POLÍTICA ECONÓMICA
Sectores productivos y sociales elogiaron el lanzamiento del Plan Estratégico Agroalimentario
Destacaron la voluntad de trabajo común entre varios sectores, la planificación del uso del suelo y de la producción y la industrialización.
Los primeros resultados del Plan Estratégico Agroalimentario, un trabajo con metas productivas y sociales hacia el año 2020, despertaron reacciones diversas: desde los elogios de los sectores cercanos al gobierno nacional hasta las críticas y el silencio entre las entidades rurales.
Las únicas dos patas de la Mesa de Enlace que participaron de las reuniones de discusión del PEA fueron Coninagro y la Federación Agraria Argentina. La Sociedad Rural, de Hugo Luis Biolcati, y CRA, hasta hace poco conducida por Mario Llambías, se bajaron del proyecto por desacuerdos a poco de arrancar, a principios del año pasado.
Sin embargo, Eduardo Buzzi, presidente de FAA, no emitió ayer opinión sobre los anuncios que hizo la presidenta. Y Carlos Garetto, de Coninagro, fue cauto: “Hubo temas en que hubo coincidencias, otros en los que hubo diferencias. Ojalá que se siga trabajando. Hay temas que todavía están con condicionantes de coyuntura y otros que necesitan reformas estructurales de la política agropecuaria”, le dijo a Tiempo Argentino.
Los técnicos de Coninagro destacaron la apertura del diálogo, la capacidad de pensar al área como estratégica y a largo plazo, y el enfoque federal de las discusiones con las universidades nacionales de todo el país. Pero criticaron el tipo de intervención del gobierno nacional en los mercados: “Como pasara en los últimos años, con una caída de 10 millones de cabezas de ganado en cinco años y la menor área de trigo sembrada en los últimos 110 años”, analizaron en un documento.
Juan Goya, flamante presidente de CRA, dijo que se trata de “una iniciativa que no hemos podido acompañar porque si no sinceramos la realidad, si no compartimos el diagnóstico, es imposible que podamos compartir sus conclusiones. Sinceremos la realidad como el primer paso para poder cambiarla. Por ejemplo, qué hacemos con la comercialización de los granos: ¿Seguiremos como estamos hoy?”, se preguntó. CRA insiste con la apertura total de las exportaciones y pide que el Estado no intervenga en el mercado granario.
Los movimientos campesinos también participaron, en muchas ocasiones, de las mesas de debate. Diego Montón, mendocino, referente del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), analizó ante este diario que, en términos generales, el PEA representa un avance, ya que el Estado empieza a planificar sobre el uso del suelo y el destino de la producción, destaca la soberanía alimentaria como uno de los objetivos de la producción y pone como sujeto relevante al campesino y al agricultor familiar. “Lo que sí nos parece complicado es que lo que se destaca es multiplicar la producción de granos, y eso nos parece contradictorio con los puntos del PEA que nos parecen destacables. Multiplicar los granos es más desalojo y más desforestación y más modelo agroexportador”, añadió Montón. El MNCI es tal vez la organización campesina de mayor despliegue territorial y de mayor independencia política.
Gabriel Rosso, veterinario cordobés, miembro de la Corriente Agraria Nacional y Popular (CANPO), por su parte, explicó que la propuesta de CANPO incorpora cosas del PEA pero que va más allá. “Pero el PEA alienta el agregado de valor en origen y la ciencia y la tecnología como línea estratégica. Y eso es muy bueno”, aclaró.
Fuente: Tiempo Argentino