Resurge un proyecto para unificar el precio de los combustibles en todo el país

La diferencia de precios entre Buenos Aires y las diferentes provincias del país fue el puntapié para que el diputado mendocino Enrique Thomas reclame al Poder Ejecutivo la posibilidad de unificar los valores de los combustibles líquidos en las estaciones de servicio de todo el territorio de la República Argentina.

La iniciativa presentada a mitad de 2010, tuvo gran repercusión mediática pero sin embargo no logró quórum parlamentario para su debate. Fue presentada ante las comisiones de Energía y Combustibles, Presupuesto y Hacienda y Defensa del Consumidor, pero en ninguna de ellas traspasó ese estado.

Thomas afirma que es de público conocimiento que el precio de las naftas y el gasoil en el interior del país es significativamente superior los mismos que se registran en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en el área metropolitana. La diferencia no se explica ni por el costo del transporte, ni por el diferencial impositivo entre las distintas jurisdicciones.

"Vemos que en Santa Fe se cobra el mismo precio de nafta súper que en Salta, cuando en Santa Fe se encuentra la refinería de San Lorenzo, una de las más grandes del país. Lo mismo sucede en Mendoza, donde se encuentra la refinería de Cuyo, otra de las más importantes del país. Ergo, si el costo del transporte fuera determinante, Mendoza y Santa Fe deberían tener un precio sensiblemente menor que en otras provincias.

Sin embargo, no es así”, explica el legislador. La carga impositiva diferencial tampoco es determinante. En la provincia de Mendoza se cobra el impuesto a los ingresos brutos al expendio de combustible sobre el diferencial entre el precio de compra y de venta, mientras que en Buenos Aires la base imponible del impuesto a los ingresos brutos es el precio de venta sin impuestos, más el impuesto a los combustibles, con lo cual, la carga impositiva provincial resulta superior en este último caso.

Además, en el interior del país las actividades tendientes a aumentar el crecimiento y la producción son mucho más difíciles de implementar, a raíz de las largas distancias que hay que recorrer. Ello hace que los costos sean de por sí mucho más altos. “Si a esto le sumamos los precios más altos en los combustibles líquidos, la situación es -cuanto menos- altamente perjudicial, injusta y violatoria del principio federal que debería inspirar nuestras leyes y políticas públicas”, sentencia Thomas. (Impulsobaires)