Ven crítica la situación agropecuaria pampeana

El economista Jorge Ingaramo consideró que "por falta de políticas públicas acertadas, todos los negocios de la región pampeana entraron en crisis".

El especialista sostuvo que a ese escenario de falta de estímulos al abanico productivo rural se sumaron los problemas de clima que soportó el campo en 2009, situaciones que, en conjunto, "hicieron que prácticamente todos los negocios de la región pampeana entraran en crisis".

"Eso sucedió con la ganadería y el tambo, a lo que sumó la ’peor’ cosecha de trigo que logró el país en más de 100 años, y vamos a tener la peor campaña de girasol en muchísimo tiempo. Se salvaron la soja y el maíz porque se pudieron sembrar tarde y eran los únicos cultivos que soportaban tanto tiempo hasta el momento de la decisión de siembra", puntualizó en declaraciones a la prensa.

En su opinión, se fue abandonando la siembra de trigo y girasol, "y quedó maíz y soja, que tienen un paquete tecnológico que permite sembrar a mediados de noviembre en adelante", indicó.

El economista reconoció que "estamos con buena cosecha y buenos precios y hoy todo el mundo está preocupado por cómo movilizarla; por todos los problemas de logística, donde también intervienen amigos del gobierno para complicar las cosas", y vaticinó que si no operan cambios urgentes en el tema, "las complicaciones se van a intensificar".

Ingaramo detalló las razones por las cuales considera que el productor se terminó volcando masivamente a la soja: "Que se haya concentrado el interés del productor en la soja fue importante para la recaudación fiscal argentina, y tiene que ver mucho con el desaliento de las otras actividades. Como no comemos soja, no hay prácticamente consumo a nivel industrial, y no sufrió las políticas de ’la mesa de los argentinos’. Entonces carne, pan, leche y algunos otros insumos, fueron víctimas de las políticas de (Guillermo) Moreno", explicó.

Respecto del cultivo de girasol, Ingaramo sostuvo que está completamente discriminado en la política pública y consideró que "no puede tener casi el mismo nivel de retención que la soja que se ubica en 35 por ciento frente al 32" de esta oleaginosa.

Ingaramo precisó que el año pasado se pidió desde ASAGIR que hubiera una reconsideración en las retenciones, por lo menos que se acercaran a las que tributa el maíz (20 pct) que, dijo, "no era mucho pedir y en ese momento hubiera alentado una mayor siembra, evitando la caída de 2,2 a 1,2 millones de hectáreas cubiertas", refirió.

Finalmente, el economista cordobés desgranó los números del cultivo y cómo influyen las retenciones, al señalar que "este año la producción será de 2,1 millones de toneladas", así como que si el gravamen hubiera bajado 12 puntos, "serían 72 millones de dólares y esto le hubiera significado al productor unos 45 dólares de margen por hectárea y al gobierno no le hubiera representado nada comparado con el volumen que le implica la soja". "Pero parece que la parte fiscal estuvo complicada y el gobierno no dio el brazo a torcer, y ahí estamos todavía, con la retención en 32 por ciento para la materia prima y el 30 para los aceites", dijo para finalizar.