Los mercados internacionales se vuelven a mostrar escépticos

A 15 días de las elecciones del 4 de noviembre, la campaña electoral en los Estados Unidos subió de tono y se ha transformado en una guerra sucia con acusaciones cruzadas. Tanto Barack Obama como John McCain advirtieron a sus seguidores que los ataques continuarán en el tramo final de la carrera por la Casa Blanca.

En un acto en Florida, Obama llamó a sus partidarios a "no aflojar" porque "el poder nunca concede nada" y advirtió que ahora la campaña se regirá por "la política de decir cualquier cosa". En tanto, McCain acusó a su rival de ser "socialista" y señaló que su compañera de fórmula, Sarah Palin, está siendo atacada por "las feministas de izquierda".

McCain, que va unos diez puntos por debajo en la carrera por la Casa Blanca, según algunas encuestas, tuvo varias noticias negativas el fin de semana. Primero, el ex secretario de Estado Colin Powell anunció el apoyo a Obama. Segundo, la campaña demócrata reveló que la recaudación de fondos electorales había sido récord en septiembre, con 150 millones de dólares, casi 5 millones de dólares por día, algo excepcional en la historia de los Estados Unidos.

Para intentar retomar la iniciativa, McCain salió el fin de semana a quemar sus últimos cartuchos y tildó a Obama de "socialista", casi una mala palabra en el país que endiosa al mercado.

El republicano comparó a su rival con los líderes socialistas de Europa, anunciando que Obama "quiere convertir el IRS (siglas en inglés del servicio de recaudación interna) en una gigantesca agencia de beneficencia, redistribuyendo enormes cantidades de riqueza por órdenes de los políticos de Washington".

Además, tanto Palin como McCain han cuestionado en los últimos días la relación de Obama con el ex activista de la izquierda radical William Ayers, mientras que su campaña lanzó una ofensiva telefónica en la que se advierte sobre el vínculo del candidato demócrata con un "terrorista arrepentido".

Con la tranquilidad que le dan los números en los sondeos, Obama le respondió ayer a McCain con cierta ironía. "Es difícil imaginarse cómo (el multimillonario inversor) Warren Buffet pudo darme su apoyo, cómo (el ex secretario de Estado) Colin Powell me apoya si, como piensa McCain, pretendo instaurar el socialismo".

Su compañero de fórmula, Joe Biden, ahondó un poco más en detalles. Vinculó varias veces a McCain con políticas fiscales del presidente Bush, argumentando que las grandes corporaciones han recibido millones de dólares en recortes fiscales, que podrían haber sido destinados a la clase media y a los pequeños emprendedores. "No es sólo porque es justo, es lo que hace que la economía se mueva. A los ricos les va bien cuando a la clase media le va bien."

"McCain -prosiguió Biden- ha respaldado la redistribución más significativa de la riqueza en la historia estadounidense y todo ha sido en la dirección equivocada."

Obama dejó a Biden hablar de economía y prefirió entonces sacar provecho a otros temas. Tras recibir el domingo el apoyo de Colin Powell, el candidato no perdió el tiempo y anunció ayer que el general condecorado con cuatro estrellas será uno de los principales consejeros si llega a la Casa Blanca. "El será uno de mis asesores", dijo Obama en una entrevista por la cadena NBC. El candidato, además, sumó la posibilidad de que el general tenga un cargo formal en la administración, si el militar acepta. Powell anunció su apoyo el domingo en una entrevista y describió a Obama como una "figura transformadora" en la historia de la nación. El general dijo, sin embargo, que no participaría en la campaña demócrata.

Tener a Powell dentro de su staff sería una gran jugada para Obama. Al demócrata le cuesta convencer a los votantes sobre sus credenciales sobre política exterior, sobre todo en comparación con su rival, veterano militar, ex prisionero de guerra y miembro del Comité de Fuerzas Armadas del Senado. Aquí, en Arizona, la tierra donde McCain nació como político, la mayoría elogia sus dotes de militar y su servicio a la patria.(CLARÍN)