturales, y aboga por la reanudación de las inversiones (públicas y privadas) en este sector para "superar el desafío de la creciente demanda". En cambio, temas delicados, como los biocombustibles, elaborados con maíz o caña de azúcar, han quedado fuera del acuerdo. "El asunto no está maduro", admitió el ministro de Agricultura francés Bruno Le Maire, prefiriendo concentrarse en los puntos susceptibles de acuerdo para poder presentarlo a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G20 en Cannes, Francia, en noviembre próximo.