ECONOMÍA
Mercado Central presenta precios hasta un 50 por ciento más baratos
Las diferencias de valores son aun mayores en las carnes rojas y blancas, pero hay rebajas sustanciales en todos los productos. La variedad de ofertas abarca a una amplia gama de artículos en las que se cuida, y mucho, la calidad.
Desde hace unos meses, el Mercado Central puso en marcha una campaña para que los vecinos de la ciudad de Buenos Aires y de todo el Conurbano hagan las compras en su feria minorista. El principal argumento a favor es cuidar el bolsillo. Según los voceros del Mercado, las diferencias de precio son altamente significativas y se explican fundamentalmente por la ausencia de intermediarios que incrementen los valores para obtener su propia tajada.
El otro argumento de peso que dan es el control de calidad de la mercadería que, aseguran, es riguroso. Tiempo Argentino se acercó hasta el predio de Tapiales a observar la feria en funcionamiento e hizo su propio relevamiento de precios. De lo recogido surge que las ventajas comparativas por comprar en la feria minorista se acrecientan cuando se trata de carnes, ya sean rojas o blancas. En la mayoría de los cortes de carnes rojas, el diferendo es de hasta un 50% más barato. En ocasiones, más. También las diferencias son apreciables en el segmento de frutas y verduras, aunque no tan significativas como en el rubro anterior. Sin embargo, para ejemplificar con algunas ofertas, las cerezas que en cualquier esquina porteña se están vendiendo a $ 5 el medio kilo, en la feria se pueden conseguir a $ 7 el kilo, lo que representa una rebaja del 30%. Asimismo, se pueden conseguir dos kilos de manzanas rojas, jugosas, por 5 $; las frutillas a $ 5 el kilo; los tomates, tres kilos por $ 5, números muy inferiores a los que pueden observarse en los comercios y grandes supermercados.
Además, la diversidad de puestos garantiza que se puedan conseguir todos los productos necesarios para cubrir la canasta básica. Existen ofertas muy interesantes en productos lácteos y en sus derivados, particularmente en quesos. Por ejemplo, un kilo de queso Por Salut puede costar unos $ 23, mientras que el Sardo, oscila entre los $ 26 y los $ 29.
La vedette de la semana anterior fue el queso cremoso, que los vendedores promocionaban por $ 18 el kilo, una oferta, sin duda, para no perderse. Para completar, en la misma quesería, el kilo de dulce de batata costaba sólo $ 10.
Hay combos especiales para fiestas de cumpleaños que ofrecen 32 hamburguesas con pan acorde por $ 54, y un balde de cinco litros de helado por $ 30.
Para darle color al festejo tampoco faltan los cotillones en los pabellones contiguos, que garantizan los pitos y las matracas para acompañar. Lo cierto es que la feria tiene muchas de estas promociones y posibilidades llamativas que alivianan un poco el bolsillo. Sin embargo, es importante ir bien organizado y con tiempo y paciencia, porque una verdadera multitud desborda por todos los pasillos. Para alzarse con un kilo de pan a un precio insólito de $ 1,50, la cola se extendía unos 40 metros en los momentos de mayor tranquilidad. No obstante, esto tiene su lógica, porque se trata de un precio que no guarda parangón alguna con el de la panadería de la esquina.
“Hay que apurarse para llegar a todos lados”, comentaba una señora en la fila. “De acá me voy a la carnicería”, proyectaba una abuela.
En la feria se encuentra de todo y para todos los gustos: en el primer playón, el más cercano a la entrada, se disponen los puesteros que no venden comida, sino ropa y toda clase de objetos.
Por ejemplo, si alguien necesita un bolso de viaje puede conseguirlo allí. En cambio, si lo que se busca es alguna herramienta para la casa o el negocio, también puede acceder a negocios ferreteros con basto surtido. A su vez, si el consumidor pretenden anticipar las compras navideñas, los puestos de los jugueteros ya están exponiendo sus mejores chiches, una muñeca Bettie, como la Barbie pero criolla, no pasa de los $ 25, mientras que una metralleta de juguete con rayo láser cuesta alrededor de $ 80.
Si usted ya tiene la cabeza puesta en la playa, las olas y el viento, puede pasar por la feria a buscar una carpa de playa por $ 148. Hay muebles de madera y muebles de plástico. Inclusive existen locales que venden electrodomésticos y puestos que ofrecen, entre millones de chucherías, un Home Theater a $ 170.
Desde ya que hay varios stands de indumentaria, que incluyen imitaciones de marcas internacionales, pero tampoco faltan emprendimientos pequeños que se esfuerzan día a día por producir ropa de buen corte a un precio que es un lujo. La oferta del Central abarca a todas las edades y no deja a nadie afuera. Para los más pequeños arranca desde 5 pesos. Un jean para dama está a no más de $ 30, toda una ganga. Comprar en el Mercado Central puede deparar muchos beneficios económicos y también puede convertirse en una ocasión de paseo agradable para las familias, ya que abundan esos personajes tan usuales y carismáticos como en cualquier feria popular del mundo, además de gritones y actores ambulantes. Entre los que caminan por los estrechos pasillos también se ven caminar a personas de todas las características, desde matronas que recorren pacientes puesto por puesto acompañadas de sus hijitos, hasta parejas de jóvenes que se detienen con circunspección de gourmet a analizar la redondez y exactitud de un tomate.
El Mercado además cuenta con un playón de estacionamiento amplio, bares para tomar un resfrigerio, o un licuado si hace mucho calor y locutorios con intenet. De todas forma, la mejor conclusión sólo puede sacarla quien lo visite, y no tanto aquel que cuenta su experiencia, así que a preparar la lista de compras, el changuito y a salir a explorar y comparar precios con la libretita en la mano.
(Tiempo Argentino)