Martín Redrado reclamó mas ayuda internacional a los países emergentes

El presidente del Banco Central, Martín Redrado, fue contundente ante la cumbre de ministros del G-20 que se realiza en San pablo, Brasil: criticó al FMI, reclamó ampliar las fuentes de liquidez internacional frente a la crisis y resaltó el valor de los grupos de países emergentes ante las "flaquezas" de representación de foros como el G-7 y G-8, entre otros.

Redrado consideró que la capacidad del FMI "resulta ineficiente" porque "se ha vuelto pequeño para lidiar eventos globales como éste", y agregó que "su capacidad para satisfacer la demanda creciente de velar por la estabilidad financiera internacional se encuentra fuertemente limitada".

Al evaluar la situación, el titular del BCRA, admitió que "a pesar de la buena performance macro, los países emergentes no pudieron evitar el contagio de la crisis originada en los países avanzados".

"Las economías emergentes que mostraron un menor espacio para realizar políticas anticíclicas para suavizar los efectos de la crisis, se transforman en el eslabón débil de la integración financiera internacional ante la ausencia de un prestamista de última instancia para liquidez internacionalmente aceptada", subrayó.

Además, aseguró que en el actual contexto "es esencial ampliar las fuentes de liquidez internacional con nuevos instrumentos y con fondos adicionales", dado que la capacidad del FMI y otras instituciones "resulta ineficiente".

Entre esos instrumentos, propuso la introducción de esquemas de garantía patrocinados por el FMI. Según explicó, una manera posible de reforzar la capacidad de los países emergentes para superar la actual ola de aversión al riesgo, "es volver a abrir los flujos de liquidez, y estar en condiciones de refinanciar sus deudas con los acreedores privados a precios razonables (abrir un fondo de garantía auspiciado por el FMI).

"Básicamente los países con posiciones macroeconómicas sólidas que se enfrentan a restricciones de liquidez y la necesidad de refinanciación de obligaciones externas podrían aplicar para una garantía del FMI que reduciría significativamente el riesgo de default", indicó Redrado. También afirmó que se debe "ampliar la capacidad de fuego del FMI", para lo cual planteó capitalizar al Fondo o permitir que pueda emitir bonos en los mercados internacionales", ya que aseguró que "el ratio entre los recursos del FMI y los flujos financieros y comerciales ha quedado ampliamente desactualizado".

En línea con el discurso del presidente brasileño, Luiz Inazio "Lula" Da Silva, también demandó más participación de los países emergentes para encontrar soluciones a la crisis. Al respecto, consideró que "el G-20 reemplazará al G-7 o al G-8" ya que "constituye el foro internacional mejor posicionado para diseñar, recomendar y supervisar la implementación de las reformas necesarias en la arquitectura financiera internacional".

En este sentido Redrado señaló que la crisis actual generó "una fuerte demanda por instituciones globales que tengan legitimidad, algo que escasea a nivel mundial" y argumentó que en el G-20 participan "todas las regiones del planeta" y "que los países desarrollados y en desarrollo están representados bajo un adecuado equilibrio".

"Estas particularidades del G-20 ponen en evidencia las flaquezas de otros foros y organizaciones como el G-7, el G-8, el Foro de Estabilidad Financiera (FSF) o el mismo Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual ha mostrado progresos modestos en términos de representación" cuestionó.

El funcionario elogió el rol del Grupo reunido en Brasil al remarcar que "se pueden debatir ideas y uno se siente escuchado" lo cual -dijo- se refleja "en los resultados alcanzados que son consecuencia de una amplia participación de los miembros en los distintos niveles a través del trabajo que se construye a lo largo del año".

En este sentido, propuso que el G-20 tenga una mayor orientación hacia temas de política económica y reforma de la arquitectura financiera internacional, y sugirió "institucionalizar una reunión anual de Jefes de Estado" y aumentar la frecuencia de los encuentros de Ministros de Finanzas y Presidentes de Bancos Centrales.

Por su parte, el ministro de Economía, Carlos Fernández, también le pegó duro al FMI. Sostuvo que la crisis global "no es independiente de las deficiencias del organismo, cuya asistencia probó ser ineficiente" para revertir el tsunami financiero.

Fernández reclamó una "mejor regulación" de los sistemas financieros y destacó "la situación superavitaria a nivel fiscal y de la balanza de pagos" del país, además de la "solidez patrimonial del sistema financiero, su elevada liquidez y una muy reducida exposición al riesgo de descalce cambiario".

Las conclusiones de la cumbre del G-20 para elaborar propuestas para enfrentar la crisis serán presentadas en el encuentro de presidentes de ese foro que se realizará el próximo 15 de noviembre en Washington, convocada por George W. Bus, cónclave al que asistirán la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ministro de Economía, Carlos Fernández. (CRÍTICA DIGITAL)