ECONOMÍA
El Gobierno manifestó la intención de demostrar la regulación del sistema financiero, ante la Cumbre del G-20
El ministro Amado Boudou dijo que la agenda incluye la regulación del sistema financiero mundial. Además, reconoció que se sigue trabajando para encontrar un esquema de pago para el Club de París.
Solidez fiscal y un sistema financiero saneado. Ésas son las dos cartas que mostrará el Gobierno ante el resto de los países que integran el Grupo de los 20. Será la lupa para enfocar la discusión sobre la llamada “guerra de monedas”, que desespera a los países desarrollados, y volver a plantear la discusión sobre la necesidad de controlar y regular los flujos internacionales de fondos. Todo eso irá de la mano de nuevas críticas al Fondo Monetario Internacional (FMI), que sólo tiene propuestas procíclicas para apagar el fuego de la crisis, y de gestiones para avanzar en la política de desendeudamiento, que tiene como norte la cancelación de la deuda con el Club de París.
La demostración del saneamiento financiero quedará expresada –eso piensan en el Gobierno– en el Reporte sobre Observancia de Estándares y Códigos (ROSC), que están elaborando los técnicos del Banco Central, junto a los especialistas de la Superintendencia de Seguros y la Comisión Nacional de Valores (CNV). Se trata de un dossier que presentarán todos los integrantes del foro de países, que volverán a reunirse los próximos 11 y 12 de noviembre en Seúl, para la cumbre de jefes de Estado. Pero la diferencia es que la Argentina utilizará ese trabajo como una “demostración de su disposición a abrir los datos de la economía, que son positivos”, indicó una fuente oficial a Buenos Aires Económico.
Esa muestra de “buena voluntad” suplirá, además, al Structural Adjustment Program (SAP), que es un informe similar pero un poco más amplio que el ROSC que realizan los integrantes del staff del Fondo Monetario Internacional. Pero eso no es todo, el SAP es parte del artículo IV y, como tal, incluye recomendaciones al país sobre qué hacer con su sistema financiero. Allí está la explicación de por qué ese informe “aún no se completó”, como se encargó de puntualizar una fuente que conoce los recovecos del Ministerio de Economía.
Agenda. Ese detalle sobre la política que decidió llevar el Gobierno, que algunas veces implica confrontaciones y en otras fintas sigilosas, fue expresado nuevamente ayer por el jefe del Palacio de Hacienda, Amado Boudou: “Las decisiones de la Argentina se toman en la Argentina; por suerte durante el Gobierno de Néstor Kirchner le pagamos al FMI o sea que chau FMI, tus recomendaciones no las queremos”.
Se trata de un discurso que incluye el reclamo que repetirá la delegación argentina en Seúl, que encabezará la presidenta Cristina Fernández e incluirá a Boudou, quien viajará el miércoles hacia allí para participar de las reuniones preparatorias. Los tres ejes que volverá a plantear la Argentina, en alianza con otros países emergentes, están vinculados con la regulación de flujos internacionales de fondos.
“Pensamos que no se ha avanzado lo suficiente en materia de regulación financiera internacional y tiene que ver con esto (en referencia a la guerra de monedas). No se ha avanzado lo suficiente con quitar a las calificadoras de riesgo como las principales asignadoras del crédito. Pensamos que hay que seguir trabajando para eliminar los paraísos fiscales y no se ha avanzado lo suficiente con esto”, insistió Boudou.
Aquí se incluye el reclamo para modificar la distribución de voz y voto en el FMI. “Tiene que haber 50 y 50 entre países desarrollados y países en desarrollo. Se va a avanzando en este camino como se avanzó en el Banco Mundial, que aún no se llegó pero se va avanzando. También con la capitalización”, agregó el ministro tras participar de un acto en el Museo de la Deuda externa.
Un símbolo de paz. La llamada “guerra de monedas” también estará presente en la discusión que atraviesa al G-20 porque los países más desarrollados insisten, particularmente sobre China, para que los países emergentes revalúen sus monedas frente al dólar y divisas europeas. Sobre ese punto también el Gobierno nacional hará escuchar su voz. “Tenemos la misma visión que tiene Brasil. No puede ser que la guerra de monedas sea un vehículo para que nuestros países sean quienes carguen con el mayor peso de la salida de la crisis, que ha sido generada en los mercados financieros de los países centrales”, afirmó Boudou, y sugirió: “Los países centrales deberían tener políticas expansivas en sus países que les permitan generar empleo. No les ha ido muy bien pero tienen que persistir en eso”.
La posición argentina será buscar consensos. “Siempre es mejor que haya acuerdos a que haya guerras. Se habla de ‘guerra de monedas’, nosotros preferimos que haya acuerdos”, anticipó el ministro.
(El Argentino)