En Argentina la deuda pública dejó de ser un problema
Según lo manifestó un grupo de economistas la deuda pública dejó de ser un problema para la Argentina, tomando en cuenta que su relación con el Producto Interno Bruto (PIB) no llega al 50 por ciento, y que cerca de la mitad está en manos de organismos estatales
Los problemas de la deuda pública en la Argentina se remontan a los inicios de la patria, cuando el primero de julio de 1824 el entonces presidente Bernardino Rivadavia contrató un préstamo de la inglesa Baring Brothers por un millón de libras, y que el país tardó un siglo en cancelar.
Tras décadas de altibajos en la economía, con épocas de bonanza y de vacas flacas según el contexto internacional, la deuda pública volvió a los primeros planos durante el ocaso de la dictadura militar, cuando el plan de Martínez de Hoz dejó como resultado un pasivo externo de 30 mil millones de dólares.
Esa pesada carga generó monitoreos y refinanciaciones constantes con el Fondo Monetario Internacional, y de poco sirvieron el Plan Brady de 1992 y el blindaje de 2000 para evitar lo inevitable: el default.
La cesación de pagos dejó a la Argentina fuera de los mercados internacionales, y el fin de la convertibilidad mejoró la paridad cambiaria y la recuperación económica, primero a través de las exportaciones y después por el aumento del consumo interno.
Pese a la reactivación, la deuda seguía siendo un tema irresuelto y en 2002 representaba el 166 por ciento del PIB. Las ofertas de canje permitieron reducirla al 74 por ciento en 2005 y al 48,1 por ciento del producto en la actualidad.
Otro dato significativo es que el propio Estado argentino comenzó a tener una mayor presencia como tenedor de títulos públicos, y en la actualidad posee casi el 50 por ciento del total a través de la ANSES, del Banco Central y del Banco Nación.
Si la relación deuda-PIB es del 48,1 por ciento (en varios países desarrollados supera el ciento por ciento) y el propio Estado tiene casi el 50 por ciento del total, ¿la deuda dejó de ser un problema para la Argentina?.
"Indudablemente que dejó de ser un problema", dijo a Télam el economista jefe del Banco Credicoop, Alfredo García, quien no obstante consideró que "hay que seguir con la política de desendeudamiento".
García dijo que "hay margen para seguir tomando deuda a largo plazo", pero aclaró que "el objetivo debe ser destinado a obras de infraestructura, porque si se invierte en generación de energía, por ejemplo, permita al país un crecimiento económico futuro".
Por su parte, el economista Aldo Ferrer dijo que la deuda pública argentina "está encuadrada, y puede ser financiada con recursos propios y no se necesita de financiamiento externo. Hay un claro cambio de época", destacó.
Ferrer señaló no obstante la importancia de captar el ahorro interno y evitar la fuga de capitales, "que tiene que ver con la crisis internacional, las tensiones políticas y la incertidumbre que viene del pasado".
Para el ex ministro de Economía, "no hay que tomar deuda afuera, hay que captar el ahorro interno".